La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

125. Stella

Apenas parpadee, ya estaba detrás de Valentina. Ni siquiera me di cuenta en qué momento se colocó delante y de un rápido movimiento, tenía al duque sometido, con el brazo estirado detrás de él y la cabeza en el suelo.

El gesto que ella tenía en ese momento, no era nada comparado a lo que haya visto antes. Ni siquiera en Dorian enojado encontraba una sensación tan imponente y tan tenebrosa como con Valentina haciendo su trabajo.

Y ahí comprendí porque le temían.

—Prometí que hoy no rompería huesos, pero no me deja muchas alternativas, su excelencia —mencionó Valentina con un tono de siseo, como si jugará con su presa.

El duque intentó menearse, pero la chica colocó su pie encima de la cabeza y amenazó.

—Tiene diez segundos para decirme todo lo que sabe o le romperé los dedos uno por uno. Usted lo sabe, porque me tienen miedo. —De verdad creo que Valentina lo va hacer cuando voltea a verme, entiendo su idea, me acercó un poco y colocó mi mano donde antes la de ella— Empiezo a contar, uno…

—La reina Viandra le tiene apreció a mi hijo, somos la familia de mayor estatus solo después de la casa real, así que pensamos que si ni el príncipe, ni la princesa de los rumores aparecían, sería buena idea proponerlo como heredero. La reina no rechazó nuestra ayuda, pero nosotros no enviamos ninguna carta, no tenemos el poder para hacerlo mucho menos la adquisición para falsificar un sello como el de la corona.

El duque estaba temblando tanto que casi siento lastima por él, de no ser porque estuvo a nada de apuñalarme. Vale y yo nos miramos y asiento con la cabeza. Obtengo la información que buscamos y coincide con su confesión.

Entonces ella lo suelta y yo también, camino hacia la salida, no sin antes observar que Valentina se ha arrodillado junto al duque. Algo le susurra, no alcanzo a escuchar que es, pero este se estremece y así, sin más, ambas salimos de la habitación.

Apenas estamos afuera, Valentina me lleva consigo al piso de abajo y les ordena a las demás sirvientas que sirvan la cena a solo a un par de lores.

Solo entonces me doy cuenta que necesitamos un descanso y me lleva a comer.

—¿Se asustó, princesa?

—Un poco. Eres demasiado rápida —confieso atontada.

—Imagine que se pondría violento, pero no esperaba que tomará represalias contra ti. Discúlpame.

Niego con la cabeza, a pesar del miedo, ver a Vale tan tranquila me hacía pensar que todo saldría bien.

—No dudé de ti.

Entonces ella me sonrió conmovida. Me sorprendía la habilidad que tenía para cambiar sus facciones tan rápido.

Entiendo su frustración, pero al mismo tiempo siento las ganas de no darme por vencida, así que me acercó a ella y le tomó las manos.

—Enséñame a hacer lo que hiciste ahí dentro —pido muy segura de mí misma—. Fue increíble.

Ella me mira un tanto sorprendida, quizá la asusté con mis emociones, pero no se aleja. Al contrario, después suelta una mueca alegre y comenta:

—¡Ja! Hasta en eso se parecen, les brillan los ojos de la misma manera.

Eso me asombra un poco, pero después añade:

—Lo haré, te enseñare a defenderte, pero también quiero que me prometas que jamás vas a sobre exigirte y que nunca te ensuciarás las manos. Para eso me tienes a mí.

—Lo prometo.

—Ahora, cuéntame, ¿qué más viste?

Me aclaró un poco la garganta antes de continuar y me ve atenta.

—Ninguno de ellos sabe algo sobre el sello, pero la reina si estaba enterada de sus planes. O al menos eso entiendo. Se acercó al duque porque su hijo le recordaba a Edmundo y el marques tiene cercanía con el duque, porque su hermana es la duquesa. En cuanto al Conde, lo veía más como un negocio que le beneficiaria. Pero al menos entre ellos tres, no hay nada respecto al sello.

—Coincide con lo que encontré, pero tener sus perspectivas a través de ti me resulta muy útil —comenta contenta—. ¿No planearon los atentados, cierto? —niego con la cabeza, no había nada de eso en sus pensamientos— Quizá ellos no dieron la orden, pero eso no significa que alguien más en la corte no se beneficiara de la ausencia de ustedes. ¿Estás de acuerdo si continuamos con los que siguen?

—Claro.

Vale me permite comer otro poco para recuperar energías y continuamos con nuestra labor. No terminamos aquella noche, así que continuamos a la mañana siguiente en el desayuno con los lores que nos faltaron.

Había información de todo tipo. Aquellos que no querían a nuestra familia, pero al menos los respetaban, los que eran totalmente devotos. Tres que conocían de mí, más no me conocían en persona e hicieron una búsqueda por su cuenta. Y otros que definitivamente veían con otros ojos la oportunidad de eliminarnos, tan así que un par se unieron para eliminar a Stefan si lo encontraban antes de que volviera. Sin embargo, ninguno dio la orden con el sello o que tuviera uno falso.

Es hasta que terminamos que nos damos un pequeño descanso para más tarde reunirnos con mi hermano y con Simón.

—No llegaremos a ningún lado respecto al sello —me dice Vale—. Sabemos cuáles eran los planes del duque, el conde y el marques y que se aprovecharon del dolor de la reina, pero aun nada sobre el sello.




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