La Resurrección

EL COMIENZO DE TODO

Si estás leyendo esto significa que estas vivo, vaya suerte que tienes… hasta el día de hoy me pregunto si estoy viva o muerta pero no consigo respuesta alguna, eso es lo malo de ser hija del mismísimo dios de la muerte y no le deseo a nadie un destino como el mío. 


Hace 200 años creo haber muerto durante una batalla, yo era una princesa en aquel entonces... Codiciada por cada hombre de mi reino, no tenía ni un padre ni una madre pero, supuestamente poseía el regalo de la belleza según varios súbitos pero, para mí solo fue la mayor desgracia que me pudo haber dado la vida pues, mientras llegaba el primer día de invierno consigo traía mi mayoría de edad y por lo tanto también un futuro compromiso, sin embargo, apenas amanecía, en el gran salón de mi palacio muchos hombres empezaron a luchar por mi mano “¡El último en quedar de pie tendrá a la princesa!” decían, como si yo fuera un simple objeto que se da sin más.  


Como la princesa suponía que mi deber era detener aquella batalla insignificante y darme a respetar, me pare en la mitad pero antes de que pudiese decir palabra alguna, caí en el piso creando un gran charco de… sangre, en ese momento alcance a darme cuenta de que una flecha había atravesado mi pecho. 


Ahí me encontraba yo tirada en aquel helado piso, teniendo la muerte más dolorosa mientras sentía como todo mi cuerpo se iba durmiendo poco a poco hasta que finalmente mis ojos decidieron cerrarse. 

Hasta ahora desconozco quien fue mi asesino pero cada día, cada noche, lo maldigo sin cesar.   


Después de eso, parecía como si mi alma era arrancada de mi cuerpo y se dirigía a la oscuridad eterna o eso creía hasta que pude visualizar una luz, si, fui hacia ella.  
 

Pase por ese maravilloso esplendor y me encontré de repente en un ¿palacio? No podía creerlo, ¿acaso estaba viva o muerta?; camine por el lugar hasta que llegue a una sala y en ella observe a un hombre parado mirando una pintura de ¡¿mi madre?! Quede totalmente paralizada, se me ocurrió retroceder pero como si el destino estuviese en mi contra hice caer un jarrón. Aquel hombre dirigió su mirada hacia a mí, observe en ella una mezcla de frialdad, maldad, compasión, temor… una mezcla de emociones. 


-Hola Ileana…-sonrió muy leve y se acercó lentamente a la pelirroja pero esta retrocedía cada vez más- tranquila, yo no sería capaz de hacerle algo a quien posee mi propia sangre, no dañaría jamás a mi descendencia pero agradezco que hayas muerto, estuve esperando durante mucho tiempo tu llegada. 


Me arme de valor por lo que doy unos pasos hacia ese hombre al cual  desconocía totalmente. 


-¿Descendencia? No sé qué es lo que quiere decir señor, es la primera vez que yo lo veo a usted. 


El hombre soltó una pequeña risa para después colocar una mano en la cabeza de la chica, sin embargo, la retiro enseguida. 


-¿Acaso no sabes lo que quiere decir “descendencia” querida hija? –Dirigió su mirada de regreso a la pintura- te pareces mucho a tu madre, eres igual de hermosa que ella. 


-Entonces, ¿supuestamente tú eres mi padre? ¿Por qué te vengo a conocer justamente ahora que estoy… muerta? –De pronto me quede congelada por unos cuantos, bueno, varios segundos- ¿muerta? ¡¿Muerta?! –Mi respiración se volvía agitada mientras miraba hacia todas partes como si estuviese buscando la forma de escapar de un asesino en serie.  
-Sí, soy tu padre. Me conoces justamente por eso, porque moriste, aunque por ser mi hija no quiere decir exactamente que estas completamente muerta –la mira de reojo y vuelve a colocar su mano en la cabeza de su descendiente- Todavía sigo sin decidir si te dejo vivir o morir, asique vas a tener que esperar un tiempo… por ahora serás como un ¿muerto viviente? Sí, creo que se diría de esa manera. 


Claro que cuando se refería un tiempo obviamente yo, su hija, creía que serían unas horas o días pero nunca me imaginé que llegarían a ser años los que mi padre iba a tardar en tomar una decisión. 


En la actualidad, yo paseo por el mundo como si fuese un alma en pena sin haber cumplido alguna meta o sueño; cuando quiero y por supuesto si mi padre me lo concede, durante cierto tiempo vuelvo a la vida buscando conocer un poco del nuevo mundo al cual todavía no sé si pertenezco pero a mi modo de ver es simplemente maravilloso.   


Cada vez que “resucito” me pongo a observar a todas las personas o animales, se buscar un lugar donde sentarme mientras me pongo a pensar como seria todo si  yo estuviera completamente viva, me imagino despertando cada día junto con el sol, con amigos, con una familia y talvez... con una persona especial. Lastimosamente, sé que eso será imposible para mí si mi padre no toma pronto la decisión de dejarme descansar para siempre  o dejarme empezar una nueva vida. 


Vaya, ya es un nuevo día para mí, Ileana “la muerta viviente” me pregunto, ¿qué voy a hacer hoy? Si, lo sé… hasta la pregunta es tonta.  


Después de un “largo tiempo” decidí ir a dar un paseo por Seúl, quería conocer una ciudad nueva por lo que me pareció una buena opción. 


-Es una verdadera lástima no tener con quien hablar y divertirme. 


Me puse a caminar entre la gente, hasta ahora seguía sintiendo algo raro que las personas pudieran pasar a través de mi como si nada. 


- ¡ME ABURRO!- me senté en el piso mientras maldecía mi suerte. 


- ¿Te puedo acompañar? – se acercó hacia la chica y se puso de cuclillas para poder estar a su altura. 


- ¿Eh?- levante la mirada y pude observar a un chico- ¡¿p-pero qué?! – me levante enseguida preguntándome como es que él podía verme además de hablarme ¿acaso mi padre se decidió por fin y quiso dejarme vivir?; trague un poco de saliva- ¿M-me puedes ver? ¿Enserio? 




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