Levantarme me costaba demasiado. El medico había dicho que me encontraba mejor y que mantuviera el reposo algunos días más, pero el ardor en la boca del estómago se quedó y me dolía para ponerme de pie. También aclaró que en los siguientes días esa sensación desaparecería… así como lo hizo Stella después de esa noche.
Mientras se llevaban a cabo las clases normales, yo me quedé en reposo en el castillo, casi siempre al cuidado de mi madre.
Mis amigos se enteraron y cada uno vino a verme. Conner fue el primero en venir, una de esas tardes. Dijo que Stella no había regresado a la escuela, lo entendía, después de lo sucedido, no esperaba menos de su hermano para protegerla.
Platicamos un rato, me acompañó a hacer más amena la tarde y después se fue.
Al día siguiente lo hizo Vicky, esta vez me sentí más preocupado. Ella no estaba segura, pero me dio a entender que no la escuchaba bien a través de la línea telefónica y que sospechaba de las intenciones de su hermano.
Yo tampoco quise caer en desconfianzas sin fundamentos; el príncipe Stefan estuvo a punto de morir en más ocasiones que yo y comprendía el miedo que debía de tener por su hermana.
Si Stella no volvía, yo iría con ella. Iba a tomarle la palabra, iría a Rosnia tal como me lo pidió y apenas mejorará, se lo haría saber a mis padres.
Hablamos un poco más y pronto llegó Vero junto con Roen. Ellos tres me hicieron pasar una tarde agradable. De estar Stella aquí, y Conner y Franky habría sido una visita perfecta, eran justo los amigos que necesitaba.
Por último, un día después de ellos, llegó Franky. También charlamos mucho, podía moverme más y fue verdad que el ardor ya casi no lo sentía. Por un momento, su visita se sintió como cuando éramos niños y solo compartíamos tiempo él y yo.
La pasamos bien recordando viejos tiempos, pero a diferencia del resto, él no mencionó a Stella, en ningún momento e inclusive, en ocasiones me pareció sentir que evitaba hablar de ella.
No le tome importancia.
Los días pasaron y luego de una semana en reposo, volvería a mis actividades.
Pensé que en algún momento de esos días llegaría algo; una carta, una nota, una llamada, pero no hubo nada de Stella y aunque a veces me preocupaba, también pensaba que debía tratarse de la investigación que hubo en el palacio para dar con el responsable. Cuando volviera a la escuela, me comunicaría con ella.
Y no fue así.
Stella no estaba por ningún lado y según lo que supe, gracias a Vicky, es que su hermano la retenía por asuntos importantes en el reino. No volvería en un tiempo, pero que no me preocupará, estaba bien protegida.
Entonces quise creerle.
Fingí que estaba bien, pero en el fondo, algo inquietante me removía las entrañas. Conocía a mi novia y presentía que había más sucediendo en ese momento.
Esperé un poco y el fin de semana siguiente hablé primero con mi madre.
—Quiero ir a Rosnia —solté mientras le acompañaba tomando el té—. Terminando el colegio quiero vivir un tiempo allá.
—¿Es por tu novia? —preguntó muy tranquila, ya no me sorprendía que lo supiera, después de todo lo que había pasado— ¿El príncipe Stefan lo sabe?
Ciertamente no tenía detalles, pero Stella no es de las que planean por impulso, algo debía tener de favor con su hermano al habérmelo propuesto.
—Sí —mentí—. No sé qué heredaré aquí, pero antes de dedicarme al título que me corresponde me gustaría tener un año libre para pasarlo en Rosnia.
Mi madre me miró con detenimiento. No estaba igual de sonriente que otras ocasiones, lo atribuí a que seguía preocupada por el envenenamiento y que encontraron al culpable muerto a las afueras de los límites del castillo. Sus huellas coincidían con las de la copa que me fue servida.
Sin embargo, también encontraba ¿dolor? Como si algo le abrumara.
—Estaré bien —añadí para calmarla a lo que sea qué pensará—. Voy a cuidarme y sabemos de sobra que tiene una guardaespaldas bastante eficiente. Salvo mi vida.
—Eso lo sé —contestó con un suspiro, entonces bajó su taza y me acarició una mano—. Eres mi hijo más pequeño, será difícil para mí despedirme de ti. Una cosa es saber que estabas en el colegio y podría verte cada tanto, pero si te vas lejos, nos veremos, con suerte, cada seis meses o incluso años.
—Pero mantendremos el contactó.
Mi madre asintió levemente con la cabeza y desvió un poco la vista. Algo pensaba añadir porque notaba la tensión en su rostro.
—También había pensado, que sería bueno si pasarás un tiempo de Fairspren —confesó de pronto y eso si me tomó por sorpresa—. Tu tío está enterado de la buena labor que hiciste como presidente del colegio y lo bien que lo llevaste que se interesó en tomarte como pupilo un tiempo.
—Oh… —No sonaba mal, pero ¿Y Stella?, no nos veríamos…— Bueno, me complace, pero…
—Tómalo como otra alternativa —interrumpió y miré sus ojos inquietos—. Solo en caso de que no se concrete tu plan en Rosnia.
—¿Crees que no se pueda concretar? —cuestioné confundido y mi madre tuvo que sonreír y menear la cabeza.
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Editado: 23.07.2025