7. Stella

El tiempo paso, Doris no me regaño, pero si me pidió que siguiera así, llamando la atención del joven príncipe segundo, dijo que era bueno para mí. yo no sabía a qué se refería en ese momento, pero si me molestaba que hiciera referencia a mi estatus. ¿Qué tenía de malo? Papá siempre me había dicho que estuviera orgullosa de mí misma.

Desde que mamá había muerto, yo no tenía más que a Doris y Tato como tutores, no papá, no mamá.

Mientras mi padre no pudiera aclarar los problemas de su empresa, yo no podía verlo y debía quedarme con Doris.

Aunque ambos insistían en que me volviera amiga del príncipe, la verdad es que yo lo detestaba; siempre tan arrogante y presumido. Tenía todo en bandeja de plata y encima destacaba en cualquier ámbito escolar.

Como cuando nos entregaron los resultados de los primeros exámenes, mis calificaciones eran, bueno… hacía el intento.

—Stella —llamó el profesor—. Quédate después de clase.

Asentí con la cabeza.

—Parece que van a castigarla —alcance a escuchar a Franky, ¿Qué le importaba?

—Con esas calificaciones quien no —contestó Dorian en un susurro.

Me hundí en mi asiento. Que bochorno.

—Y, por último, Dorian —dijo el profesor—. Un aplauso para él, nuevamente es el alumno de mejor desempeño en la clase.

Todos los alumnos le aplaudieron, incluyéndome, obligatoriamente. El solo verlo levantarse orgulloso me repugnaba. Entonces me dirigió una mirada de superioridad. ¿Qué le pasaba? Mis calificaciones no eran las mejores, pero eso no le daba derecho a tratarme así. Sospechaba que de ahora en adelante siempre aprovecharía para hacerme sentir pésimo por ello.

¡Puaj! No soportaba verlo pavonearse frente a otros, así que procuraría evitarlo. No pasaría nada siempre y cuando no me relacionará con él.

Pero siendo honestos, eso era muy pero muy poco probable. De algún modo u otro, los problemas siempre llegaban a ambos… para bien o para mal.