La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

13. Stella

Lo quería lejos de mí, así que iba decidida a pedirle al profesor que nos mantuviera en mesas separadas. Espere al final de la clase para hacerlo y me dijo que no.

Resignada volví a mi lugar. Desde muy temprano, Dorian había estado actuando raro.

Justo cuando llegué a la mesa, él se levantó y me dedico una sonrisa llena de malicia antes de irse.

No quise darle importancia, así que tomé mi mochila, pero en cuanto lo hice, la sentí más pesada de lo normal y eso me puso en alerta.

De inmediato la abrí para descubrir que mis útiles habían sido reemplazados por piedras.

¡Dorian!

Había sido él, estaba segura de ello.

No era capaz de dedicarme una sonrisa sin un propósito.

Me sentía tan molesta que no me percaté de la hora; el autobús me dejaría si no encontraba mis cosas pronto.

El muy maldito supo como esconderlas por todo el salón. Pero esto no se quedaría así.

Quería mi venganza y lo haría sufrir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.