—¡Dorian! —Me di la vuelta y lo abracé fuerte.
Él me rodeó con sus brazos, más no me veía aún. Sin necesidad de mirar, supe que los chicos de hace un momento se alejaron corriendo. Solo entonces noté como Dorian también soltaba aire retenido.
—¿Estas bien? —me preguntó con preocupación, yo asentí con la cabeza— Stella, me asusté cuando me contó Vicky que te perdió de vista.
—¿Cuándo llegaste?
—No hace mucho, quería darte una sorpresa y el sorprendido fui yo.
—Perdón —pedí soportando las ganas de soltar unas lágrimas, una vez más, era Dorian que venía a mi rescate.
—No fue tu culpa.
—Lo fue por no haberme sabido cuidar —me recriminé.
Entonces el me alejó un poco y me dio un tierno beso en los labios, eso fue suficiente para olvidarlo todo. ¿Cómo era posible que tuviera ese poder sobre mí?
—No. Fue. Tu. Culpa —me repitió con su frente sobre la mía—. Además, yo voy a protegerte siempre que sea necesario.
En ese instante lo abrace más fuerte. Mientras estuviera en sus brazos todo estaba bien. Sin embargo, desde ese momento me di cuenta que había algo que no podía seguir soportando, una espinita que me incomodaba y me hacía sentir débil y eso era el hecho de no poder hacer nada por mí, ni por él. Sino tenía la fuerza suficiente para cuidarme, tampoco podría prometerle que yo también podría protegerlo…
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Editado: 12.08.2025