Una hora después de que Stefan y Stella se conocieran.
—¿Cuándo pensabas informarme que tengo una hermana?
Apenas Simón entró a la habitación, se encontró a Stefan de brazos cruzados y sentado sobre el sofá. El joven secretario sonrió sarcástico.
—Primero que nada, me alegro de que estes vivo y en excelentes condiciones. Jamás dude de Valentina, sabía que te mantendría con vida.
—Eso es lo otro que no te he reclamado. Jamás me dijiste que era una chica hasta que caímos al río.
—Segundo —ignoró Simón su comentario anterior—. Yo no tenía la responsabilidad de contarte algo tan delicado sobre tu familia, además tu padre me lo prohibió, pero cuando opté por desafiar la orden del rey, desapareciste. Y respecto a Valentina, esperábamos que mantuviera la máscara más tiempo. ¿Cómo íbamos a saber que la perdería pronto?
Stefan no se inmuto. Siguió jugando con la pierna que recargaba sobre la otra y mirando con ojos entrecerrados a Simón. El chico no se molestó, conocía a su mejor amigo, no estaba enojado.
—Da igual —soltó Stefan suspirando y levantándose, se aproximó al secretario para darle un abrazo, cosa que al principio tomó por sorpresa a Simón, pero después le correspondió—. Gracias por cuidar de nosotros.
—Eres mi mejor amigo, y siempre le tuve mucho aprecio a Eddy, era como mi hermano mayor —soltó Simón terminando el abrazo—. Lamento mucho lo de tu padre. Tuve miedo por ustedes, pero confío plenamente en Valentina.
—Si bueno, yo también tengo mucho que agradecerle —confesó Stefan, cosa que sorprendió a Simón—, pero en este momento necesito respuestas, demasiadas para ser honesto. Esta el tema de la sucesión, la lista de sospechosos, mi nueva hermana…
—Todo a su tiempo —interrumpió Simón—, porque no aprovechas para conocerla.
—No estoy seguro de que le agrade.
Simón se rio y a Stefan no le causo la misma gracia.
—Bueno, Eddy le tenía mucho cariño. Él y tu son muy protectores con quienes quieren. Estoy seguro que apenas la conozcas harás lo mismo. La princesa si quería conocerte.
Stefan abrió los ojos. ¿En verdad?
—Jamás había escuchado de ella —se avergonzó Stefan.
—Nunca es tarde para recuperar ese tiempo perdido.
Simón sonrió y Stefan después de unos segundos, se vio contagiado. Odiaba que a veces pareciera conocerlo mejor que él mismo, así que le dio un pequeño empujoncito.
***
Cuando la mayoría dormía, Stefan no lograba conciliar el sueño. La noche estaba fresca, así que se acercó al balcón de aquella casa, Valentina estaba ahí como siempre, mirando la luna y las estrellas y si estaba nublado, admirando las nubes y la oscuridad.
Desde que compartía todo su tiempo a lado de su guardaespaldas, la había observado sentarse junto a las ventanas a mirar las noches. No dormía, no como cualquier persona, lo que le hacía preguntarse en qué momento del día lograba descansar.
La miró, él recargado desde el umbral de la puerta, ella sentada sobre el balcón de mármol.
—¿Tampoco puedes dormir? —preguntó la chica sin mirarlo.
—Hoy no. Tú nunca —dijo Stefan acercándose a ella y recargando sus brazos en el barandal.
—Es mi trabajo.
—Todos merecen un descanso.
—Yo no, al menos no en las noches —contestó reflexiva—. Mis fantasmas no me lo permiten, pero estoy segura que no son los mismos que los tuyos, ¿tu porque no puedes dormir?
Stefan miraba hacía el bosque, Valentina hacia la luna.
—No puedo creer que tenga una hermana —confesó el príncipe con un verdadero sentimiento de asombro—. Y que haya dudado de nuestro parentesco.
—Yo tampoco. Eres tú con el pelo largo y vestido —respondió Vale con una pequeña sonrisa—. ¡Oye…!
—No me voy a poner ningún vestido —sentenció Stefan a la efusividad de su guardia.
—Yo iba a decir una peluca, pero aquí no juzgamos. —Vale se encogió de hombros.
Stefan le dedicó una mala mirada y ella comenzó a reír.
—Hablando enserio —retomó la chica— ¿Qué piensas hacer?
Stefan suspiró hondo mirando la profundidad de la oscuridad en el bosque. Sí, es justo lo que se preguntaba.
—Tengo que protegerla —comenzó—. Es inocente de todo el desorden de nuestra familia y las conspiraciones de la corte.
—Estoy de acuerdo.
—Pero no sé qué se supone que debo hacer —confesó abatido—. Con el reino, con los lores, contigo. Lo que hizo mi padre, sin avisarnos no fue justo. Lo que hizo de no contarme nunca sobre Stella tampoco fue correcto —Stefan se pasó una mano por el pelo—. Me dejó más problemas que soluciones.
—Sé que tu no deberías corregir problemas que no provocaste, pero si me preguntarán, yo diría que lo estas tomando mejor de lo que parece.
—Tengo que.
—Tienes la capacidad para lograrlo. —Valentina se bajó del barandal y se acercó a Stefan— Recuerda que no eres tu padre, ni tu hermano, eres tú y lo que hagas a tu manera, está bien.
#8286 en Novela romántica
#3401 en Fantasía
#1402 en Personajes sobrenaturales
romance, princesa realeza romance principe, enemytolovers romance odio amor
Editado: 12.08.2025