Estaba nerviosa, muy muy nerviosa, demasiado nerviosa. Mucho más que en cualquier otra ocasión. Esta era oficialmente la noche en que me presentarían como la segunda princesa de Rosnia.
Siempre quise que dejaran de ocultarme como si hubiera algo malo conmigo, pero ahora que estaba por suceder, no podía evitar sentirme extraña, no dejaba de pensar en la dimensión de todo lo que vendría a partir de esta noche.
Mire escondida entre la puerta contigua a la entrada. Iban llegando de poco en poco todos los invitados. Reconocí algunas caras de los hijos de familias nobles de Saltori. Me impresioné con la elegancia de los nobles de Fairspren, pero nada se comparó a cuando lo vi llegar… por un momento lo había olvidado y verlo ahí, con su traje y un intento de peinar su pelo hacia atrás me puso más nerviosa de lo que estaba.
Dorian acompañaba a su madre del brazo. Donovan caminaba por su parte y el rey saludaba a sus homólogos de Fairspren.
Noté parecido entre Dorian y su mamá, ambos compartían el color de cabello y los ojos, pero al ver al rey de Fairspren y a quienes supuse eran sus hijos, me di cuenta que todos se parecían bastante.
—Son hermanos —susurró Stefan a mi lado, mirando por la misma rendija que yo—. La reina de Saltori y el rey de Fairspren son hermanos.
—Eso explica el parecido —conteste asombrada.
Aunque yo no dejaba de verlo… no estaba acostumbrada a ver a Dorian con algo que no fuera el uniforme o su capa de alumno ejemplar. Se veía lindo, elegante, apuesto...
—¿Lo conoces? —me preguntó mi hermano de la nada, me volví a verlo— El príncipe Dorian, ¿lo conoces? Algo me informaron que asisten a la misma escuela…
Agradecía que estuviera oscuro donde nos ocultábamos, o sino el color en mis mejillas me delataría. ¡Claro que lo conocía! Sí le contará.
—Es mi compañero de clase —trate de ocultar los nervios.
—¿Te trata bien? —preguntó, ¿Por qué hacía estas preguntas de pronto?
Me encogí de hombros intentando disimular.
—Me ha apoyado mucho.
Miré de soslayo a Stefan, inspeccionaba a los príncipes de Saltori, Donovan se veía más serio y hasta podía decir que más irritable que Dorian.
—No se parece a su hermano.
—Claro que no, Dorian es mucho más amigable —dije sin pensarlo.
En ese momento cerré los ojos, acababa de delatarme. Stefan pareció soltar un “mmm” pensativo y yo no quería ni verlo.
—Avísame si se te acercan o te sientes amenazada por ellos —me pidió—. No confió en el mayor.
—Tranquilo —me di la vuelta para tomarlo del brazo, no quería que tomara conceptos precipitados sobre Dorian, él no me haría daño—. Puedes confiar en Dorian.
Stefan me dedico una última mirada esperanzadora antes de darme un abrazo, mismo que correspondí con cariño. Se sentía bien que mi hermano me quisiera.
Cuando comenzaron los murmullos, nos dimos cuenta que era cuestión de tiempo para finalmente salir. Valentina iba llegando junto con el jefe de la tribu. Pronto comenzarían con el discurso y entonces no habría vuelta atrás. A partir de esa noche dejaría de ser Stella Maltes, la niña refugiada, para finalmente ser reconocida como Stella De Vires, la segunda princesa del reino de Rosnia.
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Editado: 12.08.2025