Después de cambiarme de uniforme y recibido la ayuda de Dorian, salí a por mis cosas. Las clases habían terminado y lo agradecía, los cólicos me atormentaban.
De verdad me había sentido muy frustrada de pensar salir manchada por los pasillos, la desesperación se apoderó de mí y la vergüenza también… Doris solo una vez me hablo de eso y que no le contará a nadie, pero nunca me explico sobre toallas, dolores y otros síntomas. La verdad es que lo poco que sabía era lo mismo que habíamos aprendido en clase de biología hacía un par de años.
Sin embargo, estaba muy agradecida con Dorian por su ayuda. No se burló de mí y hasta compartió conmigo lo que la reina, su madre, hablaba con él… sin duda, a pesar de su pésimo humor, iba a ser un gran príncipe de grande. Sonreí al imaginarlo mayor, ¿sería igual de lindo que ahora?
Sacudí mi cabeza al pensarlo. ¡No! No es lindo, sí, fue caballeroso, pero no era lindo.
Estaba por llegar al salón cuando un espectáculo de gritos llamó mi atención desde el pasillo, pude reconocer la voz de Vicky. Le estaba gritando a alguien, supuse que los profesores se habían retirado porque de otra manera no estaría el alboroto.
Cuando me asomé, Víctor se burlaba de Victoria y ella se veía demasiado fastidiada.
—Entiende, ¡no me interesas! Deja de molestarme —gritó empujándolo para después darse la vuelta, pero Víctor la tomó del brazo.
—Sí te niegas a salir conmigo seguiré reportándote en dirección hasta que aceptes.
Vicky tensó la mandíbula. Eso era bajo, ¿Qué diablos le pasaba? Muy indignada, empuje a un par de compañeros para entrar al salón y me acerque a mi amiga, le arrebate el brazo a Víctor y también lo encaré.
—No es no. No puedes obligarla a corresponderte —le dije.
—No te metas extranjera.
—Es mi mejor amiga, claro que me meto —espeté.
Víctor me miró con odio, no temí en el momento, estaba acostumbrada a ese tipo de desdén al no haber nacido en Saltori, pero no negaré que sentía nervios por lo que pudiera hacer.
—Victoria, saldrás conmigo ¿sí o no?
—No.
—Ya la oíste, ahora vete —le hice saber.
Entonces con más molestia, Víctor se acercó a mí.
—¡Te dije que no te entrometieras!
Y acto seguido levantó el brazo y lo arrojó en dirección hacia mí, cerré mis ojos, creí que me daría un buen golpe, hasta que escuche el sonido sordo de una cachetada. Por instinto me abracé a Victoria quién también cerró sus ojos, cuando ambas lo abrimos, Dorian estaba al frente. Él había recibido el golpe en mi lugar…
El segundo príncipe giró su rostro hacia Víctor, noté que se limpiaba con la manga el labio, como estaba de espaldas, solo vi el movimiento, no sabía si le había sacado sangre.
—Golpear a una mujer está mal —dijo en un tono tan oscuro que todos en el salón nos impactamos por su comportamiento severo—, pero golpear a un compañero de clase y encima al príncipe de Saltori, puede ameritar expulsión de la escuela.
Víctor que ahora temblaba, dio un paso hacia atrás. Todos lo miraban mal. En definitiva, no se había comportado como debía y para colmo en su irracionalidad acababa de insultar al segundo príncipe del reino.
—Yo… —empezó a balbucear— yo… bueno… disculpe…
—No me debes solo las disculpas a mí —aclaró Dorian en el mismo tono— Discúlpate con mis compañeras de clase, después iremos a dirección por tu falta.
Víctor nos miró, hizo una reverencia y se disculpó con ambas, entonces Franky se acercó a Dorian y entre los dos lo llevaron a dirección. Esperaba que con esto no volviera a molestar a Victoria, pero igual me preocupaba Dorian.
Justo antes de salir, este se dio la vuelta y nos dedicó una mirada, tenía la mejilla hinchada y el labio partido. Quise acercarme, pero él solo nos dio a entender con la cabeza que estaba bien y siguió su camino.
Victoria me volteo a ver y me dio un gran abrazo.
—Me espanté que te hiciera daño —dijo entre sollozos.
—Yo también —respondí atónita—. Dorian nos ayudó.
—Le debemos una —añadió.
Sí, se la debíamos. El día de hoy me ayudo no una, sino dos veces… quizá no era tan malo como creía. Solo tenía una gran coraza al su alrededor.
Seguía preocupada por él, pero no me permitió acercarme. Ni siquiera devolverle el suéter. Dorian se distanció un poco de ambas y las tutorías eran estrictamente de los temas que tratábamos.
Por un lado, lo agradecía, pero por el otro… creo que extrañaba las extrañas peleas entre ambos…
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Editado: 12.08.2025