La luz del sol me despertó. Tenía el cuerpo entumecido, pero me sentía cómoda sobre algo o... alguien. Poco a poco me fui levantando y noté lo extraño. Al mirar hacia donde me dormí encontré a Dorian debajo de mí. Aún llevaba su uniforme al igual que yo, pero habíamos dormido abrazados. Ahogué un gritito, entonces recordé lo sucedido la noche anterior. Después de desahogarme y contarle mi secreto y… besarnos, me ganó el sueño.
¡Pase la noche abrazada de Dorian!
Aunque debía aceptarlo… era muy cómodo. Ahora que lo observaba mejor, seguía siendo apuesto aún dormido. Su pelo quebrado, usualmente rebelde le daba un buen aspecto, algunos rulos le caían en la frente y su gesto pacífico… me gustaba.
Lo observé bien, ya no éramos unos niños. ¿En qué momento habíamos crecido tanto? Su rostro más perfilado, había dejado atrás al niño molesto que conocí, ahora se veía apuesto.
Ya sabía que era codicia de muchas chicas, independiente de su estatus, Dorian era atractivo fuese o no un príncipe.
Y sí, a veces me sentía celosa.
No me di cuenta en qué momento pasé mi dedo por el contorno de su rostro, pero me gustaba verlo así.
En realidad, me sentía tranquila a su lado, Dorian me daba mucha seguridad.
Quien se convirtiera en su princesa sería afortunada.
No solo por lo atractivo, en el fondo sabía que era buena persona, bastaba ver cómo era dedicado a sus amigos y a su madre, cuando lo trataba siempre se refería bien de ella y no en el puesto de reina.
Suspiré.
Aun si sucediera algo entre nosotros, era bastante probable que tuviera que terminar para cuando no graduáramos. Mi posición no era clara, estuviera o no enterado mi hermano de mi existencia y de serlo, dudaba que aceptarán a una princesa bastarda.
Ojalá nuestra historia hubiese sido distinta.
¿Y yo?, ¿tendría tanta suerte de encontrar a alguien más? Me guardé mi sentir. No estaba a la altura para Dorian, pero por ahora me conformaba con saber que después de tantos años si hubo un sentimiento entre los dos.
Y si al final no era posible, al menos podría ser su amiga.
Amiga. Pensarlo, por un lado, me dolió. Una opresión se presentó en mí.
Quite mis dedos de su rostro, observe su mano, era grande, la reposaba sobre su pecho. Despacio, coloqué mi mano encima de la suya, me reí, a diferencia de él, la mía era más pequeña y delgada. Podía abrazarme y cubrirme si eso quisiera…
De pronto Dorian se movió y yo me arroje al piso, el golpe fue tan fuerte que termine despertándolo.
—¿Stella? —llamó adormilado—. ¿Qué haces en el suelo?
—Eh… yo… —Me puse tan nerviosa que no quería ni que me viera a la cara— Se me cayó algo.
—¿Tienes que ser tan ruidosa desde temprano?
—¡Su alteza me disculpará por arruinar su horario de sueño! —repliqué aun sin querer mirarlo a la cara, debía disimular molestarme por sus palabras.
—Pues sí, me molesta porque estaba descansando muy bien.
Entonces me sonrojé más.
—¿Por qué tienes la cara roja? —Los nervios estaban apoderándose de mí—. No me digas que te dio el sol desde que amaneció.
—Sí. No. No sé.
Me maldije en silencio por tartamudear de esta manera.
Dorian me miró muy extraño, solo estaba haciendo el ridículo.
—Como sea. ¿Descansaste?
Nos besamos anoche, desperté sobre él y todavía pregunta si descansé.
¡El color en mis mejillas no iba a desaparecer de esta manera!
—Si…
—Bien, en ese caso vamos. Hay que ir a reportar lo de anoche en dirección escolar.
—¿Qué?
—Lo que oíste, deben saber que hay que duplicar la seguridad.
—¡Pero sabrán que dormimos aquí juntos!
Ahora él también pareció alterarse. ¿Por qué ponía esa cara?
Solo habíamos dormido. Y un par de besos… y dormido, solo eso.
—Omitiremos esto último —respondió sin mirarme a los ojos—. Pero es importante que reportes lo otro, no sabemos si fue unicamente a ti o sí podría sucederle a cualquier otra estudiante. Y aun si solo se trata de ti, debemos protegerte.
—¿Debemos?
Dorian se rascó la nuca y evito mirarme a toda costa. Entonces carraspeo su garganta.
—La escuela. Tiene que velar p-por sus estudiantes.
—Oh, sí. Es cierto.
De pronto se hizo un silencio. Viéndolo de perfil, seguía siendo atractivo. No me sorprendía porque llamaba la atención entre las chicas y su cabello revuelto, me encantaba verlo así.
—Me gusta tu cabello.
Noté como se removió incómodo después de dar un respingo. Se cubrió el rostro con la mano y evitó mirarme. Yo también me sorprendí por mi repentina sinceridad, pero es que sentía que debía decirlo.
—Gracias, supongo —me contestó con timidez.
—Bueno… vamos —añadí tratando de aligerar el ambiente.
Al salir del aula, me preocupé por la afluencia de alumnos que comenzaba a surgir. Entonces me sentí incómoda al respecto. Camine más lento para que no se notara que iba acompañada de Dorian, sin embargo, él se percató.
—¿Qué sucede? —me preguntó al verme varios pasos atrás.
—Si nos ven juntos, de nuevo harán rumores sobre nosotros —contesté en voz baja pero lo suficiente audible para él.
—Pff. Como si me importará —respondió encogiéndose de hombres.
—¿No te importa que nos relacionen?
Entonces él detuvo su paso y giró para verme, él también estaba sonrojado.
—No y tampoco soy un niño al que le importan los rumores.
—Pero sigues siendo un príncipe, podría afectar tu reputación — agregué.
—Igual no me importa. No soy el heredero, tengo más libertades que mi hermano.
—Y… y… —Y como decirle que sabía lo del compromiso.
—Stella —llamó mi atención.
Lo observé bien, ¿siempre había sido tan alto y tan apuesto? A contra luz podía ver sus ojos ámbares, resaltaban bien con su pelo castaño oscuro. Dorian de verdad era lindo y su figura… mi corazón latió.
Mis manos sudaron y sin darme cuenta comencé a tartamudear.
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Editado: 02.08.2025