La rendición de la reina

Capítulo 7

Lucrecia está acomodando unos documentos en la oficina del gobernador cuando un hombre entra, este sonríe.

—Buenos días. Soy Corvus Raven, del equipo de comunicación. Supongo que eres la nueva secretaria.

Lucrecia levanta la vista, sorprendida por su sonrisa, sabía quién era Corvus Raven, era un periodista experimentado, estaba tras su organización.

— Así es. Soy Lucrecia Valdemar. Es un placer conocerlo.

— El placer es mío. Estoy seguro de que te adaptarás rápidamente a este lugar. ¿Necesitas algo? Puedo ayudarte con los documentos si quieres —no lo conocía, solo leía las noticias que él redactaba, era un hombre guapo, rondaba por los cuarenta años, cabello negro, en sus cienes se veía unos hilos de plata, que lo hacían ver más atractivo, era del mismo alto que Alejandro, corpulento como él.

—No, gracias. De momento estoy bien.

El periodista se acerca un poco más a su escritorio, apoyándose en él.

— Dime, Lucrecia , ¿cómo te sientes en tu primer día? ¿Todo está yendo bien?

—Sí, todo está muy bien. El gobernador es muy amable y mis compañeros también —sonríe con un poco de burla, Alejandro no era amable, pero no iba a hablar mal de él, menos en su terreno —Y hoy es mi segundo dia de trabajo.

Ella nota la intensidad de la mirada del periodista y se siente un poco incómoda.

—Me alegra escucharlo. Y tú, ¿eres de aquí?—Ella sonríe tímidamente.

— No, soy de Oldhaven. Vine hace poco.

— ¿Y qué te trae por aquí?

Ella duda un momento antes de responder.

— Buscando nuevas oportunidades. —El periodista asiente con la cabeza, sin dejar de mirarla.

— Pues creo que has encontrado un buen lugar. Si necesitas algo, no dudes en pedirme.

—Gracias Señor Raven —él niega.

—Llamame Corvus, no será la unica vez que nos veremos.

Ella sonrie incomoda y vuelve a concentrarse en su trabajo, sintiendo la mirada del periodista sobre ella.

*****

—Estos días he ido al parque y no he vuelto a ver a mi ángel de la guarda —Emilia le comenta a su papá, iban sentados en el asiento de atrás del elegante auto de su padre, Alejandro estaba leyendo unos documentos, pero los hizo a un lado al escuchar a su hija.

—Estoy seguro que siempre esta contigo, solo que no siempre se deja ver.

Ella se queda un poco pensativa.

—¿Cuándo vuelve mamá? —la mandíbula de Alejandro se vuelve tensa ante la preguntaba de su hija, Elena ni siquiera llamaba para preguntar por su hija, no solo lo había dejado a él, sino también a su hija.

—Está haciendo un viaje largo, cuando termine, volverá.

La niña baja la mirada a sus manitos.

—¿Porqué mamá no me quiere?

Él rápidamente levanta de la barbilla el rostro de su hija, sus ojos oscuros brillaban por las lágrimas, al inicio creyó que el rechazo de Elena hacia su hija era por los efectos del post parto como señaló el doctor, pero pasaron cinco años y jamás tuvo un acercamiento hacia su hija, le molestaba que la niña riera, que se le acercara y la abrazara.

—Claro que te ama, solo que algunos adultos, no sabemos expresar nuestros sentimientos.

Una lágrima rodó por la mejilla de la niña, Alejandro la limpio con cuidado.

—Te amo mucho —besó su mejilla, en el rostro de la niña se dibujo una enorme sonrisa.

—También te amo, papá —el auto se detuvo frente al colegio de la niña, el chófer le abrió la puerta y la ayudo a bajar, Alejandro toma las cosas de su hija, la toma de la mano, caminan hacia la entrada, la maestra sonrió al verlo, sus mejillas se tornaron rosa al verlo, él era impresionante, guapo, caballeroso, suspira al darse cuenta que él le sonreía, pero no la veía como ella quisiera.

******

Alejandro entra a su oficina y encuentra a Lucrecia y a Corvus conversando animadamente.Se dirige a ellos con un tono ligeramente ácido.

— Parece que se están llevando muy bien.

Lucrecia y el periodista se sorprenden y se interrumpen.

— Señor gobernador, no es lo que parece. Solo estábamos... —ella muestra su rostro inocente.

Corvus responde sonriendo

—...hablando de la nueva campaña de publicidad.

El gobernador se acerca a su escritorio y se sienta, cruzando los brazos.

—Ya veo. Una campaña de publicidad muy interesante. ¿Y qué más han hablado?

Lucrecia se siente incómoda. El periodista nota la tensión y cambia de tema.

—Lucrecia, ¿has pensado en qué tipo de eventos te gustaría cubrir? —Pregunta Corvus.

— Aún no lo he decidido del todo.

Alejandro los interrupe

—Lucrecia, creo que deberías centrarte en tus tareas como secretaria. Las campañas de publicidad son mi responsabilidad.

Ella asiente con la cabeza, sintiéndose cada vez más incómoda.

—Entiendo, señor gobernador. Pero creo que la opinión de Lucrecia es muy valiosa en este proyecto.

Alejandro lo mira fijamente.

—Estoy seguro de que sí. Pero por ahora, Lucrecia tiene otras prioridades.

Corvus se despide y sale de la oficina. Lucrecia se queda sola con el gobernador, sintiendo la tensión en el ambiente.

—Supongo ya terminó el informe, ya que estaba perdiendo el tiempo con Corvus.

Ella deja los documentos que estaba acomodando y sale de la oficina a buscar el informe, esperaba que él estuviera conforme con este informe que paso trabajando por la noche en su casa.




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