Desde que anunciamos que el viaje sería a las playas de Fairspren, solo esperaba que mi hermano estuviera de acuerdo y me permitiera ir, Doris aún tenía mi custodia y no le quedaba más que compartir buena parte con Stefan, o eso es lo que me decían, pero a mis ojos, había algo más que no lograba discernir si era preocupación o enojo.
En fin, que no ahondaba en eso, cuando terminará el colegio, sería mayor de edad en Rosnia y podría decirle adiós a Doris de una vez por todas.
No hubo tanta necesidad de convencer a Stefan, puesto que tanto Vale como él estarían cerca de la ciudad los mismos días. Ambos habían apostado unas vacaciones y otras condiciones que solo ellos entendían.
Era una total coincidencia, así que Stefan solo me pidió que ante cualquier emergencia no dudará en llamarlo.
Dorian no nos acompañaría el primer día, lo entendía. Si que iba a extrañarlo, pero también era feliz por el tiempo que pasaría con Vicky y los chicos.
Así pues, apenas llegamos al hotel, la urgencia por guardar nuestras cosas y correr a la piscina nos dominó.
Entre juegos sobre el agua, partidos de vóley en la arena, una pelea entre compañeros unos encima de los hombros de los demás para ver a quien derribaban primero y al final cenar en las fogatas que organizaban a la orilla de la playa del hotel, la pasamos increíble esa tarde.
Al día siguiente lo pasamos totalmente en la playa. Dorian le aviso a Franky que llegaría un poco más tarde, pero que sin duda nos alcanzaría.
No importaba, aún teníamos dos días más.
Esa misma tarde nos estábamos preparando para asistir al antro del que tanto se hablaba. Aquí en Fairspren teníamos edad suficiente para asistir, así que sí, todos estábamos emocionados.
De la maleta saqué el vestido verde que Dorian me dio en mi cumpleaños, junto al resto de mis acuarelas. Según mis cálculos, él llegaría pronto para acompañarnos y yo le había prometido usarlo con él.
—Que hermoso vestido —dijo Vicky al vérmelo puesto.
Era de un verde jade que combinaba con mis ojos, un tanto suelto y perfecto para la ocasión.
—Dorian me lo regaló —conté con una enorme sonrisa y Vicky soltó una pícara.
—Mas le vale llegar a ese idiota con corona. Te ves hermosa como para perdérselo.
—Llegará —aseguré.
—¿Estamos listas? —preguntó Vicky cambiando de tema, asentí con la cabeza— Vayamos a divertirnos.
Bajamos contentas de nuestra habitación. Abajo en el vestíbulo ya estaban parte de los demás compañeros, bueno, de aquellos quienes irían. Aun no llegaban Conner y Franky, pero no debían tardar.
Nos miramos todos muy emocionados. Incluso Becca, que, aunque nunca nos habíamos llevado bien, parecía emocionada.
Salimos, bailamos, disfrutamos la noche. Conner tomó algunos tragos con otros compañeros, Vicky y Franky bailaron juntos y después cada uno conoció a alguien. Todo estaba bien, aunque eran en esos momentos donde estaba sola que anhelaba que Dorian pronto llegará.
Estaba un poco cansada y necesitaba ir al baño. Le hice señas a Vicky de a donde iría, pareció comprenderme, así que no me preocupe.
Hasta ese punto era una noche bastante divertida, pero algo tenía que salir mal, ¿no? No habría experiencia si no sucedía algo y eso fue que la puerta de mi baño se atoro. El pánico me invadió cuando tarde más de la cuenta para intentar salir y gritar tampoco ayudaba porque la música era bastante fuerte.
¿Qué iba a hacer?
Primero me tranquilice, pronto los chicos se darían cuenta que yo no estaba y Vicky sabía que iba al baño.
Si se lo dije bien, ¿no?
Sí.
No.
No lo recordaba.
Tranquila Stella, no puedes estar atrapada toda la vida.
Suspiré y empuje más fuerte, pareció desatascarse, aunque sea un poco. Así que volví a insistir. Una vez más.
Empuje de nuevo y al fin pude salir, en ese instante un par de chicas iban entrando y me preguntaron si estaba bien, les conté sobre la puerta y optaron por no usarlo.
Miré la hora en el teléfono que Vale me había regalado para este viaje. Pasaban de los minutos que habíamos acordado para vernos a la salida.
Tenía que irme ahora mismo o iba a retrasar a todos.
Me dirigí hacia la salida, pero cuando llegue no había nadie. Mis compañeros se habían ido y yo me había quedado sola en las afueras del antro. ¿Y Vicky? ¿Y los chicos?, ¿Cómo es que no se habían dado cuenta?
El miedo me rondo. No, ellos no pudieron haberse ido, así como así sin mí, muy probablemente estaban buscándome como yo a ellos.
Volví adentro y busqué con la mirada.
No. No estaban. Entonces sí me asuste.
¿De verdad estaba sola?
De nuevo me obligue a calmarme. Todo iba a estar bien, esta ciudad era conocida por ser segura, así que podría caminar un poco y tomar un taxi. No llevaba dinero conmigo, pero no importa, una vez llegado al hotel podría pagar.
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Editado: 31.07.2025