—¿Cómo que me tengo que ir? —respingue mientras me llevaba por caminos que no había conocido en el castillo. Llevaba a Sunny en la transportadora y esta tampoco dejaba de maullar— ¿Qué hay de ti?, ¿Qué pasará contigo cuando se entere que me ayudaste a escapar?
—Lo que pase conmigo no importa —respondió Dorian muy tranquilo, pero yo no me sentía así.
—A mí me importa —dije deteniendo el paso y obligándolo a mirarme—. Pasé tres años tratando de protegerte, porque lo vi. Todo de lo que era capaz de hacerte y casi te pierdo dos veces, no quiero que pase ahora, no después de que estamos tan cerca de terminar el tiempo que vi en tu futuro.
Su rostro se compadeció del mío que estaba por estallar en lágrimas. Entonces se acercó para abrazarme.
—En estos momentos es más importante tu seguridad —me susurró.
—¿Acosta de la tuya? —replique.
Sentí como suspiraba pesadamente.
—Si te prometo una solu…
—Ven conmigo —pedí, mientras me alejaba para verlo a los ojos, su expresión me dolía, pero quería intentarlo, ya no quería estar lejos de él.
—No —dijo más compasivo—, me haré cargo de algunas cosas y solo entonces…
—Entonces me quedo, contigo.
Dorian resopló. Lo conocía bien, estaba molesto, pero no conmigo. A toda costa debía estar con él, protegerlo, si algo le pasaba… yo no estaba lista.
—Por favor —suplique con ojos cristalinos, por un segundo note como llegaba a Dorian, pero enseguida hizo acopio de su fuerza de voluntad para no ceder ante mí, así que yo insistí— Por lo menos déjame…
—¡Ah! Ahí estas —Una tercera voz se escuchó en la oscuridad, Valentina apareció corriendo de entre las sombras, se veía acelerada y traía un cachorro en brazos— Me asusté cuando no te encontré en tu habitación. No estabas por ningún lado y entonces me dije: ¡Que le voy decir a tu hermano! Pero luego me pareció escuchar tu voz en esta dirección y no me equivocaba. Y, uufff, el alma me vino de nuevo.
—¿Vale? —pregunté asombrada.
Valentina se percató de que venía acompañada e hizo una reverencia para Dorian.
—Qué bueno que también está aquí —dijo refiriéndose a él y recuperando el aliento—. Odio correr, por eso siempre hago todo entre sombras. Me estoy distrayendo mucho. Tenemos que irnos. Tu hermano te espera en el coche al final de este pasillo.
Dorian me miró y asintió, pero yo no quería irme sin él. Entonces Vale añadió:
—Ah, también va con nosotros.
—¿Cómo? —preguntamos tanto Dorian como yo al mismo tiempo, ninguno entendía nada.
—Larga historia, pero no tenemos mucho tiempo. Me sería de mucha ayuda que cooperarán.
—No puedo irme sin antes ir con mi madre, también estaba herida —mencionó Dorian.
—Fueron ordenes de ella —contestó mi guardia y noté el rostro confundido de Dorian. Yo tampoco entendía mucho, pero debía ser el plan que forjaron con mi hermano.
—Antes tengo algo que hacer —reiteró él con calma y Vale lo observo y luego a mí.
—Dorian, por favor —suplique una vez más.
Estaba aterrada. La última vez que lo leí, escuchaba su voz llamándome una y otra vez. No lograba distinguir si eso era bueno o malo, pero no me sentía segura dejándolo en este castillo. Vale debió percatarse de mis pensamientos, porque hizo una mueca de lado, la misma que hacía cuando estaba pensando.
—¿Y si yo me quedo?, ¿Estarás más tranquila si yo lo protejo? —propuso.
Lo pensé por un momento. Confiaba totalmente en ella, pero, por otro lado, no quería volver a separarme de Dorian.
El ruido de un auto se escuchó llegar al final del camino. Ese debía ser Stefan porque Vale miró hacia la dirección de donde provenía el sonido y luego se volvió hacia mí.
—No me gusta presionarte, pero no tenemos tiempo. Debes decidir ahora.
—Está bien. Iré contigo cuando todo termine, te lo prometo —añadió Dorian sosteniéndome del cuello, me miró fijo y su calor me tranquilizaba—. Espérame un poco, esta vez seré yo quien vaya hacia ti.
Después me dio un beso en la frente y los ojos se me humedecieron.
Asentí sin remedio al verlo tan firme.
Pronto se acercó Stefan. Nos vio juntos y no hizo gesto alguno de molestia, comprendió todo de inmediato y me dedicó una media sonrisa. Asentí a su petición silenciosa. Después mi hermano miró a Vale.
—¿Están listos para irnos? —le preguntó.
—Llévate a tu hermana. El príncipe y yo los alcanzaremos cuando terminemos nuestros pendientes —explicó.
—¿Van a quedarse?
—Solo un poco más —reiteró mi guardia y luego le paso al cachorro—. Toma, llévatelo.
—¿Y este perro? —cuestionó Stefan.
—¿No es de ustedes? —Vale se volvió hacia nosotros y ambos negamos con la cabeza.
—Tenemos un gato —respondí levantando la transportadora y la cara de Vale fue pura confusión.
—Oh, rayos —murmuró— ¿A quién se lo robe?
#3154 en Novela romántica
#684 en Fantasía
#447 en Personajes sobrenaturales
romance, princesa realeza romance principe, enemytolovers romance odio amor
Editado: 12.08.2025