“Tantos años pidiéndote que te llevarás bien con los príncipes de Saltori, funcionó.”
“Lograste el cometido de tu padre.”
“Ya puedes terminar tu relación con el segundo príncipe; al fin serás princesa consorte.”
Un vuelco en mi pecho se hizo presente. No era justo.
Y quizá nunca lo fue.
Más sin en cambio, no pude salir de su habitación, porque el miedo me lo impidió.
Maldita sea, esas palabras me atormentarían durante mucho tiempo.
El dolor que sentía por la noticia, aunado a las palabras de su tutora, las que me dedicó Becca tiempo atrás y la manera en cómo se comportó Stella las últimas semanas, por primera vez me hicieron dudar.
Y no quería hacerlo, pero mil cosas rondaron por mi mente y se mezclaron de una forma cruel dentro de mí, que por un momento ganaron a la razón.
—Las personas de tu posición, no se casan por amor.
Sí, era cierto. Y entonces recordé aquella vez que Franky y yo lo platicamos en la biblioteca cuando teníamos doce años. Mi madre no amaba a mi padre, pero había aprendido a apreciarlo y por eso tenían una buena relación. El padre de Stella, amó a su madre, pero su rol y posición fueron más fuertes como para luchar por ella y proteger a Stella.
Y nosotros… por primera vez la idea de que quizá esto siempre fue algo de juventud me llegó como un golpe de realidad.
—Tengo que salir; el rey pidió verme —dijo su tutora—. Solo pasaba a darte la maravillosa noticia. Regresaré más tarde con los detalles, mientras tanto ponte guapa; probablemente tengas que ver a tu prometido esta noche.
No escuché a Stella, tampoco preste más atención, así que no estoy seguro si replicó algo, pero al menos, en lo que mí cabía, el miedo, el odio y el sentirme desahuciado estaban haciendo mella.
Carcomían poco a poco la poca razón que luchaba por mantenerse ahí.
La puerta se abrió y Stella apareció por el umbral. Me veía temerosa.
Salí esquivándola, no sabía si quería hablar en ese momento, pero ella me tomó del brazo.
—¡Espera!
Me giré con la respiración agitada y las palabras salieron de mi boca.
—Dime que nunca fui parte de un plan tuyo.
Por un momento me pareció ver cómo se asombraba, pero enseguida su reacción fue parpadear con notable confusión antes de negar con la cabeza.
—¿Crees eso de mí? —preguntó como si le costará hablar.
—No sé qué creer —me sinceré, pero Stella no respondió.
La miré expectante esperando que continuará, pero no lo hizo. Pareció pensárselo bien y eso me hizo temblar.
¡¿Por qué dudaba?!
Las inseguridades comenzaron a arremolinarse, amenazaban con brotar y exigirle una explicación.
¿Siempre… siempre estuvo enterada?
—¿Lo sabías? —pregunté con miedo.
Stella se separó un poco de mí, también veía desasosiego en su mirada, ansiedad y temor, pero cerró los ojos y se obligó a calmarse. Entonces me miró con arrepentimiento y ese fue el momento en que lo supe; ella me rompería el corazón.
#2704 en Novela romántica
#556 en Fantasía
#361 en Personajes sobrenaturales
romance, princesa realeza romance principe, enemytolovers romance odio amor
Editado: 23.07.2025