Aún me sentía frustrado por todo lo que estaba pasando alrededor. Mis padres no tardarían en enterarse y ninguno de mis compañeros había visto a nadie más entrar a mi habitación. Esto era bueno y malo, nadie me vio “robando” la cadena de Jorge, pero tampoco había pruebas que limpiaran mi imagen.
Por si fuera poco, Conner y Franky también la estaban pasando muy mal. Intentaba hacerme el fuerte, pero tenía que ser honesto, nos habían tendido una trampa.
¿Quién? No tenía idea, pero quien haya sido, iba a descubrirlo e iba a pagar por ello. A pesar de estar “presos” en la sala del Consejo Estudiantil, nos habían servido desayuno, uno que muy a fuerzas tuve apetito para probar, ni se diga de mis amigos.
Incluso el Consejo se estaba enterando de lo sucedido. Alcance a escuchar a alguien que muy probablemente esa era la razón por la que rendía tan bien como estudiante y quizá por eso me había convertido en el primer presidente del Consejo Estudiantil menor de dieciocho años. ¡Estúpidos, idiotas!
Si había logrado lo que había logrado era por mi esfuerzo. No tenían por qué levantarme falsos de donde no había pruebas. Me sentía molesto, nervioso y frustrado. Si mi padre se enteraba, iba a enfurecerse conmigo.
¡Y yo no había hecho nada!
Y Stella… ¿Qué pensaría ella de todo esto?, ¿ya se habría enterado? Muy probablemente sí. Me pasé las manos por la cara, estaba exasperado. Solo esperaba que ella no creyera eso de mí… —Dorian —llamó Conner—. Todo saldrá bien.
—Así es, su padre no se sentirá avergonzado, no hizo nada malo —añadió Franky.
Miré a ambos. Tenían razón. Debía estar tranquilo, yo era inocente.
—No mentiré —dije con sinceridad—. Me preocupa, pero somos inocentes. Las cosas saldrán a nuestro favor.
De pronto la puerta se abrió y por ahí se asomó la secretaria del director.
—Dorian, Conner y Franky, pueden irse.
—Nosotros tres nos miramos asombrados.
—¿Cómo? —preguntó Franky sin entender el motivo.
—Pueden irse, encontraron testigos que afirman su versión.
—¿Qué testigos? —pregunté sin comprender.
Tenía entendido que hasta ahora habían entrevistado a los chicos, ninguno había visto nada, entonces ¿alguna chica pudo haber visto algo?
—Alguien testificó haber visto un sospechoso y coincide con lo que vieron los guardias. Así que ustedes quedan libres de todo. El director está ocupado con el asunto, por lo que me pidió que los dejará ir.
Los tres nos miramos y sin entender del todo, pero sentimos alegría por ello. Así que esperando que esto no se tratará de ningún error, salimos de la habitación y caminamos por los pasillos. Me sentía más tranquilo, yo sabía que la verdad saldría tarde o temprano.
Cuando pasamos a un costado de las oficinas escolares, Vicky, Vero y otras chicas estaban esperando, imaginé que quizá estaban por entrevistarlas también, pero a medida que me acercaba, el gesto de Vicky me preocupó. Miré hacia la misma dirección que ella: Stella estaba adentro con la cabeza gacha y hablando con el director.
Sin darme cuenta, ya estaba tocando la puerta de la dirección. Necesitaba saber que ocurría con Stella, pero después que me negaran entrar, me preocupe.
—Ven más tarde, Dorian. Me encuentro ocupado ahora mismo.
No estaba conforme, Stella no se veía bien, pero ya estaba salvándome ahora mismo, solo debía ser paciente y esperar a que ella me explicará que sucedía.
—Nosotras vimos todo —Vicky se apresuró a decirme al notar la preocupación en mi rostro—. Bueno, Stella lo vio.
—¿Qué quieres decir?
—Ayer cuando íbamos de regreso a los dormitorios, un tipo extraño salió de donde los chicos. No sé qué más haya dicho, pero ese debió ser el problema que desencadeno todo esto —concluyó señalando a todos los que aun estábamos alrededor del pasillo.
—¿Sabes que más dijo?
Vicky se encogió de hombros.
—Tranquilo, las cosas saldrán bien —mencionó Vero a un lado.
Tenían razón, debía confiar en ella.
Poco después la puerta se abrió y por ahí salió Stella con el director detrás. Ella me miró algo desanimada, pero después me sonrió. No estaba bien, yo lo sabía.
—Dorian, puedes pasar —mencionó el director.
Él se dio la vuelta y me dejó la puerta libre para entrar, pero no lo hice, antes me acerqué a Stella, para saber cómo estaba.
—¿Todo bien?
Ella me miró algo sorprendida, pero después me dedicó una pequeña sonrisa.
—Todo bien, las cosas se han aclarado. No lo hagas esperar.
Y dicho esto se acercó a Vicky y yo tuve que entrar a la oficina.
—Siéntate por favor —me pidió el director tras entrar—. Primero que nada, una disculpa, pero debíamos realizar todos esos protocolos e investigar antes de tiempo.
—Descuide, lo entiendo —pronuncie, después trague saliva, aquí es cuando yo iba a preguntar lo sucedido—. Y entonces, ¿Qué fue lo que paso?
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Editado: 12.08.2025