La reserva del amor

Los sueños

Capitulo 2 
La tarde que leí en el diario de que estaba comprometida con su jefe espere que ella  
regresara de casa de sus padres, eran las siete de la tarde cuando sentí la cerradura del  
departamento que alquilábamos. Entro lentamente, con pasos muy cortos. Como  
sabiendo que pasaría. Ella de seguro esperaba que me le abalanzara velozmente, gritando  
y nervioso. Pero en las horas que había digerido la noticia me había podido tranquilizar.  
En realidad yo jamás me enfervorizaba o gritaba. Pero habría sido entendible que  
enloquezca por ello. 
Pero estoy seguro que Camila esperaba mis reproches de una forma errática y  
desproporcionada. No fue así. No grite, no me abalance sobre ella. Ni siquiera la mire de  
mala forma. Mis ojos no demostraban odio, porque no lo sentía. No había en ellos temor  
porque no se había apoderado de mí aun aquella sensación. Prefería dejar que ella  
hablara, aclarara el mal entendido.

Estaba seguro que era solo una noticia inventada por la prensa. Que los de chimentos  
estaban sin trabajo, pero ella no lucia como enojada por el falso rumor. Más bien lucia  
paciente, temblorosa, como esperando mi reacción. Cuando la vi por fin a los ojos  
comprendí todo. Ella había comenzado a llorar. Levemente pero lloraba. Como tratando 
de contenerse. 
Ella fue la primera en hablar. Solo repetía la palabra “Perdóname” una y otra vez en voz 
baja. Yo la miraba desconcertado. Mis ideas, mis deseos y temores de esa tarde eran 
ciertos. O al menos así los hacía parecer ella con esa actitud. 
Cuando por fin dije algo. Solo atine a pronunciar una cosa. “Jamás pensé que tú fueras 
capaz”. Tal vez mis esperanzas aún estaban en que ella diarias que estabas arrepentida y  
que solo me amabas a mí. Pero jamás dijo eso. Solo la oí decir nuevamente “lo siento”. 
No entendía nada. Me sentía traicionado, herido en lo más profundo. 
Esa tarde algo dentro de mí había muerto, y Camilla me acababa de matar. No con 
traición, no con las disculpas inútiles, no por dejarme sin ella, ni tampoco por olvidar sus  
promesas. Me había matado lisa y llanamente porque me había dejado de amar. 
Podía entender o tratar de comprender su traición, aunque no justificarla. Podía  
inventarme mil motivos de errores míos que la llevan eso. Pero no podía entender, ni  
tampoco quería, como era posible que ella me digiera en ese mismo instante mientras  
aun lloraba que ya no me amaba. Y cuando creí que ya nada podía empeorar oí de sus 
labios, de sus magníficos labios algo que recordare el resto de mi vida. Ella dijo que tal vez  
había sido un error tratar de estar juntos y huir.  
Entonces pensé que esos últimos ocho años de mi vida solo habían sido una pequeña 
primavera, que se había acabado y que el invierno de pronto había arrasado con todo. 
Mis sueños, mis más anhelados sueños se habían desecho en un segundo al oírla pedirme  
perdón. Ya no podía detenerla, no quería tampoco. No comprendía porque un día era feliz  
a mi lado y al siguiente me abandonaba fríamente. 
No quería leer más ni diarios, ni revistas sociales. Me aterraba despertar una mañana con  
la terrible noticia de que ella se había casado. Ella mi prometida. O más bien hasta el día  
anterior había sido mi prometida. Porque ahora era la prometida de otro hombre. 
Entonces llego una carta de Camila. Mis manos templaban. Pero decidi leerla.

“Carlo sé que debes estar odiándome y tienes toda la razón del mundo para hacerlo. Cuando  
aquella noche conoci a Jorge, creo que ya sabes que se llama Jorge, esa noche no imagine que el se  
fijaría en mi. Si soy conciente de que soy bella pero no pensaba que el un hombre de dinero y con  
su personalidad me amara. Se que es duro de saber Carlo pero el me ama. No se como explicarlo,  
el es tan diferente a vos. Tiene otra mentalidad. Su idea esta fija en sus negocios y nada mas.  
Quizás yo vine a cambiar todo aquello y a lograr que viva… 
Decidi parar de leer, sentía que no tenia caso tratar de entenderla. Simplemente ya me  
había dejado… pero tuve la curiosidad de saber mas. 
Al leer esto se que me odiaras pero debo decirte que estoy bien. El me trata como una reina. Me  
conciente y me ama. No voy a negar que te extraño pero mi lugar esta junto a Jorge.  
Envidiaba como nunca antes a Jorge Soler. Odiaba leer que era rico, exitoso, un 
empresario modelo. Un hombre de labor humanitaria. Parecía el hombre perfecto. 
Comenzaba a comprender tal vez que la había perdido por alguien mejor que yo. Pero no  
podía aceptarlo. Debía saber más de él. Tenía al menos derecho a una explicación de  
Camila. La merecía. Al menos eso. 
Tres meses después la prensa anunciaba el compromiso de Jorge Soler y Camila Sáenz. Me  
quería morir. Ver esas fotos de felicidad de ambos. Sus sonrisas, su elegancia, las 
declaraciones de amor. Todo eso me daba nauseas. En su mano derecha había un  
diamante exuberante. Ya no llevaba mi anillo de compromiso. Ni tenía porque llevarlo en  
realidad. Yo había estado esperando que me lo devolviese pero nunca lo había hecho. 
Las revistas seguían cubriendo el compromiso. Publicaban cada semana algo nuevo, que 
Camila estaba eligiendo vestido, que era feliz, que se amaban mucho, y para siempre.  
Hasta ahí me esperaba eso. 
Pero algo que no esperaba era una primicia de embarazo. Y un adelantamiento de la boda.  
Al menos me tranquilizo saber que ambos lo desmentían. Porque no sabía si era capaz de  
soportar verla embarazada de otro hombre. Pero en ese momento ella estaba con Jorge,  
feliz, radiante, impecable. 
Me llego otra carta de Camila entonces la abri.  
Se que que estaras preguntándote si esto es real. Las cosas se presipitaron un poco. Debes estar  
diciendo como puede ser que en ocho años no me casara contigo y con Jorge en cinco meses lo  
haga. No se que responder en este momento. Si se pero te dolería aun mas la respuesta. Solo  
quiero que sepas que no estoy embarazada. Se que te dolería mucho que eso pasara. Aunque  
jamas quisiste un hijo. Jorge de veras desea ser padre nunca deseo tanto algo pero no creo que yo  
este preparada para tener un hijo. No a los 27 años. Además Jorge solo tiene 39 años, lo se tres  
mas que vos pero es joven como vos. Y tiene claro que los hijos llegaran después.




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