La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

63. Dorian

—Fíjate por donde caminas —respondí queriendo esconder lo que se removía en mí.

Ella se molestó, me esquivo y siguió su andar a lado de Vicky. Ninguna se inmutó en levantarme.

—Su alteza —se apresuraron mis amigos a ponerme de pie.

—La extranjera ha vuelto —enfatizó Franky.

Conner termino de recoger mis cosas y en cuanto las tomé recordé el roce de Stella.

Ahora usaba guantes. Una tierna manía suya, pensé.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Franky— Te ves un poco rojo.

Mi expresión debió de ser de tal magnitud que sentí mi presión acelerada.

—Es de la furia que tengo contenida —dije y empecé a andar sin esperarlos.

Mire por encima de mi hombro, ella paseaba tomada del brazo con Victoria. Noté que llevaba el pelo más largo, ahora le llegaba cerca de la cintura. Su figura se veía más estilizada y en ese momento lo portaba suelto.

Era linda.

Toda ella siempre lo había sido.

—Como sea —bufe y seguí mi camino.

Al parecer iba hacía otra dirección, así que no tendría que verla más durante mis clases y si yo almorzaba en un horario o ubicación distinta quizá no la vería… pero, ¿Por qué la evitaría? Ella no tenía poder sobre mí, claro que no.

Odiaba que me hiciera sentir así, confuso.

No, no debía, punto.

Durante el resto del camino escuchaba de fondo las voces de Conner y Franky, aunque no les prestaba atención, respondía con sílabas, pero no tenía idea de lo que estaban hablando.

Me encontraba absorto en mi mundo donde Stella se hacía presente… y eso era lo peor, que no tenía por qué darle prioridad sobre mis pensamientos.

—Su alteza —escuché a Conner llamarme, me volví a verlo—. Pase de lista.

Miré hacía al frente y dije “presente”. ¿Qué me pasaba?

No podía permitir disociar de nuevo, me había costado mucho ser un alumno ejemplar y recibir mi honor este año como para desviar mis pensamientos en banalidades. Me concentré en la clase que estaba por comenzar.

***

Cuando las clases terminaron perdí de vista a Vicky y Stella, y para ser honestos, era mejor así. No quería volver a encontrarlas. Apenas iba saliendo al pasillo cuando Becca me interceptó.

—Su alteza, piden su presencia en la sala de alumnos destacados.

—Gracias Becca, adelántese a los dormitorios —pedí a mis amigos—. Los veré luego.

Ellos asintieron y la chica a mi lado sonrió. Después dio media vuelta, la falda de volantes también se movió provocativamente, maldije por dentro, debía hacer un esfuerzo para fingir que no me importaba.

Le seguí hasta llegar a las canchas escolares, pasamos de largo, no había alumnos, eso era bueno. Atravesamos el estadio y llegamos a donde guardaban los materiales, primero Becca se adentró encendiendo la luz y seguí yo cerrando la puerta detrás de mí.

Apenas puse el seguro, la chica se me lanzo encima y sus labios besaron salvajemente los míos. Con una mano la atraje más a mí desde su cintura y con la otra trataba de quitarme la mochila de encima. Entonces la tomé de los muslos y la cargué, colocando su espalda sobre la pared, no dejaba de besarme, ahora el cuello y se sentía demasiado bien.

—¿Su alteza me extraño? —preguntó con un gemido en mi cuello.

Extrañar.

Una breve imagen de cierta persona vino a mi mente e hice por impulso mi cuello a un lado,

—No negaré que fueron vacaciones aburridas —respondí sin importancia.

Aunque era común tener encuentros así con Becca, hoy no me sentía al cien para disfrutarlo, algo me decía que parará.

—¿Por qué estás tan distraído?

—Cosas del palacio —respondí vacilando.

—¿Debo preocuparme?

Odiaba que intentará tomarse un papel que no tenía. Los encuentros de ambos eran meramente casuales. Así que decidí terminar por hoy.

—No, y acabo de recordar que estaré ocupado. Te buscó luego.

Y antes de que me reclamara tome la mochila y salí corriendo. Mientras avanzaba trataba de acomodarme la camisa e hice una breve pausa en los baños, esperando nadie se encontrará dentro, me quite con papel los pequeños rasgos de labial y volví a salir.

No me sentía cómodo, hoy no sabía que me sucedía, pero no quería tener contacto con nadie, en especial con Becca, menos con Stella asaltando mi mente cada cinco minutos. ¿Por qué me pasaba esto? Habían pasado cuatro años, ¿Por qué de pronto regresaba y yo me sentía así?




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