Un año después.
17 años.
Después de cuatro años de esforzarme más que nunca, no podía creer que finalmente me encontrará en la recta final.
Me quedaban dos años antes de terminar el instituto.
Hasta ahora había logrado todo lo que quería, o casi todo. Era conocido por ser el segundo príncipe de Saltori, los chicos querían ser mis amigos, varias chicas me perseguían y aunque yo me mantenía siendo muy selectivo, me daba uno que otro gusto con alguna de ellas…
Pase a un costado de Victoria, me dedicó una mirada de desdén, el sentimiento era mutuo. Aun al pasar de los años no éramos para nada amigos. Seguí con mi camino, escuche detrás un grito de alegría, no le tome importancia, probablemente al fin había encontrado a “su pareja ideal”.
Di la vuelta por el pasillo y encontré a un grupo de chicas guapas con faldas más cortas de lo normal. Yo las conocía, seguido me invitaban a sus reuniones con otros jóvenes de nuestra edad. Le dediqué especial atención solo a una; Becca.
La joven me sonrió insinuante, sabía lo que quería. Sonreí antes de seguir derecho. Dar atenciones frente a todos no era correcto, aún menos en mi posición.
Después de que el príncipe Edmundo nos visitó un mes antes de… bueno, su atentado, pensé mucho en sus palabras, disfrutar mi vida y aprovechar mi popularidad. Descubrí que llevaba bien mi tiempo entre fiestas, chicas y los estudios.
Había pasado un año desde la muerte del príncipe heredero, me sorprendí mucho al saberlo. La noticia inundó los periódicos y yo en especial no podía evitar sentirme impactado… un mes antes le había ayudado a buscar un regalo para la niña becada.
Ahora mismo Rosnia se veía preocupada porque el siguiente en la línea de sucesión era el segundo príncipe del reino, el príncipe Stefan de quien se hablaba con temor. Según los rumores, era distinto a su difunto hermano; un joven caprichoso y engreído, malcriado por el rey Tirano. Era como si describieran a Donovan… Incluso mi padre temía que las relaciones con Rosnia se vieran afectadas por el nuevo sucesor.
Pero por alguna razón, me sentía extraño de pensar en él con esos rumores, no habían dejado de compararlo con su difunto hermano desde que se anunció que lo coronarían pronto, quizá me sentía identificado.
Yo también era constantemente comparado con Donovan.
Y para colmo, apenas la semana pasada, otro atentado ocurrió en uno de los eventos en los que se presentaba el heredero.
Por poco también perdía la vida el príncipe. Ahora mismo Rosnia se veía afectada por conflictos internos…
Intenté no pensar en ello y disimulé ante las chicas lindas pasando de largo. Yo debía preocuparme por mí mismo y mis logros y no por situaciones externas.
Seguía siendo el alumno más destacado de mi salón y este año recibiría mi capa de ello.
Me emocionaba bastante al fin portarla, aunque debía ser honesto el triunfo era más para mí que para mi padre, aun cuando todos creyeran que el rey se sentiría orgulloso de su hijo.
Sacudí mi cabeza, no era momento de distraerme y pensar en banalidades, el rey siempre debía estar más interesado en el bienestar del reino.
Cuando la primera clase termino salí rumbo a la cafetería. Esperaba encontrarme con mis amigos, pero ellos aún se estaban realizando trámites, así que por ahora tomaría las primeras horas solo.
Camine junto a dos alumnas que dejaron de cotillear en cuanto me vieron.
—Señoritas. —Salude con picardía.
Ambas sonrieron y volvieron a unirse, podía sentir sus miradas. Quizá podría divertirme con alguna, pero no sería hoy. Pasé de largo y encontré a otro par de chicas que no dejaron de hablar entre ellas, aun cuando caminaba a su lado.
—¿Viste? ¡Era ella! —comentó una.
—Solo la vi de espaldas. ¿Estás segura de que era ella?
—¡Por supuesto! Es inconfundible su pelo rubio.
—¡Vaya! Stella no ha cambiado mucho.
Me paré en seco. ¿Stella?, ¿Stella Maltes?
—Sin sinceras no creí que algún día volvería.
—Ni yo, recuerdo que le hacían demasiado bullying en aquel entonces.
No pude escuchar más, ya que ambas chicas siguieron su camino y después yo hice lo mismo. ¿Estarían hablando de esa Stella? No podía ser… recordé esa última vez que estuve cerca de ella, con su pelo solo amarrado de frente por un pasador, el bonito vestido vino que combinaba con mi camisa y sus labios…
Mi cuerpo se tensó y las manos me sudaron. Había sido un error, estaba seguro de que solo era la emoción de mi niñez y que en cualquier momento desaparecería de mí, ahora era casi un adulto y tenía otras prioridades en mente. Esa etapa ya la había olvidado.
—¡Su alteza! —escuché un par de gritos, al darme la vuelta me encontré con mis amigos, Conner y Franky.
—Ahí están — saludé con una sonrisa.
—Seguro su alteza paso una excelente mañana —mencionó Conner, mi nuevo mejor amigo.
Había llegado al instituto hace un par de años, después de estudiar en casa, decidió que era momento de socializar con otros chicos de su edad y así es como llegó con nosotros. Enseguida se llevó bien con Franky y se ganó mi confianza tratándome igual que lo hacía él, sin buscar nada a cambio, pronto nos convertimos en buenos amigos.
—Así es, destacando desde el primer día, como siempre —añadió Franky.
—Hubiese sido más divertida con ustedes — recalqué, los rostros de ambos se volvieron rojos de emoción, pocas veces daba cumplidos, pero era verdad, mis amigos eran los mejores, leales por mí y no por mi título.
—Su alteza es muy amable —dijeron emocionados.
Después de calmar su entusiasmo estábamos por llegar a la siguiente clase, iba caminando entre los pasillos en medio de mis amigos, sin embargo, al prestar mi atención a ellos no me percate de quien daba la vuelta frente a mí.
De pronto, choque con alguien y lo siguiente que paso fue que ya estaba en suelo con mis cosas esparcidas.
#2726 en Novela romántica
#535 en Fantasía
#369 en Personajes sobrenaturales
romance, princesa realeza romance principe, enemytolovers romance odio amor
Editado: 25.04.2025