La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

103. Stella

Cuando desperté estaba sola en la enfermería. La fiebre no había bajado por completo, pero me sentía mejor. Solo debía permanecer un poco más ahí antes de irme a mi habitación en los dormitorios.

Vicky dijo que iría por comida a la cafetería y volvería en unos minutos. Así que me recosté a esperar.

¿Habrá venido Dorian mientras dormía?

Esperaba que sí.

La enfermera también salió un momento, iría a su cubículo mientras yo me quedaba en las camillas.

De pronto escuché la puerta abrir, levanté la cabeza para ver quien era. Alex iba llegando con una pequeña flor en mano.

Una punzada de decepción se hizo presente.

—¿Te encuentras mejor? —preguntó con dulzura.

—Así es, gracias por traerme.

—Lo que sea por ti —añadió sentándose en la orilla de la cama—. Traje algo igual de bonita que tú. Combina contigo.

La pequeña flor de pétalos amarillos sí que era linda, pero seguía prefiriendo las rosas blancas, como el emblema de mi familia.

—Gracias. —Tomé la flor y después lo miré— Pero insisto, no es necesario que me traigas regalos.

—Te mereces mucho.

—Alex…

—Solo una oportunidad —volvió a pedir—. Soy consciente de los años que se conocen el príncipe y tú, pero, también sé que no quiero que te lastime.

—¿Por qué me lastimaría?

—Lo de ustedes no puede ser. La casa real no te aceptaría —dijo como si estuviera preocupado—. No quisiera verte herida.

Alex intentó tomar mi mano, apenas lo rocé unos segundos se la arrebaté. Era todo lo que necesitaba.

—Alex —comencé con firmeza—, eres un buen chico, pero no lo eres para mí.

—Stella…

—Déjame terminar. No sabes nada sobre mí y Dorian y sé que tenga o no un título, él no se rendiría y yo tampoco. Soy lo suficientemente capaz de demostrar quién soy.

Alex pareció sorprenderse y me observó. Me sentía muy segura en ese instante.

—Hablas con mucha confianza.

—Es porque sé lo que valgo. Además, aun si no tengo un título, ¿no crees que correría con la misma suerte estando a tu lado, siendo el hijo de un marqués?

—¿Cómo sabes que soy hijo de un marqués?

Tartamudee. Él no me lo había mencionado, pero lo supe apenas lo rocé, eso y otras cosas más.

¡Rápido, tenía que pensar en algo!

—Lo investigué —mentí.

Alex no renegó, pero tampoco estaba convencido.

—Tienes más oportunidades conmigo —insistió.

—No, no las tengo. Sé dónde estoy parada y a donde voy. Y, estoy segura de que quiero que sea Dorian quien me acompañe en el camino.

Dicho esto, le regresé la flor, Alex la recibió. Me dedicó una última mirada y se puso de pie, decepcionado.

—Te agradezco el apoyo de hoy, pero también debo pedirte que no insistas —pedí con firmeza—, no quiero seguir preocupando a Dorian.

Caminó hacia la puerta, pero antes de salir, volvió a dedicarme unos segundos, me observaba como si deseara añadir una ultima cosa y después de mucho meditarlo, finalmente hablo:

—Ten cuidado con su familia.

Fue lo último que dijo antes de salir de la enfermería.




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