Lucrecia toma el documento, suspira profundamente, se dirige hacia la oficina del Gobernador, Corvus estaba ahí, así que suavemente se dirige al escritorio y desliza el documento, ambos hombres estaban discutiendo acerca de una campaña.
Alejandro toma el documento, mientras Corvus esta dando su punto de vista, Lucrecia iba de salida.
—¡Alto! —ella se detiene ante su orden, Corvus dejó de hablar, ella se gira para verlos, pero sin apartarse de la puerta —Esto es inaceptable, Lucrecia. ¿Cómo esperas que apruebe un proyecto con un informe tan deficiente? —Mirando el informe.
Lucrecia se queda sin hablar, jamás a sido cuestionada, es la líder de la banda más temida de Ravenport, pero este hombre la trataba de ineficiente, suspira profundamente, ella quería el control de la construcción del nuevo puerto.
—He hecho todo lo que he podido, he revisado los números, no se de que se queja —estaba furiosa.
Corvus se da cuenta que Alejandro esta a punto de despedir a Lucrecia, un nervio saltaba en su mandíbula, así que intervino, la joven le había caído bien.
— Con permiso, señor gobernador. Quizás pueda ayudar a Lucrecia con el informe. Tengo cierta experiencia en redacción y análisis de datos.
Alejandro mira al periodista con desconfianza
— ¿Y tú qué sabes de proyectos de infraestructura?
—No soy ingeniero, pero entiendo los conceptos básicos y puedo ayudar a estructurar el informe de manera más clara y concisa.
Lucrecia suspira, debía aprovechar la oportunidad de estar cerca de Corvus, el enemigo debía tenerlo cerca.
— ¡Gracias, Señor Raven! Eso sería de gran ayuda.
Alejandro frunce el ceño, él no confiaba en nadie.
— No sé qué juego estás tramando, pero no voy a permitir que nadie interfiera en mis asuntos.
—No se trata de interferir, señor gobernador. Solo quiero ayudar a que el proyecto tenga éxito —declara Corvus con una sonrisa.
— Señor, creo que el Señor Raven, puede aportar una perspectiva diferente al proyecto. Y estoy segura de que juntos podemos hacer un excelente trabajo.
Alejandro pensando por un momento.
—Está bien. Pero si el informe final no cumple con mis expectativas, ambos responderán.
—¡Gracias, señor! —fuerza una sonrisa, estaba furiosa, pero no iba a demostrarlo.
—Podemos empezar a trabajar en esto tan pronto como termine esta reunión.
—De acuerdo Señor Raven.
******
El bullicio en el enorme lugar subía de tonos, entre risas, chistes, burlas, pero quedan en silencio cuando en el segundo piso, apoyado en la baranda aparece Viktor Draven, su mirada oscura recorre todo el lugar, la voz de su líder inunda el lugar, todos se miran.
—Familia Drakos —la voz era fuerte —Por unos días no haremos ningún movimiento, he descubierto que la policía tiene sospechas de algunos de los miembros de esta familia —Lucrecia los estaba observando detrás del vidrio oscuro, la reunión con Corvus fue de mucha ayuda, él le habló de la banda de la Reina de Drakos, de unos miembros y de las trampas que estaban tendiendo, Corvus no era de andar contando nada, pero Lucrecia lo hechizaba la mezcla de inocencia y de mujer lo dejaban sin aliento —Han puesto trampas para que caigamos, el miembro que desobedezca esta instrucción quedará sólo y desprotegido en la cárcel.
Se escucha un murmullo, pero un movimiento de la mano de Viktor los hizo callar.
—Pueden retirarse, sabré la ubicación de cada uno de ustedes... no lo olviden.
Cuando quedaron solos, Viktor entra a la oficina de Lucrecia, la joven vestia totalmente de negro, nadie se imagina al ver ese rostro precioso, con sus enormes ojos que es la criminal más buscada del país.
—¿Qué le has dado a cambio al periodista? —pregunta agresivo Viktor, sentía celos, de cualquier hombre joven y atractivo que estuviera cerca de Lucrecia.
—¿Te importa? —saca un cigarrillo, lo enciende y da una calada, el hombre la observa con fiereza.
—He esperado por años, que me digas que si.
Ella levanta la mirada, se pone de pie y camina hacia él, odiaba la posesividad de Viktor, ella no le pertenecía a nadie.
—Jamás te he dicho que me esperes —se acerca a él, levanta su rostro y entreabre los labios, él sin pensarlo, inclina su cabeza y devora sus labios, sus manos se posicionan en sus nalgas, la aprieta hacia él, para que sienta la dureza de su virilidad en su vientre, ella pone una mano en su pecho y lo empuja —No pierdas el tiempo conmigo... morí esa noche —le echa el humo de su cigarrillo en el rostro, camina hacia su escritorio y toma su bolso.
—¡No puedo creer que no sientas deseo! —ella sonríe sobre su hombro.
—Nunca me ha gustado un hombre que cualquier mujer lo pueda tener en su cama.
—Ha sido solo sexo.
—Puedes seguir teniendo solo sexo con las mujeres que conoces en los bares, buenas noches Viktor.
El hombre vuelve sus manos un puño, iba a conquistarla le costará lo que le costará.
*****
Alejandro toma un trago de su whisky, estaba sentado en su terraza, esta estaba cubierta por un techo de vidrio, podía ver las estrellas, pero realmente no las estaba viendo, sus pensamientos eran tormentosos, al parecer Elena tenía un amante, presiona su mandíbula, la conocio en la escuela, eran adolescentes; ella lo persiguió por años, hasta que al fin él cedió, ella fue su primera vez de novia, en la cama, en el matrimonio, pensaba que así sería toda su vida... pero ella no pensaba lo mismo que él, sentía rabia, celos de imaginar que otro hombre, acariciara el cuerpo de su mujer, él fue quién acarició por primera vez a Elena, quién la hizo vibrar una y otra vez de placer en la cama... cerró los ojos con furia, todo lo que habían compartido ella lo había tirado a la basura, apuro el trago, no supo cuanto bebió, necesitaba olvidar.
****
—Necesitas una amante —su mejor amigo le sonríe —Elena no es la única mujer que existe en el mundo, debes sacarla de tu sistema, te apuesto que ya no la amas, simplemente es la mujer con la que tenias sexo.