Usé mi pie como trampa y pude tirar al chico frente a mí, en el impacto este azotó contra el pasto, mientras el gatito salía corriendo. Tenía que alcanzarlo, algo podía pasarle si se iba y lo perdíamos de vista.
¡Tenía miedo!
Quise levantarme tan rápido que apenas noté que Dorian estaba llegando, pero el tipo logró aventarme contra el suelo y de pronto un fuerte dolor en el estómago me inmovilizó.
Me dolía mucho y me faltaba el aire, tosí y temí levantarme, pero los gritos y sonidos no venían hacia mí. Alcé un poco la cabeza y ahí estaba Dorian peleando con ese tipo.
No negaré que me sorprendió bastante, lo tenía agarrado del cuello y lo golpeaba una y otra vez, temí por él. Intenté levantarme y llamarle, pero aún no me sentía bien.
—Do… —tosí, el aire me seguía faltando—. ¡Dorian!
Noté como mi intentó de grito logró llamar su atención, se distrajo un momento, mismo que Claudio aprovechó para ir en su contra. Ahora era Dorian quien estaba debajo recibiendo golpes, al tiempo que intentaba defenderse por medio de patadas.
Me asusté tanto que no supe de donde saqué fuerzas para ponerme de pie y ayudarle a quitárselo de encima.
Logré empujarlo y colocarme frente a Dorian.
—¿Qué diablos haces? —me gritó él.
—¡Basta! Te meterás en problemas.
—¡Te golpeó!
La forma en que lo dijo. La cara de enojo que puso. Algo en mí se removió… él… él estaba enojado por mí.
—¡No te metas extranjera! —replicó el chico.
—¡Oblígame! —volví a encararlo.
El tipo estuvo por acercarse de nuevo y detrás sentí a Dorian tocarme y moverse para protegerme, pero entonces al fin uno de los profesores llegó y detuvo la pelea.
Un prefecto y otro maestro más se acercaron y a todos nos llevaron a dirección.
Ahí dentro nos hicieron hablar, Dorian estaba un tanto callado, al parecer acababa de caer en cuenta en lo que había hecho, pues no dejaba de ver sus nudillos.
—¿Qué estaban haciendo? —pidió el director una explicación cuando vio a ambos chicos con moretones en la cara y a mí desaliñada.
—Ellos comenzaron —trato de defenderse el tipo.
—¡Miente! —grité muy molesta.
—No se puede traer animales a la escuela y la extranjera rompió las reglas —añadió.
—¡Ese gatito vivía aquí y querías hacerle daño!
—Eso no es cierto, solo estaba por reportarla por romper las reglas cuando Lastroke se metió y comenzó a golpearme.
—No es verdad. Miente, Dorian no haría daño a otros —insistí.
—¿Cómo explicas esto? —me reclamó Claudio señalando su labio partido.
—Se atrevió a golpear a Stella —mencionó Dorian de pronto.
Ambos nos callamos, dejó de ver sus manos y levantó la mirada para verlo con los ojos más fríos que jamás había presenciado de él.
—El gato estaba bajo resguardo de Stella y mío y hay un profesor de testigo, —el tipo trago saliva— además te atreviste a tocarla.
De inmediato lo miré un tanto confundida, él… estaba defendiéndome.
—No es propio de mí ni de mi posición reaccionar a golpes —añadió agachando un poco la cabeza frente al director—, pero se atrevió a golpear a mi compañera y si no hubiera intervenido, ella tendría más moretones bajo el uniforme, pues se encargó de atacarla donde las marcas no estuvieran a la vista.
En parte era cierto, yo estaba desaliñada y me dolía el estómago, mientras que Dorian presentaba un moretón en el rostro, una cortada cerca del labio, otra pequeña herida cerca de la ceja sin mencionar lo rojo que estaban sus nudillos mezclados entre el impacto y la sangre.
—Merezco un castigo por reaccionar así, lo acepto, pero no soy el único, solo… no permita que estudiantes así sigan abusando de otros.
Me conmovió, no iba a negarlo y de inmediato sentí una gran vergüenza y arrepentimiento por arrastrarlo conmigo a toda esta situación con los gatos que se salió de control. Quise tomarlo de la mano, pero al primer rocé, él me esquivó. Ya no me veía, ese rostro glacial, pero serio dominaba, a mi parecer, el ambiente.
—Yo… —Claudio quiso continuar, sin embargo, el director lo hizo callar con un movimiento de mano antes de recargarse sobre su escritorio.
—Quería saber hasta dónde llegaba joven Capaldi. —Dorian y yo levantamos la vista hacia el director, y Claudio Capaldi se paralizó a mi lado— Lo que dice el joven Lastroke es verdad, estaba informado respecto a los gatos que fueron encontrados por la señorita Maltes y había un profesor acompañándolos encargado de las adopciones; haber atentado contra sus compañeros y contra otro ser vivo es motivo suficiente de expulsión.
—Pero…
—Aunado a los reportes que han realizado en múltiples ocasiones, acusándolo de hostigamiento a otros compañeros. Ha colmado sus oportunidades en esta escuela.
—¿Solo por haber golpeado al príncipe? —atacó, ¿cómo podía continuar indignado después de lo que hizo?— Yo también tengo moretones…
—Le entregaremos todas las faltas acumuladas a sus padres junto con su expediente y expulsión. Salgan por favor.
¿Eso era todo? No mencionó nada respecto a un castigo a Dorian por haberlo golpeado. Solo añadió que asistiéramos a enfermería para revisar nuestras heridas. Estaba asombrada, pero Dorian no. Él parecía seguir perdido en su mente.
Salimos los tres, siendo Claudio el primero, por lo que esperamos un poco Dorian y yo para no encontrárnoslo, pero no fue así, seguía afuera en el pasillo.
—Vamos —dijo Dorian sin mirarme e ignorando a Claudio.
Este se acercó una última vez y me jaló del brazo cuando también quise pasar de largo, pero de inmediato Dorian me tomó del otro lado y me colocó detrás de él, empujando a Claudio, esa fue la última vez que le puso una mano encima y dio una advertencia.
—No vuelvas a tocarla ni molestarla, o no será la escuela quien se haga cargo de ti, seré yo —amenazó y entonces me tomó de la mano y me llevó consigo a la enfermería.
Claudio no era el único asombrado por el actuar de Dorian.
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Editado: 12.08.2025