La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

137. Valentina

Stella pareció perderse en sus pensamientos justo después de hablar con los reyes de Saltori y Stefan creyó que su hermana estaba abrumada. Unos minutos a solas no le vendrían mal a ninguno de los dos. Es por eso que usaron el balcón disponible para ellos y se dieron un respiro.

Mientras tanto la chica guardaespaldas busco a Simón, él ya iba hacia donde ella. Siempre reconocería lo eficiente que era el joven en su trabajo.

—¿Hiciste lo que te pedí? —preguntó ella.

—Todo listo —respondió Simón con su usual sonrisa de total eficacia—. ¿Ahí en el balcón? —Vale asintió— ¿Para la princesa? —Vale volvió a asentir.

—Le prometimos a la princesa que le daríamos oportunidad de reunirse con su novio.

—¡Ah! El príncipe Dorian, a Stefan le agrada —mencionó Simón.

—Ya no le agradará tanto cuando se enteré que es el novio de su hermana —añadió Vale.

—Nah, Stefan no es así —aseguró Simón, pero Valentina lo observó con una ceja alzada.

—Tengo hermanos, sé de lo que hablo —insistió la chica.

—¿Quieres apostar?

Valentina sonrió con superioridad.

Más pronto que tarde, la chica ya iba a donde los príncipes descansaban.

—Stefan. —Se acercó Vale— ¿Puedes venir un momento? Princesa ¿le molestaría darnos un minuto?

—¿No puede acompañarnos? —preguntó el príncipe inseguro.

—No quiero agobiarla más —respondió Vale—. Además, le vendría bien un poco de distracción.

Stefan miró a su hermana para saber su respuesta. La verdad es que, si necesitaba solo unos minutos a solas, por lo que no dudo en responder.

—No te preocupes, estaré bien —contestó apretando fuerte la mano de su hermano.

—Cualquier cosa no dudes en buscarme. Regresare a verte en unos minutos.

—Claro.

Stella sonrió y Stefan y Vale regresaron al interior.

Mientras ella pasaba unos minutos a solas, Stefan y Vale caminaron al pasillo.

—Y bien, ¿Sucede algo? —finalmente preguntó el príncipe al ver que Valentina no decía nada, pese haberle pedido hablar con él a solas.

—No, nada malo —respondió con simpleza.

Stefan detuvo su paso y le dedicó una mirada de confusión.

—¿Entonces, por qué me llamas a solas?

Valentina no aguantó más y soltó una pequeña risa. Ella no sabía que ese gesto comenzaba a provocar reacciones en el joven príncipe.

—No tienes que preocuparte. En realidad, si hay algo que debo comentarte, pero no será ni aquí ni ahora. Podemos tratar esos asuntos mañana con calma.

—Si no quieres que hablemos de temas de pendientes, ¿entonces porque me traes aquí? —preguntó Stefan.

—Porque tu hermana necesitaba un respiro —respondió encogiéndose de hombros—. Entiendo que la proteges, pero déjala ser.

Stefan le miró con molestia, lo que causo que ella volviera a reír. No iba a ceder ante su risa, claro que no.

—Tranquilo, ella estará bien. Creí que sería bueno que le dieras un momento a solas, no van a robártela.

—¿Cómo puedes estar tan tranquila después de lo de hace un rato?

—Porque ya me hice cargo de todo. Me aseguré que pasemos el resto de la noche en calma. Lo más fuerte ya lo hemos pasado. Ahora solo relájate y disfruta.

Stefan que había cruzado los brazos de nuevo, no dejaba de apretar los labios, inconforme, pero debía admitirlo, Vale tenía un punto y era justo que se tomará un momento para descansar. Suspiró hondo. Ahí estaba de nuevo, no la reina, sino su amiga que le recordaba cuando ceder.

—Bien, supongo que tienes razón, pero…

—Su alteza —llamó de pronto una joven de pelo castaño claro y de ojos miel, hizo una pequeña reverencia antes de mirarlo bien, la reconocía como una de las princesas de Fairspren—, espero no interrumpir. Quería presentarme, mi nombre es Farah Liorente, primera princesa de Fairspren. Me disculpo por llegar tarde, he de confesar que tiene relativamente poco que volví de un viaje internacional.

—Un gusto —reverenció Stefan y Vale a su lado—. Le agradezco haya venido, sin importar la hora.

La princesa sonrió elegante. Detrás Vale observaba la escena, la princesa era linda, pero se dio cuenta que no se acercó sola, lentamente se alejaba el príncipe que antes le acompañaba; el príncipe Donovan.

Ambos eran primos, así que no le sorprendía que le hiciera compañía antes de presentarse. Sin embargo, no hizo amago de acercarse, al menos no a ellos.

Miró de soslayo hacia su dirección y comprendió que quería ver.

Mientras a Stefan y la princesa Farah conversaban, ella deseando iniciar un momento más cercano con él, Vale aprovechó para escabullirse.

—Debería bailar con ella, su alteza —susurró y los dejó a solas.

Stefan apenas reaccionó a su comentario cuando la princesa tomó la oportunidad, de llevarlo a su lado al salón.




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