La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

80. Dorian

Corrí a mi cabaña para cambiarme la ropa empapada. Stella estaría bien cuidada con Vicky en la enfermería y eso me dejaba tranquilo.

Sin embargo, apenas puse un pie en los escalones, Franky salió con ojos bien abiertos a recibirme.

—Su alteza, me alegra que llegue a tiempo…

—Sabes que no debes llamarme así en el colegio —aclaré pasando a su lado.

—No estamos en el colegio —intervino otra voz.

Sentí un escalofrío. Mi padre estaba ahí sentado en la silla dentro de la cabaña. Me miró de arriba abajo y me sentí pequeño con ese gesto.

—Su majestad. —Me apresuré a dar una reverencia, incluso yo debía tratarlo así en ciertas ocasiones, él hizo una seña y tanto Franky como su guardia salieron de la habitación— Padre, ¿a qué se debe su visita? —pregunté estando a solas.

—Un evento urgente en el palacio. Espero me disculpes por no dejarte terminar el viaje escolar, pero el Palacio te necesita.

—Entiendo —respondí atónito—. Es solo que… antes quisiera…

—Esa niña va a estar bien.

Lo miré sorprendido, ¿él sabía…?

—T-tuvo un accidente. Solo quiero estar seguro que…

—Antes no dije nada porque es normal en jóvenes de tu edad emocionarse con las niñas bonitas, pero no me equivocó cuando veo que tienes un trato diferente con la niña del extranjero, ¿cierto?

No respondí. No sabía si era bueno o malo todo esto.

—Es solo una compañera de clase —expliqué.

—Es la misma niña con la que iniciaste la guerra de comida cuando niños, ¿o me equivoco? —Su pregunta parecía más una afirmación.

—Reitero, es mi amiga.

—Trátala como tal y si se puede, entre más lejos de ti, mejor —sentenció dejando un par de fotos sobre la mesa, hizo una seña para que me acercará, en una foto Becca me rodeaba con los brazos, eso fue antes de iniciar este ciclo, estaba seguro de ello, pero la segunda foto, era el beso entre Stella y yo afuera de la escuela—. No quiero enterarme de más situaciones como estas en los próximos meses, el matrimonio arreglado para ti ya fue decidido.

Levanté la vista. No podía estar pasando esto. Es decir, sabía que en cualquier momento iban a negociarme, pero no esperaba que fuese tan pronto. Es más, ni siquiera Donovan que era el heredero tenía un compromiso arreglado todavía.

—P-pero…

—No quiero escándalos. La noticia la vamos a dar pronto. Así que te quiero lejos de ambas, ¿entendido?

Sin dejarme refutar mi padre se levantó y se asomó a la puerta.

—Cámbiate. Solo tus profesores saben que he venido por ti. Aprovecharemos la oportunidad de que tus compañeros están fuera para irnos sin que nos vean.

—Yo…

—¿Tienes algo más que hacer?

Miré breve en dirección hacía la enfermería. Aun quería hablar con Stella.

—Dorian —me llamó mi padre con un suspiro y entonces me puso una mano en el hombro—. Siempre has obedecido, no entiendo que te retiene ahora. Tu hermano no ha tenido ningún escandalo con mujeres. —Porque los han encubierto, pensé—. Espero lo mismo de ti. De Rebeca Vermont lo comprendo, será sencillo alejarla, pero espero lo mismo de tu parte con la otra niña, no puedes estar cerca de ella. Bajo ninguna circunstancia. Te quiero lejos de esa chica. ¿Entendido?

—Sí —me rendí, al menos por ese instante, no tenía el valor para enfrentarlo, no aún.

—Buen chico.

Dicho esto, salió para permitirme cambiar de ropa. Unas horas más tarde iba llegando al castillo con mi padre.




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