Capitulo 4
Comencé nuevamente a investigar. Y para mi asombro hablando con vecinos de los campos de
Jorge me entere de algo, algo que cambio todo.
Él ese hombre tan recto, honesto, buen hombre no era tal. Todo era una máscara, una infamia. Él
era un hombre detestable, todos los vecinos coincidían en que utilizaba sus campos para la caza,
para la cría ilegal de animales, estaba en el negocio de los caballos robados, evadía impuestos.
Pero nadie se animaba a denunciar, el ponía dinero para callar. Pagaba a la prensa para que le
hiciera la cubierta. Pagaba a la policía por protección. Me dolía pensar que le estuviera pagando a
Camila, pero eso no podía ser.
Ella no era interesada. Pero luego en un sitio de internet descubrí a verdad.
Una ONG lo denunciaba por querer convertir un lugar que iba a ser una reserva en una fábrica,
una represa inmensa, arruinando todo lo que las ONG habían luchado por salvar aquel lugar.
Camila conocía a algunas personas de la organización cuando habíamos vivido fuera tuvo
pacientes que como parte del tratamiento participaban ayudando a sectores con buenas
intenciones. Era parte de su mejora.
Entendía de pronto que era lo que sucedía. Deducía que ella se sentía mal por lo que harían con
ese lugar que debía ser una reserva, y no arrasado y destruido. Camila se sentiría mal por ello. Y de
seguro quería lograr salvar ese sitio. Con la información que tenia de ese hombre era seguro que
por más de una denuncia de un escrache el no daría a tras su decisión. Tal vez Camila buscaba
lograr eso sola, por ella, enamorándolo. Pero primero debía saber si estaba en lo cierto.
Le escribí y espere su contestación. No llegaba, yo seguía esperando
Un día, un mes después ella toco mi puerta. Le abrí y al verla mis ojos saltaron. Ella lloraba, me
abrazo y no quería apartarse. La bese dulcemente, la atraje hacia mí y la recosté en el sillón. Ella se
quito el abrigo, el suéter y la camisa. Yo la mire y no podía seguir besándola.
Me miro y me dijo que me amaba. Le dije que no se olvidara del rastreador que tenía en la
muñeca. Se lo quito y me siguió besando. Estábamos allí sentados besándonos. Como si no
hubiéramos estado lejos nunca.
Ella me conto todo, me pidió disculpas por todo. Me dijo que me amaba, que todo acabaría
pronto. Me tranquilizo. Quede luego de esa visita muy tranquilo. Cuando se fue me quede solo,
muy triste, estaba enojado, no con ella. Estaba enojado con Jorge. Estaba celoso, tenia rabia de él.
Yo la había tenido unos minutos, él tenía a Camila a toda hora.
Era suya, por ahora.
Por sus cartas pude saber que sus planes fueran lo que fuesen le salían bien porque los trabajos en
la hacienda estaban comenzando, Camila le exigió a Jorge ver como marchaban. Él a escuchar que
su prometida pedía convertir ese sitio en un paraíso, se horrorizo. No por miedo, sino porque
quería complacerla. Así que detuvo los trabajos por unos días, para pensar que iba hacer. Quería a
Camila, la amaba y la complacería siempre.
Jorge tenía en mente adelantar la boda, Camila se horrorizo enserio con esa idea, no quería que
llegara el día. Que estaba segura no llegaría. Y no llegó.
Y la vi entrar a casa, con su juego de llaves. Ahí estaba me sonreía. Me dijo que unos días antes de
la fecha acordada para la boda, se marcho, primero le pidió un tiempo para acomodar sus ideas.
Que se dejaran de ver, luego no le atendió mas el teléfono ni lo fue a ver. Yo creí que todo había
acabado. Pero el terreno aun era de de Jorge y el podría hacer con él lo que quisiera. A Camila le
asustaba eso.
Ella me conto que no conocía bien a Jorge aun. Habían hablado de eso muchas veces pero Jorge
deseaba que se casaran muy pronto. Entonces la vi marcharse nuevamente. Ella volvió con el.
Jorge creyó entonces que se casarían, pero ella le dejo claro que no quería. Que era pronto y
debían conocerse mejor antes de hacer su vida juntos.
Yo temí que no regresara. Creí haberla perdido, pensé que ya no volvería a verla y que no
regresaría nunca de ese viaje a Europa que Jorge había planeado para ellos dos un crucero de 15
días por las más hermosas ciudades de Europa. Algo que con Camila siempre habían soñado hacer.
Y ahora ella lo hacía con otro.
Camila sintió que se moría sin tenerme cerca, pero con el correr de los días lejos, sola, se le paso
esa ansiedad. Comenzó a disfrutar estar al lado de ese hombre. Le daba todo lo que ella deseara,
la tenía como una reina y no solo en lo material, también afectivamente, la amaba y la
acompañaba en todo momento, estaba pendiente de sus deseos, sueños, de hacer feliz a mi
Camila. Por un momento pese que no regresaría, que se había olvidado de mí.
Las obras seguían paradas, el plan daba resultado. ¿Pero que me podía importar una reserva
natural ahora que no estaba con mi amada?
Regresaron de su viaje. Ella estaba esplendida, más bella aun. Y más delgada inclusive.
La intente ver pero no me recibió. Decía que no quería levantar sospechar ni darle opción a estar
celoso a Jorge. Pero en realidad no me quería ver.