Desde que vi el extraño comportamiento de Dorian en la tutoría de Alex, no hacía más que sobre pensar las cosas y bien podía utilizar mi don para leerlo, pero necesitaba una oportunidad para hacerlo.
Y eso hizo incrementar la incertidumbre en mí. Aunque quisiera negarlo, cada vez pensaba más en él.
No, no quería ir al partido de Alex.
No, no quería llegar sola a la biblioteca cuando podríamos caminar juntos.
No quería esta sensación de no verlo hasta el lunes siguiente.
Así que cuando terminó la clase, me quité los guantes, le pedí a Vicky que se adelantará, y yo regresé. Me sentía ansiosa por verlo, hasta que lo escuché.
—Stella y yo pertenecemos al Consejo, es por eso nos vemos más seguido —lo escuche decir.
—Se me ocurre, que podrías faltar a una de esas tutorías y dedicármela a mí, como antes. ¿Qué dices? —susurró una segunda voz, aún cuando lo decía bajo, alcance a oírla y fue una sensación desagradable— ¿Podrías enseñarme anatomía de nuevo?
Me asomé ligeramente. Becca estaba casi encima suyo.
No necesitaba ver más.
Mientras que yo buscaba alguna excusa para verlo terminando las clases, Dorian la pasaba bien sin sentir lo mismo que yo.
Intenté alejarme y borrar la imagen y esta horrible sensación en mí, pero apenas un par de pasos adelante, terminé chocando con una chica en el pasillo.
Tire sus libros y un par míos.
—¡Perdón, perdón! —rogué.
—Descuida —me respondió la chica.
Escuché pasos y me maldije por dentro. Lo que menos quería es que Dorian me encontrará en los pasillos.
La vergüenza me invadió cuando levanté la vista y me vio sus ojos sorprendidos.
No quería que pensará que había regresado solo por él.
No quería que me viera apenado.
Ni tampoco que se diera cuenta que lo vi con Becca.
Decidí apresurarme y en ese instante, Becca salió del salón y le tomó del brazo.
—Todavía no hemos terminado —dijo ella casi jugando.
Me maldije mentalmente.
La otra chica y yo nos levantamos y cada una siguió su camino.
—No tenemos nada más que hablar —alcancé a oír a Dorian, pero no iba a quedarme.
Prácticamente ahora estaba corriendo para no verlo.
—Stella —me llamo, pero ella no me volví—. ¡Stella! —insistió, y yo seguí ignorando— ¡Stella, espera!
¿Por qué no era más veloz?
Dorian logro alcanzarme y ponerse frente a mí. Me sentí apenumbrada.
—Te estoy hablando.
—No te oí —me excusé, pero que tonta, era malísima fingiendo—. Estoy un poquito apresurada.
—Pensé que te habías ido.
Sonreí de lado. Que descaró.
Así él podía estar a solas con ella.
—¿Esperabas que me fuera? —pregunté por instinto, y pude notar asombro en el rostro de Dorian.
—No, yo… solo me preguntaba si no habías visto… algo —explicó bajando la voz cada vez más.
—No lo sé, tú dime, ¿Hay algo que tuviera que ver? —prácticamente encaré.
—No. —Sacudió su cabeza— Solo… solo esperaba preguntarte si te vería hoy en la biblioteca.
Entonces lo odie en ese instante porque a mí solo me veía en las tutorías y con ella tenía otros momentos a solas, a pesar de que antes había dicho que no tenía nada con Becca.
—No puedo. —Mi boca, y mi enojo, fueron más rápidos que mi mente— Alex me invitó a su partido.
Un gesto de disgusto se formo en el rostro de Dorian con mi comentario.
—¿Alex?
—Así es.
—¿Y vas a ir?
—Por eso he dicho que no puedo.
—¿Y Victoria?
Dorian la buscó con la mirada. Hice lo mismo. No estaba cerca.
—Debe estarme esperando —mentí, Vicky ni siquiera estaba enterada—.
—Que raro, no suele dejarte sola.
—Lo mismo digo, no veo a tus lacayos por ningún lado.
—Les pedí que se adelantaran.
—Para estar a solas con alguien más.
En ese instante cerré mis ojos. Caí en mi propia trampa.
No pensaba reconocerlo.
—Entonces si viste algo —susurró él.
—Nada que me incumba —le dije e intenté hacerme a un lado, pero el me retuvo del brazo y me hizo verlo—. Eres libre de hacer lo que te plazca.
—¿En serio? —me cuestionó con una sonrisa arrogante.
—Sí.
—Bien —dijo con una sonrisa de satisfacción y me acercó a él.
Entonces me dio un beso.
Me tomó tan de sorpresa que no reaccioné al instante.
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Editado: 25.04.2025