La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

112. Dorian

Cuando vi las luces sentí decepción. Eso no era lo que había pedido. Y mientras tanto, mis amigos se limitaban a observarme esperando mi aprobación.

—¿Por qué las luces navideñas?

Conner se encogió de hombros y Franky sonrió nervioso.

—Fue lo que encontramos —explicó.

—Es decir, que no consiguieron ni una sola luz decente —acaté.

—Bueno, te recuerdo que estuvimos toda la mañana detenidos —reclamó Conner.

Tenía las manos en la cintura y los ojos intercalándolos de uno a otro.

Soporta Dorian, soporta.

Me pasé una mano por el cabello y suspiré hondo.

—La comida, al menos está en orden, ¿no?

Ambos asintieron.

Todo saldrá bien, me repetí.

—¡Dorian! —escuché de pronto, era la voz de Vicky que llegaba a mí a toda velocidad— ¡Dorian, rápido, tienes que venir!

—Ahora no, estoy ultimando detalles. Perdí tiempo mientras me detuvieron.

—Dorian, no lo entiendes. Nada de esto va a servir si no vienes ahora.

Me volví a verla, no solo jadeaba tras correr, también tenía el rostro colorado. Debía ser urgente.

—¿Problemas con el vestido?

—Sí. —Sacudió la cabeza—Espera. ¡No!

—Puedes solucionarlo, por eso lo confié en ti.

—¡No es por eso! No se lo quiere poner porque…

—Sé que eres magnífica en cuanto a moda, Victoria. Encontrarás la manera.

—Cállate y escucha. ¡Stella se va a ir a Rosnia!

***

Corrí por toda la escuela con el único pensamiento de encontrar a Stella. Primero fui a los dormitorios, ya no estaba ahí y el miedo me invadió. Quizá la entrada, aún podía alcanzarla. Quería explicarle, hacerle saber que no podía irse, no sin antes escucharme.

Yo la quería, yo la necesitaba.

Entre los pasillos divise a Vicky y me acerque.

—¿La encontraste? —Para este punto me sentía agitado y desesperado, ella negó.

—¿Tardaste tanto en salir? —reclamó.

Yo fruncí el ceño. Solo me atrasé un par de minutos cuando el director me encontró fuera de mi puesto en el festival.

—¿Me vas a decir, sí o no?

—¿Vicky? —Una voz se escuchó de entre uno de los pasillos cercanos, se supone que no debían verme fuera de mi puesto en el festival, así que me escondí en la siguiente esquina— Sabía que eras tú —era la voz de Alexander— ¿Has visto a Stella?

—No, ¿por?

—Me enteré de que la vetaron del baile, así que improvise para invitarla a otro lugar, pero no sé dónde está.

Recargue mi cabeza en la pared. ¿Por qué tenía que meterse donde no le llamaban?

—Lo siento, debió haber ido al taller de artes por sus cosas —dijo Vicky. ¿Por qué a él si le decía dónde encontrarla?— Le hubiera encantado estar ahí presente, caminando por esa gran entrada llena de flores —hizo énfasis en la última parte.

Estuve a punto de reclamar que tenía que ver la entrada de flores, pero entonces lo supe, si Stella estaba por irse, antes iba a despedirse, aunque no fuese en persona. Ella sabía que yo no la dejaría ir.

—Gracias, iré a buscarla —dijo Alexander, se despidió de Vicky y yo salí de mi escondite.

—Me espera en la entrada, ¿verdad?

—¡¿Todavía estás aquí?! —reclamo Victoria— ¡Dios! Qué lento eres, ¿Qué estás esperando? ¡Corre a verla, antes de que me arrepienta y decida ayudar a Alexander en tu lugar!

—¡Gracias! —grite mientras corría— Te debo otra, ¡ni se te ocurra ayudarlo!

—No entiendo como pueden ser tan tontos. —Alcance a escuchar a Vicky bufar— ¡Hombres!

Yo reí, iba a encontrar a Stella y le iba a aclarar todo. Era lo único que me importaba ahora mismo.




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