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•Nina & Lola•
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Allie.
—¿Entonces ya sabes lo que tenemos que hacer?—Pregunto a Chloé.
Asiente.—Hagámoslo. —Dijo sacudiendo su melena ahora negra con mucha precaución para no dejar caer las gafas que descansaban en el puente de su nariz.
Continuo inspeccionando mi aspecto en el espejo de la pared de mi habitación, decidí llevar el color cobrizo en mi cabello y un flequillo reposando justo en mi frente, y unos pupilentes verdes.
—Dioses, Al, sin esta peluca fácilmente puedo parecer a la señorita Grundy de Riverdale—Ríe.
—Nunca pensé que Grundy y Susan Test, estarían juntas—Añado riendo.
—De hecho, pareces más una Emma Stone en Cruella.
—Bien C, no hay tiempo para esto.
Luego de un asentimiento salimos por la ventana y en mi automovil viajamos al lugar donde encontraríamos respuestas. Un viejo bar de mala muerte donde frecuentaban los cazadores. Mi apariencia y la de Chloé fácilmente podría relacionarse con algunas "cariñosas" cosa que por el contrario nos beneficiaría. El lugar estaba plagado de motociclistas casi parecia la zona mas oscura de Mysteriwood. La buena música inundo nuestros timpanos y no pude evitar tatareae alguna frase. Tomamos asiento en una de esas mesas. Disimuladamente me dirijo a la barra y pido sidra de manzana.
La mejor opción para este momento.
—¿Qué haremos?
—Si te soy sincera C, no tengo mucha idea. Pero lo que si se es que sacaremos provecho de como nos vemos. Mi querida amiga Lola.
Chloé sonríe y asiente.
Al poco tiempo una camarera se acerca a nuestra mesa con dos cervezas. —De parte de aquel hombre.
Señala a un tipo robusto, blanco, barbudo, cuyo aspecto es un poco descuidado. Le dirijo una sonrisa coqueta y tomo de la cerveza.
La marca en su hombro me indica que es un cazador.
Chloé lee mis ojos y su próximo movimiento es ponerse de pies y comenzar a menear sus caderas, esas que siempre han atrapado la atención de los hombres.
Chloé siempre ha sido muy bonita y preocupada por su aspecto a diferencia de mi.
El tipo mantiene su mirada fija en mi aun sin perderse ningún movimiento de Chloé, lo observo fijamente y finjo derramar un poco de cerveza en mi busto. La corta polera de botones color blanca, se oscurece un poco y con un dedo limpio donde se asoman mis pechos, luego el mismo dedo lo introduzco en mi boca, sin dejar de mirarlo. Se remueve en su asiento un poco inquieto y me pongo de pie revelando el piercing en mi ombligo y lo ajustado que se ve mi trasero con los pequeños short negros que me puse. Chloé sigue manteniéndose divertida y a medida que sus movimientos avanzan su vestido se vuelve mucho mas corto. Logramos obtener la atención de mas de un tipo, pero el objetivo principal era el mismo que ahora se acerca a nuestra mesa. Como toque final Chloé se acerca a mi y me planta un beso cargado de obscenidad. Los chiflidos en todo el lugar aturden mis tímpanos, pero me reincorporo cuando el hombre se posa frente a mi. Trae consigo una ronda de cervezas y se sienta dando palmadas en sus piernas, me siento sobre el y Chloé sonríe desde su lugar. Este hace una seña e invita a uno de sus amigos un poco menos intimidante que el y el hombre se sienta junto a Chloé.
—Tienes unos hermosos ojos azules...—Susurra en mi oreja—, como quisiera verlos mientras me chupas la polla.
Mordisquea mi oreja y no puedo sentir mas que asco, pero mantengo la postura. Me siento a su lado y le sonrió coqueta. —¿y que quisieras hacer con estos?
Su mirada baja a mis pechos y noto el deseo vivo en los mismo. Disimulo muy bien las nauseas y tomo la cerveza para tomar de ella.
El otro hombre da un par de palmadas en el muslo de Chloé y suspira.
—Conozco un lugar aquí atrás donde podemos estar solos...
—Aguarda, ni siquiera nos han dicho sus nombres.—Dice Chloé
—Tienen razón—Habla el barbudo—, quiero que sepas el nombre que no podras dejar de gemir.
Asco.
Repulsión.
Meneo mis pestañas y le sonrió. —Soy Nina.
—¿Me estas jodiendo? Eso no tiene pinta de ser nombre real.
—Porque es el diminutivo de mi nombre real. Ella es Lola, mi consentida...—Respondo lanzándole miradas lascivas a Chloé muy bien fingidas mas no a la perfección.
El barbudo se rie dando palmadas en su pierna y asiente satisfecho.
—El es Carl, y yo soy Lio—Esta vez quien habla es el otro.
—¿Nos vamos o qué?
Su mirada esta fija en mi, me mira con deseo y desespero.
—A donde tú quieras—Lo apunto con el dedo y ríe asquerosamente.
Pide cuatro cervezas en la barra, nos vamos con ellos tambaleándose un poco. Seguimos la calle recto y a la espalda se encontraba un motel, de esos en los que puedes cometer un asesinato y fugarte sin problemas.
—¿Dos habitaciones?—Habla el anciano que a mi parecer pinta a ser un poco ciego y mi primera inspección al lugar revela que no hay ninguna cámara.
—De hecho, mejor una. Con una cama muy grande—El señor asiente y giro mi mirada a Chloé.
—¿Alguna vez han jugado al espejo?—Les pregunta y parecen no comprender—, todo lo que haga una pareja debe repetirlo la otra e incluso pueden intercambiar al otro. Sera muy divertido.
Chloé muerde su labio y acaricia el miembro del barbudo por encima de sus pantalones, este suspira y asiente. —Será muy interesante.
Pagan la habitación y por suerte es en un piso alejado. Suben torpemente las escaleras rodeándonos con sus brazos por encima de los hombros. Chloé abre la habitación y un torpe televisor nos da la bienvenida, Una antigua radio y una gran cama aunque deplorable. Al instante en que cierro la puerta se abalanzan sobre Chloé. Esta en un intento de escaparse enciende la radio y busca un canal de buena musica.
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Editado: 14.11.2024