Alex se comportó súper lindo conmigo. No solo me espero afuera de biblioteca, sino también guardó para mí un sándwich y jugo porque después de todo no había alcanzado a almorzar.
Antes de comenzar a estudiar, me permitió comer.
Lo agradecía bastante, al poco rato entramos para nuestra primera tutoría.
No mentiré, era extraño, muy muy extraño. Era usual que Dorian terminara gritándome a mitad de sesión o yo lo provocaba solo para hacerlo molestar.
Era un juego entre los dos. En el fondo sabía que no me gritaba a propósito, sino porque era su modo de jugar conmigo. Y lo sabía porque la última vez, mientras comía chocolates al mismo tiempo que estaba resolviendo los problemas matemáticos, pensé que se molestaría, pero al verlo de soslayo, solo me observaba con una sonrisa en el rostro.
Fingí no haberme dado cuenta, pero igual me sentía bien.
Y con Alex, todo era más tranquilo. Era muy lindo y amable, tenía un don para explicar, pero… no era Dorian. O quizá yo estaba muy acostumbrada a él.
—¿Qué sucede? —preguntó Alex después de verme sin avanzar, me había adentrado mucho en mis pensamientos que no me di cuenta de que él me hablaba— ¿Tienes alguna duda sobre el ejercicio?
Mire mi libreta buscando una excusa para no hacerlo sentir mal por no haberle prestado suficiente atención.
—Sí —mentí—. Después de realizar esta derivada, ¿vuelvo a repetir el proceso?
Alex se levantó de su lugar y se acercó a mí. Trague saliva, estaba demasiado cerca. Pude notar como con una mano la pasaba por detrás de mi silla y con el resto de su cuerpo me rodeaba, entonces se recargó sobre su brazo solo para ver mi libreta, lo tenía más cerca de lo que podía procesar.
—Ya veo —mencionó suave—. Aquí debes hacer lo siguiente —explicó tomando donde usaba el lápiz e iba escribiendo en la libreta…
Sentí muchos nervios, no podía concentrarme, Dorian nunca había rebasado mi espacio personal, pero Alex era demasiado…
Un fuerte estruendo nos distrajo. Alex se levantó y alejo, yo brinqué sobre mi lugar. Al mirar de dónde venía el sonido, descubrí a Dorian regañando a Franky tras haber tirado algunos libros, aunque este último se veía bastante confundido.
¿Acaso no estaba ocupado con sus pendientes?
—Franky, te pedí que tuvieras cuidado. Has distraído a los alumnos que están concentrados estudiando —dijo Dorian recalcando la última palabra.
—P-pero, tú…
—Shhh… no levantes la voz —interrumpió siendo él quien hablaba en voz alta—. Vas a distraer a todos.
Me miró por el rabillo del ojo. Era apropósito a mí nadie me iba a convencer de lo contrario. Se dio la vuelta y recogió los libros. Algunas bibliotecarias se acercaron y Alex tuvo que sentarse de nuevo en su lugar.
—¿En qué estábamos? —me preguntó una vez que el bullicio disminuyo.
—En el ejercicio, pero ya entendí que debo hacer —contesté evitando que se me acercara de nuevo.
Y así volví mi vista hacia mi cuaderno, sin embargo, esta vez Alex tomó mi mano libre que descansaba sobre la mesa, el gesto me hizo respingar.
—Stella —me llamó, levanté mi vista para verlo un tanto inquieta—. ¿Qué harás mañana en la tarde?
Titubee antes de responder. ¿Él de verdad estaba interesado en mí?
—B-bueno…
Un libro cayó de pronto sobre nuestra mesa, haciendo que Alex me soltara de la mano. Al mirar hacia arriba Dorian nos veía con notable irritación. Jamás pensé decir que tendría algo en común con su hermano.
—Este libro —dijo en ese tono que usaba conmigo cuando se molestaba, pero esta vez hacia Alexander—, lo uso para enseñarle a Stella. Aprende mejor con ese.
Y dicho eso me dio una última mirada antes de caminar hacia la salida.
—Gracias su alteza —mencionó Alex, en un tono de lo que a mi parecer era burla, sin embargo, Dorian no giró a verlo—. ¿Siempre es así? —me pregunto después.
Escondí mis manos bajo la mesa, no podía siquiera mirar hacia atrás de mí. La respuesta era sí y no. Siempre era orgulloso, pero no interrumpía a los demás y eso me confundía bastante.
—Solo es… especial —respondí aun pensando en su extraño comportamiento.
—¿Quieres que lo dejemos por hoy? —me sugirió Alex, yo agradecí.
—Por favor —contesté.
Comencé a guardar mis cosas. Antes de salir Alex me invitó a ver el partido del viernes. Le dije que haría lo posible por ir, solo entonces él se retiró con una sonrisa en el rostro. No podía decir lo mismo de mí que me sentía como si estuviera traicionando algo o a alguien. Para empezar, no estaba segura de querer ir. Decidí que tenía que hablar con Vicky.
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Editado: 25.04.2025