Aun conservaba la pulsera con la rosa de cristal. Esa que Dorian consiguió para reemplazar la que perdí de mi hermano y que él no sabía que yo sabía que no era la verdadera.
Le tenía un gran cariño porque me recordaba a ambos, pero también me dolía al pensar en él. Si tan solo pudiera regresar el tiempo…
—¡No puede pasar! —escuche la voz de Nani fuera de mi habitación.
Miré los papeles sobre mi mesa y los recogí enseguida. Encima puse un libro cualquiera, nadie debía ver lo que tenía.
Entonces la puerta se abrió abruptamente y me sentí consternada cuando Donovan se acercó a mí, más agresivo de lo normal.
—¿Por qué viene tu hermano?
—¿Qué?
—¡Responde! —exigió tomando mi muñeca y jalándome en el proceso—. ¿Sabes porque viene tu hermano?
—A visitarme, probablemente. ¿A que más vendría? —respondí intentando quitarle mi brazo, pero él me apretó más fuerte que sentí dolor— ¡Suéltame!
—Mentirosa. Pidió una audiencia. Rechazó la fecha para la boda y los siguientes acuerdos de nuestro matrimonio. ¡¿Por qué?!
—¿Qué se yo? —jadee tras el jaloneo— Te recuerdo que también me quitaste la libertad de hablar cuando quisiera con él.
Donovan me observo con ojos coléricos. En parte no estaba mintiendo, tuve que reducir la cantidad de veces que hablaba con mi hermano y él medir sus visitas cuando comenzó a acosarme dentro del castillo. Las únicas personas con las que no tenía ojos y no podía meterse eran con Nani y con su madre, la reina.
Me odie por temblar con su reacción, pero al mismo tiempo fue mi arma de protección. Me soltó y empujó. Caí en la orilla de la cama y de inmediato me sobé la muñeca. Si, me había dejado un moretón. Tendría que usar manga larga en los próximos eventos.
Lo miré con recelo. Era mutuo el odio que nos teníamos, de eso estaba segura.
Sin embargo, prefería que su atención estuviera puesta en mí y no en los papeles sobre la mesa. Rogaba que por ninguna razón se le ocurriera revisar debajo del libro…
—Escúchame bien —dijo volviéndose a acercar y agarrándome con una mano sobre la boca—. Más te vale que cuando llegué tu querido hermano, le digas que deseas este compromiso lo más pronto posible. He sido muy condescendiente contigo y no adelante la boda el año pasado solo porque tu me lo pediste, pero si me enteró que era un plan para cancelar todo a último momento, despídete de mi hermano y el tuyo.
No quería entrar en pánico. No iba a entrar en pánico y me obligue a no reaccionar a su amenaza. A no temblar con sus palabras.
No estando tan cerca.
—No creas que lo he olvidado. Dorian viene de camino y esta a mi disposición de nuevo. Y tu hermano, él también entrará en mi terreno. Una sola guardia no es suficiente para mantenerlos con vida a ambos o a los tres si quieres entrar en la lista.
Me soltó y aspire aire.
No tiembles, Stella. No tiembles.
—¿Entendido?
Asentí más nerviosa de lo que creí, pero sumisa como a Donovan le gustaba. Sin embargo, me observó bien el brazo lastimado y reconocí en sus ojos la intensión de hacerme más daño.
—Para que yo, tu querido prometido, este tranquilo, tomaré esto a cambio —dijo y volvió a raptar mi brazo, quise jalarlo, pero él fue más fuerte—. Te lo devolveré cuando escuche de la boca de tu hermano que acepta la fecha de nuestra boda.
—¡No, espera!
Pero no me escuchó, me arrebato la pulsera y la hizo mover frente a mis ojos. Se la puso y se la llevó. Solo entonces salió de mi habitación con toda la calma del mundo.
Yo gimoteé frustrada y di un manotazo sobre la cama.
Lo odiaba.
Iba a hacerlo pagar por todas sus amenazas. Por todos sus ataques. Por todo lo que nos hizo a Dorian y a mí.
A los pocos minutos entró Nani corriendo hacia mí. Me ayudo a acomodarme sobre la cama, porque ni siquiera eso podía hacer bien de tan nerviosa que Donovan me había dejado.
Me propuso darme un poco de agua con las gotas tranquilizantes y pesé a que le dije que sí, la verdad es que después de que me dejó un momento a solas, busqué las pastillas y me tomé unas.
No sabía más allá de lo poco que hablamos Stefan y yo por teléfono, pero no tenía idea de que ya había rechazado una fecha. Ni siquiera yo estaba enterada de las fechas tentativas.
No podía dejarme caer. Mi hermano venía en camino y pronto todo esto acabaría. Confiaba en que Vale podría salvarnos a ambos y no solo ella, aunque me había amenazado, me sentía segura de saber que en ningún momento mencionó a su madre.
Eso era bueno. También la reina estaba a salvo.
***
Los guantes que estaba usando eran más largos que los normales. La marca en mi muñeca era más evidente que las anteriores y eso me preocupaba porque Stefan y Valentina no tardaban en llegar y lo que menos quería era que se armara una guerra aquí mismo. De nuestra discreción dependía que nuestro plan pudiera lograrse.
Tocando la tela sobre mi muñeca, me era extraño no tener mi pulsera conmigo.
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Editado: 12.08.2025