Salí corriendo, mientras me acomodaba uno de los tirantes. Vicky estaba ayudándome con el cabello y Dorian estaba acomodando los botones de su camisa. De las prisas no había notado que se había abrochado mal. Los chicos también querían fingir que todo estaba bien, pero aun teníamos otro problema. ¡Nuestra ropa era la misma de anoche! Vicky y los chicos, obviamente se habían cambiado, pero nosotros… ¿Por qué tenía que venir mi hermano?
La habitación de Vicky era la más cercana, así que se me ocurrió una idea:
—Por si acaso, préstame tu suéter —le pedí a Vicky— y vayamos a tu cuarto por otro vestido.
Ella intentó quitárselo con rapidez.
—No creo que sirva de mucho —me dijo.
—No perdemos nada con intentar.
Vicky corrió a su puerta. Franky nos observó y de inmediato comprendió. Entonces le dio un manotazo a Dorian, que aún se estaba abrochando, este quedó atónito.
—Vuelve a tu habitación y cámbiate de camisa. ¡Ahora!
Mi novio lo entendió y sin decir más hizo lo que su amigo pedía.
Un tercer sonido llegó a nosotros, el ascensor estaba a nada de detenerse en nuestro piso. Miré detrás Dorian estaba por abrir su puerta cuando la del ascensor se abrió y nos quedamos estáticos; Stefan estaba ahí con Vale a un lado.
Mi hermano mantenía la vista en su teléfono y un rápido vistazo de Valentina desde Dorian hasta mí, fue suficiente para que comprendiera la situación.
—¡Ay, mi cabeza! —chillo ella, momento que Dorian aprovechó para entrar a su habitación— ¡Como me duele!
—¿Te duele? Pero hace un momento dijiste que te sentías bien —respondió a Stefan.
Vicky terminó de abrir con disimulo su puerta. Stefan veía, confundido a Valentina, así que me acerqué al umbral para entrar, pero él estaba por desviar la mirada.
Entonces su guardia se puso enfrente y siguió con su actuación.
—Sí pero ya no. Te estoy diciendo que me duele. ¡Presta atención!
Vale me hizo una señal con su mano en la espalda para que entrara a la habitación, cosa que aproveché.
—El vestido rojo —susurró Vicky atenta a la escena.
—¿Qué haces con la mano? —preguntó Stefan, sudé frío, ¡¿se había percatado de la señal de Vale?!
—Nada, nada. Es que… ¡Ay, mi espalda! —chilló la chica con más dramatismo— A mi edad ya no estoy para estas cosas, como me duele también la espalda. Así como me siento, te sentirás.
—Tenemos la misma edad. —Quería reír, por el tono que Stefan usó, supuse que se había cruzado de brazos.
—Pues no tardas, ¡eh!
Salí de la habitación, me había puesto el vestido que Vicky me indicó. Entonces cerré la puerta con el mismo disimulo. Miré de soslayo. Conner y Franky también hacían de tapadera para que Dorian saliera sin ser visto.
Solo entonces noté que Stefan veía hacia acá. Volví a preocuparme, esperaba que no lo hubiese notado.
—Hola —salude queriendo sonar tranquila—. ¿Descansaron?
—Si, espero que tú también —respondió con sospecha, mientras nos inspeccionaba a todos—. Saludos —añadió.
El resto le devolvió el saludo.
—¡Su alteza! —reverenciaron.
—Venía a despedirme —dijo acercándose a mí—. Si necesitas algo puedes volver a marcarme.
—¿Y qué más? —agregó Valentina detrás.
—No me molestare por verte salir con tu novio. —Dicho esto miró por el rabillo del ojo a Vale— Es solo… que aún se me complica confiar, pero mientras estes bien, yo tratare de mantenerme tranquilo. Te doy fe de ello. —Sonreí, no dudaba de su cariño por mí y lo comprendía— Y ella también —añadió mientras volvía a ver a Vale que asentía con la cabeza al vernos.
—Yo me encargo, no te preocupes —dijo ella.
—Me cuidare mejor, te lo prometo —le aseguré al tomarlo del brazo.
—Sé que sí. —Se acercó a mí y me dio un pequeño abrazo— Disfruta del viaje.
—Igualmente.
Antes de alejarse, se despidió de Vicky, pidiéndole que no me soltara y después miró a los chicos. Los tres detrás de nosotras respingaron por un momento, como si temieran de lo que estaba por decir.
—Cuiden a mi hermana —sentencio, sé que quería ser suave, pero… no le salió.
Vicky se llevó una mano a la boca para ocultar la risa. Vale en cambio se llevó la palma a la cabeza.
Me dio una última sonrisa y se dio la vuelta. Todos respiramos tranquilos por un momento. Solo uno ya que al siguiente se detuvo como si acabara de percatarse de algo y giro a verme.
—Stella —me llamó mientras daba media vuelta—, eso es…
—¡Ay mi cabeza! ¡Va a estallarme! —chillo Vale de nuevo.
Stefan no terminó su pregunta porque se volvió para ver a la guardia.
—¿Quieres que vayamos al médico?
—¡No! Mejor, acompáñame por un café.
—¿Segura? —Stefan entrecerró los ojos.
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Editado: 30.07.2025