Estaba ansiosa por salir de casa, Victoria había pasado por mi para llegar a la escuela juntas.
Un día antes de la excursión, Vicky y yo salimos de compras. Ambas conseguimos ropa bonita para el bosque y para nadar.
Me sentía emocionada. Era la primera vez que no estuviese en la escuela o en casa, llena de tareas, preocupaciones o situaciones donde tuviera que huir y otras cosas.
Además, lo compartiría con mi mejor amiga y… quizá con Dorian.
Desde ese día, aunque era parte del consejo de la escuela, no había visto a Dorian. Admito que lo evite los primeros días, pero después, simplemente él estaba muy ocupado con organizar el viaje.
Me arrepentía de haber huido así. Me espanté al descubrir que no podía leerlo, pero después de pensarlo demasiado, no necesitaba hacerlo para descubrir que pensaba.
Deseaba no equivocarme. Estaba esperanzada a que Dorian sintiera algo similar como yo a él.
Este viaje tenía que ayudarme a aclararlo, encontraría el momento para verlo a solas.
Y así, el día llegó, apenas bajamos del auto de Vicky, visualizamos el autobús escolar, pero parte de los ánimos desaparecieron cuando justo a un lado de la cajuela, Dorian y Becca se veían muy juntos…
De nuevo sentí esa horrible opresión al verlos. Sabía de sobra que no era de la devoción de Becca, pero encontrarla así con él.
—¿Stella? —me llamó Vicky cuando vio que me detuve, al mirar al autobús comprendió lo que veía— ¿Qué les pasa? Estamos en la escuela, pueden hacer sus cosas en otros lugares.
—¿Qué quieres decir?
Entonces Vicky me miró con sorpresa. ¿Había algo más que no sabía?
—No es secreto para nadie que Becca busca a Dorian y otros chicos para divertirse, creo que imaginas como —explicó bajando la voz—. No me consta que hayan tenido algo que ver, pero…
—Pero parece que sí —termine de decir. Ya me lo había tratado de explicar Dorian, pero aún así me molestaba su cercanía. Me retractaba, no iba a permitir que esas escenas me arruinaran el viaje, iba a disfrutarlo a como de lugar con mi mejor amiga—. ¡Vamos Vicky! No retrasemos a todos.
Mi amiga me sonrió y con paso firme caminó a mi lado. Iba a ignorar y hacer de cuenta que nada ocurría, ya era bastante incomodo encontrarnos así. Sin embargo, todo el tiempo que estuve guardando mi maleta, pude sentir una mirada sobre mí.
Vicky estuvo a nada pelear con Becca, así que me apresuré para evitar que se quedará a ocasionar problemas.
—Te espero adentro —le dije a Vicky y subí al autobús. Por suerte encontré un par de lugares en medio y lejos de donde muy seguramente estarían Dorian y Becca…
No, no.
¡No pienses en eso!
Mi amiga no tardó mucho en subir y sentarse a mi lado.
—Esa loca. Siempre supe que era fastidiosa, pero hoy está más insoportable que otros días —refunfuño Vicky al sentarse.
Me causaba mucha gracia verla enojarse de esa manera que solo me limite a reír.
—Olvídalo, es nuestro viaje —le recordé.
Ella me miró con más calma y sonrió conmigo.
—Tienes razón, nadie va a arruinárnoslo.
Lo había logrado, distraerla de lo de hace un momento. O eso pensé hasta que noté que Dorian se acercaba. Por instinto reaccione evitándolo y mirando por la ventana.
—¿Se te perdió algo? —preguntó Vicky. De nuevo estaba de malas.
—No te estoy buscando —respondió Dorian.
—Entonces sigue avanzando.
Lo siguiente que paso fue Becca y Vero subiendo al mismo tiempo al autobús, mire de soslayo. Dorian le pedía a Vero sentarse con él.
¡Con él!
Primero Becca y ahora Vero.
¿Ese era el verdadero Dorian?
Yo conocía al Dorian arrogante que no podía convivir con nadie que no fuera Franky y ahora, de pronto cambiaba de chica, literalmente, a los cinco minutos.
—Ejem, casanova —dijo Vicky fingiendo toser.
—Basta Vicky —pedí, por más molesta que ella se sintiera o incomoda que yo estuviera, no debíamos permitir que nuestros ánimos cayeran—. Es nuestro viaje.
Ella me miró y sonrió.
—Tienes razón, es nuestro viaje.
Una vez más nos reímos y procuramos pasarla bien.
El lugar era hermoso, teníamos una cabaña para nosotras dos, la fogata la compartíamos con otras chicas y la pasábamos genial a orilla del lago.
No me había acercado a Dorian, ni él a mí. Becca también había pasado parte del viaje por su cuenta con sus amigos. No estaba al pendiente de ninguno, puesto que yo había cumplido con mi parte de disfrutar del viaje en compañía de Victoria.
Al segundo día, en la noche me lastime el pie al pisar mal los escalones de la cabaña, razón por la que no acompañaría a Vicky y el resto del grupo a la exploración de la montaña.
Al tercer día, Vicky, Vero y otros chicos saldrían a dar una caminata. No quise acompañarlos, quería conocer el lago. Había escuchado que la vista desde las rocas que servían de trampolín era espectacular y unas ganas inmensas de bocetear el lugar me invadió.
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Editado: 25.04.2025