Capitulo 6
La boda se llevo a cabo, no quise ver algo que me dolería. Vi en las revistas toda la cubertura.
Parecían felices. Se me destrozo el corazón. Soñé toda la noche con ellos. En ellos besándose y en
su noche de bodas. La soñé en los brazos de otro. Llore de solo imaginarla feliz gozando junto a él.
Me sentí traicionado. La amaba pero la odiaba. Me había abandonado y ahora era él.
La chacra se había vestido de fiesta. Hubo flores por todos lados. Las luces eran preciosas. La
noche se cubria con una hermosa luna que era testigo de la belleza de Camila. Ella sonreía tan feliz
tan emocionada. Seguro esa era la boda que siempre había soñado ella.
La ceremonia solo fue para la familia. Unas pocas personas. Era imposible que un extraño
ingresara… estaba perdido. No podría entrar ni impedir esa boda. Aunque me doliera el corazón…
Al día siguiente la vi en mi departamento. Me miro y me beso. La sentí mía, solo mía. No era de
ese hombre. Era solo mía. Lo comprobaba con sus besos sus caricias, sus palabras de amor. Me
parecía que ella la noche anterior fue de otro y ahora estaba allí conmigo. Pero me explico que no
se entrego a él. No lo amaba y jamás lo haría sin amor.
Le creí. Le creí de iluso. Si se entregaba a él. Lo supe después. Cuando por casualidad leí un
mensaje de texto en el que él le decía que extrañaba estar entre sus brazos. Me sentí morir. Ella
me mentía me decía que solo me amaba a mí. Y se entregaba a ese hombre.
Me lo negó, dijo que solo compartían el cuarto, nada más. No le creí. Sabía que ella sentía algo
por él.
Al día siguiente desperté pensando en ella. La odiaba, solo de imaginar que ella estuviera
despertando junto a Jorge. Y tenia porque enfadarme ella si sentía algo por ese hombre aunque no
me quisiera confesar. La puerta sonó. Era ella.
-Te extraño. No puedo soportar no verte.
-Entonces divórciate.
-Lo haría. Pero aun no tengo los papeles de la donación del predio.
-Solo eso te interesa.
-No me interesas vos. ¿Pero qué quieres que haga?
-Que dejes todo y regreses. Te amo y también te extraño.
-Volveré cuando sepa que ese predio tuvo el destino que merece. No antes.
-Me volverás loco. No sabes el daño que me haces. El solo pensar que te acuestas con él me mata
de celos.
-Yo nunca dije que me acostare con él.
-No necesitas mentirme. Sé que no habrías conseguido que él te crea, ni que cediera a tus
caprichos sin acostarte con él.
-¿Y si lo hice qué?
-Te voy a odiar. No regreses más por mi casa. No vuelvas maldita sea. Te desprecio.
-Pues no tienes porque, yo no me acosté aun con él.
-Usas ese “aun” como si te doliera el que no haya sucediendo. Pero que estoy diciendo no te creo.
Si lo haces. Solo me mientes.
-Te juro que jamás fui su mujer. Nunca lo seré.
-Júralo por tu vida.
-Lo juro por mi vida.
-Te creo. Te amo Camila. Te amo.
Y en ese instante la bese. La tome entre mis brazos. Porque ella era mía, solo mía y nunca
permitiría que fuera de Jorge. O al menos lo intentaría.
Al mediodía se fue. Me dejo nuevamente. Volvió con su esposo, con ese hombre detestable del
que ni ella sabia toda la verdad. Pero que la tenia retenida, no solo por la reserva sino porque era
su esposo legal.
Y aun peor ante los ojos de Dios, el seria su esposo siempre. Y yo solo me debería conformar con
unas horas de ella, con un rato furtivo y con unas cuantas palabras que conformaran mi espera,
me hicieran creer en ella y me dieran vida nuevamente.
Mientras tanto debería esperar a que Jorge donara el predio y se realizara la reserva. Entonces y
solo entonces la tendría para mí, solo para mí. Nada había cambiado. Ella aun no lograba lo que
quería pero al menos me demostraba lo mucho que me amaba. Yo solo pensaba en ella. La
esperaba cada tarde ansioso. Una noche me confesó que lo dejaría. Y huiríamos juntos. Yo no
quería escapar, quería que enfrentar a sus decisiones. Que se divorciara y luego nos casáramos.
Pero ella no quería enfrentarse a ello. Simplemente planeaba abandonar a Jorge. Dos meses
después abrí la puerta y ella lloraba, me decía que ese hombre la había intentado forzar y que ella
lo odiaba. Le creí otra vez. Ella decía que esperaba un hijo mío.
Pero mentía. Ni la habían obligado ni ella lo odiaba y menos se había ido del lado de él. Regresaría.
Lo haría yo sabía que sí. Por miedo. Se quedo en mi casa. Ni Jorge ni nadie podrían arrebatarme a
mi mujer.
Ella le dijo que solo lo había usado para conseguir que el done el predio al Estado. Pero como no lo
había conseguido lo había abandonado. El no le creyó. Era igual de iluso que yo. Ambos creíamos
ciegamente en Camila. Y ambos la amábamos más que a nosotros mismos. Al ver que ese hombre
tan pedante, tan orgulloso, frio, decía que no le importaba que el bebe no fuera suyo, que igual lo
criaría sentí que él estaba realmente enamorado. Idiotizado con ella. Y para demostrarle su amor
dono el predio. Vendió todas sus empresas. Comenzó a hacer caridad y apoyo causas nobles.
Camila no creía en las noticias sobre él. Le parecía un sueño. Ese hombre había cambiado gracias a
ella. Y me molestaba que hiciera todo eso para complacerla. Sentía celos de él. Sentía miedo de
que ella me dejara y pensara que él la merecía más que yo.
Yo no veía la hora de que el divorcio saliese y se terminara esto y que ella fuera libre. Y Jorge se
resignara de seguir buscando a mi mujer. Yo no entendía como podía seguir arrastrándose tras
ella, sabiendo que no lo amaba, ni nunca lo haría.