La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

5. Stella

Llegue a casa llena de comida y restos extraños. El autobús estaba repleto de niños batidos de todo tipo de alimentos. No diré que salí libre, en dirección nos colocaron el primer reporte a Dorian y a mí. El niño estaba tan pálido que parecía un fantasma. A mí no me importaba, aunque tampoco era bueno que recibiera mi primer reporte en mi primera semana de clases.

Sin embargo, verle la cara de asustado a ese tonto arrogante me hizo muy feliz. Al llegar a casa esperaba que papá estuviera, pero mis nuevos tutores me dijeron que tuvo que irse de emergencia y así era siempre.

Todo el tiempo me decían que papá era una persona muy importante y ocupada, así que debía de quedarme con ellos mientras él trabajaba.

Su empresa no iba muy bien y tenía problemas, los mismos por los que tuvo que esconderme en otro país. Por lo menos mi llegada a casa no había sido tan mala, Doris me vio con cara de asco por la mezcla de comida, me pidió que subiera a ducharme y tendría que conseguir otro uniforme por si no se secaba el mío. Estaba tranquila en casa porque no preguntó a detalle que sucedió, pero el gusto no duró mucho.

Al poco rato recibimos una llamada. Mi tutora debía presentarse mañana en las oficinas de la escuela. En ese momento lo descubrí, me habían acusado de molestar al príncipe segundo de Saltori.




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