133. Stella

—Es imposible —replicó la madre de Stefan en cuanto bajamos del estrado.

Por primera vez la vi bien de cerca y aunque esta zona no era visible para el resto del salón, seguramente su voz se habrá escuchado en las mesas más cercanas.

—¿Así que esto era lo que tramaban? ¿Sacar del sótano a una bastarda y llamarla princesa?

La reina madre se acercó peligrosa, pero de inmediato, fue Vale quien se puso enfrente de mi, incluso antes de que Stefan pudiera reaccionar. Entonces la reina dio un par de pasos hacia atrás.

La sola presencia de nuestra guardia era imponente.

—Madre —llamó Stefan sin perder la calma—, te pido que pienses bien en tus palabras. Hablaba enserio que considerare como acto de traición cualquier insulto hacia mi hermana.

—¡Tu hermana! —se escandalizó la reina con una sonrisa enfurecida en el rostro— ¡Esa niña no es más que el recordatorio de una traición! ¡Un capricho de tu padre que amenaza con arrastrarnos a todos!

—Madre…

— ¡No permitiré que esa mocosa me quite lo que me pertenece! ¡Este trono, esta corte, todo era mío…!

Entonces un silencio se pronunció. Si otros asistentes escucharon, no se atrevieron a asomarse, pero fue suficiente para que Stefan obtuviera lo que buscaba.

Yo no tenía miedo, Valentina me había contado justo lo que sucedería después de presenciarlo en una de sus visiones. Sin embargo, era Stefan el que me preocupaba.

Pesé a que no se veía alterado, me dio un apretón en la mano y solo entonces me soltó.

—Que Simón sea quien te acompañe —dijo y después miró a su madre—. Hablemos.

La reina estaba furiosa y no esta demás decir que me veía con odio, pero no hizo nada, Valentina era suficiente para mantener la situación en calma y se limitó a seguirla a donde Stefan le pidió hablar a solas.

El momento de enfrentarse había llegado.

—Todo saldrá bien —mencionó de pronto Simón a mi lado—. Las cosas se pondrán mejor a partir de ahora. No te preocupes, mejor concéntrate en que te conozcan esta noche —propuso con una amable sonrisa.

Lo miré, tenía razón. Desde esta noche, yo era Stella De Vires, segunda princesa del reino de Rosnia y había mucha gente que deseaba conocerme.

—Además hay alguien que te espera —añadió y yo me puse nerviosa.

Cuando me asomé hacia el salón, lo vi de lejos. Ahí estaba más apuesto que nunca, radiante como siempre o quizá era yo en mi emoción por volver a verlo.

—¿Puedo? —pregunté con timidez.

—Es algo pronto para que se vean como de costumbre —explicó Simón, por supuesto, lo entendía, aunque no me hacía sentir mejor—, pero les arreglaré uno de los balcones como te lo prometí.

—¡Gracias!

Quería saltar y abrazarlo para agradecerle, pero no estaba permitido según los protocolos, sin embargo, Simó, que no era tan estricto como parecía, puso su mano frente a mí y me permitió chocar las cinco con él.

Le hice caso, ahora que estaba sola, me acerqué a la vista del salón principal acompañada de Simón y de inmediato hubo lores de la corte, nuestra corte, que se acercaron a saludar y conocerme.

Fui amable y contesté tal como había practicado antes con Stefan, Vale y Simón, siendo este ultimo quien me acompañaba a todo momento mientras mi hermano volvía.

Y entonces sentí su mirada a lo lejos. Cuando coincidimos mi corazón se detuvo un momento, lo extrañaba demasiado, pero verlo de nuevo me hacía darme cuenta que este sentimiento era más de lo que creía.

Él me sonrió con ternura y yo igual. Intenté acercarme, Dorian hizo lo mismo, pero al final alguien más aparecía frente a mí y se presentaba, entonces volvía a buscarlo con la mirada y él igual estaba siendo llamado por su padre o su madre.

Apenas alcanzábamos a mirarnos de soslayo cuando de nueva cuenta éramos interrumpidos y supongo que Simón se dio cuenta, porque estratégicamente me llevó a otro lugar. Confiaba en su plan, pesé a que no me decía que tenía en mente.

Pero todo quedó en el proceso, porque pronto, desde la puerta que llevaba a los salones contiguos se escuchó… un disparo.