La rosa blanca y el pájaro ruiseñor

222. Dorian

Me costó horrores no ceder a la petición de Stella, pero en estos momentos estaba más nervioso por hablar a solas con su hermano que puse mucha de mi fuerza de voluntad para no caer y hacer a Stella mía esa mañana.

Entonces cuando llegué a las escaleras, me encontré con la guardia.

—Justo a quien quería ver. Su madre llegó con bien durante la madrugada. Ahora está a salvo, junto con la bebé, en Fairspren.

—Gracias —respondí sincero—. Y también dele las gracias a su hermano.

—Sobre eso, ¿puedo pedirle un favor? —asentí—. No les diga a los príncipes que fue mi hermano quien llevó a la reina a Fairspren —pidió y noté un deje abrumado en su rostro—. Es un tema personal que aún no estoy lista para tocar.

—Guardaré el secreto solo porque salvó mi vida y la de mi madre y Sophie.

—Gracias.

Su gesto era sincero y de alivio. Se irguió un poco más tranquila y la vi bien. Tenía una venda en el antebrazo. Me sorprendí porque no recordaba haberla visto herida la noche anterior.

—Fue un rasguñó —aclaró cuando vio mi rostro confundido—. Ah, Stefan quería hablar contigo. Terminando las escaleras a mano derecha está su despacho.

Le agradecí y continué con mi camino. Toqué un par de veces la puerta de madera y entré, el príncipe tenía una taza de té y comida en una bandeja. Estaba de pie con algunos documentos en mano cuando me adentré.

—Disculpa el desorden. Cuando fuimos invitados al banquete en Saltori yo no estaba enterado, así que el trabajo se acumuló mientras estuve fuera —explicó y me hizo una señal en el sofá—. Pero pasa, toma asiento y disculpa que no te acompañe. Estoy cansado de estar sentado. Desperté temprano para trabajar.

—Entiendo, no tiene que disculparse —contesté—. Al contrario, quiero agradecer la ayuda que le brindo a mi madre y lo que ha hecho por mí también.

Stefan dejó los papeles sobre el escritorio y meneo la cabeza.

—Su madre cuido de mi hermana todo el tiempo que estuvo en Saltori. Lo menos que podía hacer para devolverle el favor era protegerlo.

—Igual se lo agradezco.

Noté la modestia en su rostro. En ese sentido se parecía a Stella y hacían gestos similares.

—¿Sabe? Más allá de que mi hermana siempre le ha querido, la verdad es que tenía otros planes en mente antes de que se relacionaran.

Eso llamó especialmente mi atención. Y debió notar la curiosidad en mi rostro porque añadió:

—Después de que nos conocimos, lo investigué y me llevé con una grata sorpresa en su desempeño en el colegio. Después de que ascendiera al trono lo quería como un aprendiz de consejero en mi corte —soltó y me sorprendí, más no me dejó decir nada, porque continuó—. Luego paso todo lo de mi padre, recuperé mi derecho a la sucesión, conocí a Stella, se reformó la corte y las leyes y pensé en ofrecerle un puesto. No solo aprendiz, el punto era que no quería dejar escapar sus habilidades e inclusive lo llegué a hablar con la reina, para que intercediera con su padre, el rey, pero no se concretó.

—¿Por qué termine con Stella?

—Por todo. Porque la reina pidió que nos alejáramos y tampoco se me hacía justo pedirle que aceptara un puesto en Rosnia con mi hermana atrapada en Saltori. Pero ahora que todo eso ha acabado. Quiero volver a la propuesta.

—Ya no cuento con ningún titulo en Saltori —interrumpí sin querer, pero sentía que necesitaba dejarlo claro—. Firme el acta de exilio voluntario. He quedado fuera de la sucesión del trono y de cualquier puesto en mi país.

—Lo sé. Me lo contó Valentina y antes de que decida irse a Fairspren o tome cualquier otra decisión no quiero dejar pasar la oportunidad. Hace tiempo quería proponerle un lugar en la corte.

—¿Antes?

—Sí, porque ahora no quiero que tenga solo un lugar en la corte. Quisiera que aceptara ser el nuevo Duque de Dessen. Es el ducado más importante del reino, solo detrás de la familia Real.

Quedé boquiabierto. ¿Hablaba enserio? ¿Yo?

No podía creerlo, que me tuviera esa confianza, pero lo veía tan seguro de sus palabras y de su propuesta que no podía tratarse de ninguna broma.

El príncipe me veía con mucha confianza y una sonrisa sofisticada, tan digna de él que lo que menos quería era decepcionarlo.

—Antes el ducado de Falks era el más importante, pero cayó en desgracia cuando conspiraron en mi contra. Ahora se alzó el ducado de Dessen, pero el titulo se encontraba libre desde hace un tiempo y ya que yo seré rey dentro de poco, no puedo hacerme cargo. Quiero alguien de confianza en el puesto. Alguien digno y capaz y luego de investigar como dirigiste Tornes los últimos tres años, no puedo estar más seguro de mi decisión.

—Me honra saber que me ha tomado en consideración. ¿Enserio quiere que sea yo?

—Fuiste mi primera opción —contestó muy firme y eso hizo efecto en mí—. No tenía a nadie en mente, pero reitero, cuando se abrió la oportunidad, decidí que serías mi primera opción. Entonces, ¿qué dices?

Hice una pausa antes de contestar.

Realmente estaba conmocionado y esto claramente abría la oportunidad a quedarme y poder estar con Stella.




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