52. Dorian

Todos los que estaban alrededor solo estaban atentos a mis movimientos y palabras. Quise ser indiferente con respecto a Stella, pesé a que no me gustaba como la tenían atrapada.

¡Pero no quería alimentar más rumores!

Ya era lo suficientemente malo que nos relacionaran desde el incidente con los gatos. Y pesé a que la había estado ignorado, por alguna razón los rumores habían incrementado.

Ahora mismo Franky estaba atento a lo que decían de nosotros y confirmar que pensaban que había ido a salvar a “mi novia” me incomodaba.

Soltaron a Stella y después de que Vicky de un empujón movió a las chicas, tomó a Stella y se la llevó a lado contrario.

Hice lo mismo.

—¡Ja, lo sabía! Su alteza no podía estar interesada en alguien como ella

Alcance a ir a una de las chicas y entonces mi boca fue más rápida que mi mente.

—Por supuesto que no —dije disgustado dándome la vuelta de inmediato—. ¿Acaso no la han visto? El suéter solo fue un acto de caridad. —Alce mi mano con gracia— Nunca me interesaría en una plebeya extranjera y marginada. ¿Quién tendría interés en alguien que no tiene status, ni siquiera una familia?

Las chicas a su alrededor comienzan a reírse, el resto también soltaron expresiones aliviadas y hasta algunas burlas salieron.

Me volví tras dejarles en claro, pero me encontré con los ojos furiosos de Stella y de Vicky, pero, sobre todo, era la mezcla entre decepción y enojo de Stella…

Y entonces sentí como si un balde de agua fría me cayera encima.

—¡Oye, extranjera! Toma. —Una bolsa con un trozo de pan le cayó encima— Seguro no tienes ni para comer.

Una ola de risas se emitió de los alrededores. Quien quiera que lo haya lanzado estaba usando mis palabras para soltar su bullying hacia Stella.

—Toma querida, seguro te hace falta. —Otra de las chicas que anteriormente la tenía atrapada le dio uña pañoleta, no sin antes romperla frente a ella— ¡Ahora tienes dos bufandas!

Más risas se hicieron sonar.

Y ahí no paro.

Después de la comida, vino la basura y hasta botellas de agua.

Vicky y Stella intentaron protegerse antes de salir corriendo.

Los chicos que estuvieron presentes lo disfrutaron y a mí… a mí me dolió ver la decepción en su rostro como por mi culpa, la había convertido en el blanco de todos.