165. Dorian

Recordé que mi llave y la de Franky abrían puertas iguales y me maldije demasiado tarde. La puerta se abrió de golpe y por instinto arrojé una de las almohadas contra quien entraba.

—Dor…

—¡Toca la maldita puerta! —reclamé irritado.

La almohada golpeó la cabeza de Franky, quien se agacho y regreso afuera, dejó entrecerrado, lo suficiente para no vernos, pero poder mantener una conversación.

Miré detrás de mí, Stella se había hecho un ovillo entre las sábanas y yo alcanzaba a tapar mis partes con un poco de la tela. Me acomodé en la orilla de la cama buscando mi ropa. ¿Qué diablos le pasaba?

—D-dorian —repitió Franky.

—¿Qué quieres?

—Vicky no encuentra a Stella.

Suspiré. Stella también buscaba su ropa. Cinco minutos. Solo había pedido cinco minutos para disfrutarlos con ella. ¿Por qué tenían que arruinar el momento?

—Esperen afuera y dile que está bien.

—¿Stella esta adentro? —alcance a oír a Victoria, bufé para mis adentros.

—Eso parece —también escuché a Conner cerca.

—Dorian —me llamó Stella cubriéndose con la sabana, al mirarla tuve que tragar saliva, ¡Maldita sea! Si no nos hubieran interrumpido, de verla así la hubiera hecho mía de nuevo, pero tenía que soportarlo—. Toma. —Me cedió la camisa— Enseguida te alcanzo.

Me acerqué y le di un pequeño beso en los labios.

—Yo me hago cargo —le dije.

Ella asintió y volvió a su ropa. Hice lo mismo, estaba por salir cuando volvieron a insistir los chicos desde afuera.

—Lastroke, ¿Stella está contigo? —Esta vez fue Victoria quien se acercaba.

—¿Qué diablos? Ni se te ocurra abrir, ella está bien —dije interponiéndome entre la puerta y la pared.

—¡Ja! Yo sé que esta más que bien —dijo con ironía, rodé los ojos—, pero tenemos un problema, ¿Qué le voy a decir a su hermano? Me lo encontré hace un momento y viene hacia acá.

—¡¿Qué?! —gritamos ambos al mismo tiempo.

Oh, oh…

—Muévete. —Vicky se acercó a la puerta— Tú la desvestiste, pero yo he de vestirla.

—¡Victoria! —gritó Stella.

—¡No tienes tiempo princesa!

Stella ya estaba vestida cuando Vicky me hizo a un lado, es más estaba por salir de la habitación cuando el sonido del ascensor nos advirtió que el tiempo se nos había acabado.