—No creas que se me olvidara tan fácil lo de hoy —sentencio mi hermano una vez que bajamos del auto—, tienes suerte de tener buenos abogados defensores.
—¿Seguro que Vale estará bien? —pregunté tratando de disuadirlo.
Después de todo, ella había bebido un poco más que el resto. Mi hermano suspiró. Ambos miramos de soslayo, Simón era quien le ayudaba a sostenerse al caminar.
—Sí, es extraña, pero mañana estará mejor.
Apenas habíamos llegado, Dorian se acercó a nuestros amigos para contarles lo sucedido, sin mencionar como nos había encontrado mi hermano.
El lugar donde se hospedaban Stefan, Vale y Simón, no estaba muy lejos de ahí, pero ya no creían posible regresar debido a que habían tomado más tiempo del permitido al ir a buscarme, así que tomarían un par de habitaciones aquella noche en el mismo lugar que nosotros.
—Te prometo que no volverá a pasar. Fue un malentendido con mis compañeros y Dorian llego a buscarme.
Stefan me miró y después de soslayo a mis amigos, ellos seguían en su plática.
—Entiendo —mencionó—, pero aun es difícil para mí verte así —añadió con honestidad. Había pasado algo similar con Eddy, sin embargo, él nunca llegó a vivir tanto como para verme tan cerca de algún muchacho.
Sonreí.
Estás eran de esas ocasiones que me hacían sentir querida. Sin pensarlo le di un abrazo a Stefan. Comenzaba a darme cuenta que era un arma para apaciguar sus celos de hermano mayor.
—Bien, bien. No tendré nada en contra del muchacho, pero coopera y no me hagas sentir incomodo con esto, estoy acostumbrándome a verte con alguien más, ¿sí?
—¡Por supuesto! —respondí feliz. Misión cumplida.
Me acerque a Vicky que también me dio un gran abrazo y prometió no volver a dejarme sola.
—Estoy bien, además no fue tu culpa —le dije para quitarle un peso de encima.
—¡Stella, eres tan dulceeee! —chilló sin soltarme.
Todos reímos. Las cosas estaban bien ahora, así que subimos a nuestras habitaciones, Vicky se quedaba un cuarto a lado del mío y los amigos de Dorian al final del pasillo.
Fue aquí donde nos dejaron a solas para despedirnos. Tanteé mis bolsillos, entonces me di cuenta que las llaves de mi habitación se habían quedado con Victoria.
—¿Todo bien? —me preguntó Dorian al verme aturdida.
—Mis llaves, las tiene Vicky —mencioné dudando de tocarle la puerta… miré a Dorian, el parecía inocente, pero recordé sus palabras en la playa y sentí un poco de calor en mis mejillas—. Creo… creo que debería decirle.
Dorian metió la llave en su puerta y la abrió. No me dijo nada, parecía pensar en algo hasta que note su respiración un poco pesada.
—O… podrías quedarte aquí —dijo, lo mire un poco sorprendida— y yo puedo quedarme con Franky o Conner.
—¿Eso crees?
—Podría ser.
—Sí, podría.
De pronto mi corazón latía más rápido y sentía pesada la respiración, me coloque en la entrada de la habitación como si le hubiera tomado la palabra a Dorian, pero… no quería que él se fuera.
Y ahí nos quedamos, un momento mirándonos el uno al otro como esperando que alguno de los dos dijera algo más, lo que sea. Quien fuese el primero en ceder… pero ¿qué era eso?
—Supongo… —comenzó él— supongo que debo dejarte descansar.
Entonces le tome la mano sin dejar de verlo… y él no me rechazó.
—Es… es una lástima que haya olvidado mis llaves —añadí queriendo alargar el momento.
—Lo es —pronunció él con el mismo tono perdido—. Pero es más si quisieras dormir sola.
—Pero si no quiero… podrías ¿quedarte?
—Podría, sí.
Seguíamos atentos el uno al otro, en espera de ese algo más y ahí lo entendimos. Entonces retrocedí un poco y permití que él entrará conmigo. Dorian cerró la puerta tras de sí y yo me acerque a besarlo.
Él me correspondió dulcemente al principio, pero después quería más. Necesitaba más y entonces todo pasó.
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Editado: 12.08.2025