La Rosa del Criminal - 2

¿Tristeza o venganza?

Una risa baja se escapó de la boca de Michael al escuchar sus palabras. Rafael no se puso serio con su risa sarcástica, sino que mantuvo una sonrisa de lo más psicópata.

 

—No sé a qué coño estás intentando jugar. ¿Quién coño eres tú? —dijo entre risas.

 

Rafael comenzó a reírse de la misma manera.

 

—Tu hermano.

 

La mezcla de ira e irritación golpeó a Michael. Su rostro se tornó serio y miró a Rafael, enfadado.

 

—Deja tus malditos juegos. No tengo ningún hermano.

 

—Oh sí, no tienes hermano, pero tienes un medio hermano, que soy yo—. La cara de Rafael se volvió furiosa. Agarró la mandíbula de Michael y dijo mostrando un claro odio en su rostro. —Nuestras madres pueden ser diferentes, pero compartimos el mismo padre. Soy el hijo de Stanley Grayson. El primogénito y tú eres mi hermano pequeño.

 

Michael se quedó boquiabierto. Le parecía un sueño. No quería creer a Rafael pero los rasgos de Stanley se mostraban claramente en su cara, lo que lo horrorizó. Aunque odiaba a Stanley, no podía digerir la verdad que tenía delante. Aquel, al que consideraba como el padre sólo para él, tenía a otra persona como hijo. Eso le entristecía. Después de todo, Stanley era su padre.

Michael apretó los dientes:

 

—¿Stanley tenía familia antes de casarse con mi madre?

 

—Ni se casó con mi madre ni me mostró su amor paternal—. El rostro de Rafael reflejaba tristeza.

 

—No lo dudo. Típico de Stanley, nunca muestra amor a sus hijos—. Michael puso los ojos en blanco. —Como sea, ¿por qué estoy aquí? ¿Esta es su forma de demostrar amor fraternal? Si es así, creo que ya he recibido suficiente amor de mi medio hermano o del bastardo, quienquiera que seas… ahora, déjame. Tengo muchos trabajos que hacer y muchas cosas que manejar.

 

—¡Ah! No tan deprisa, hermanito. Me lo has arrebatado todo y ¿cómo esperas que te deje, fácilmente?

 

Michael estaba confundido con las palabras y reacción de Rafael. No entendía lo que decía ni lo que quería.

 

—¿Estás realmente loco? Tengo que saber quién demonios eres, justo ahora. ¿Qué podría haberte arrebatado? ¿Tus juguetes de niño, que no recordaba? — se burló.

 

Los ojos de Rafael se pusieron rojos y su nariz se encendió. Se puso furioso en un segundo.

 

—Mi vida —declaró, firme.

 

—¿Qué quieres decir? —preguntó Michael, consternado.

 

Rafael dio un paso atrás, metiendo las palmas de las manos en los bolsillos. Una fina capa de agua se formó en sus ojos, pero se desvaneció incluso antes de que fueran claramente visibles para los demás.

 

—Tienes la vida como su hijo encantador… eso significa para mí. Tienes todo de él, que es claramente mío. Yo soy el primogénito, pero tú eres el único conocido en el mundo. Tú está en la luz, pero yo estoy en las sombras. Tienes el amor, que estaba destinado a mí. Tú eres la verdad y yo el secreto—.

Michael dejó escapar un suspiro, al escuchar a Rafael.

 

—¿Se trata de eso? Si estás pensando que obtuve el amor paternal, que nunca tuviste, entonces escucha… Stanley nunca me mostró ningún tipo de afecto. Mi madre y yo lo dejamos hace muchos años. El mundo podría haberme visto como su heredero cuando era pequeño, pero ahora el mundo ni siquiera sabe quién carajo es el hijo de Stanley o dónde diablos está.

 

—Lo sé hermano, lo sé. Pero siempre serás su hijo, su heredero para todo, lo que… — tragó y se palmeó el pecho, gritando —Lo que es mío por derecho.

 

—Maldita sea tu crisis de identidad. Amigo, relájate. Estoy fuera de la vida de Stanley. No he heredado nada de él. Incluso las cosas que recibí de mi abuelo fueron tomadas por él. Eres libre de tener todo lo que tiene Stanley. Sus propiedades, su negocio, su nombre y todo. Puedes pedirle a Stanley que te nombre como su heredero. No tengo ningún problema en ello.

 

—Pero no lo hará —vociferó. —Sólo quería que me considerara como su hijo, pero no lo hizo. Solo te reconoce a ti. Podéis tener muchas cosas, disputas entre los dos pero siempre eres su hijo. El que lleva su apellido y yo soy el que no está incluido en la vida de nadie.

 

—Suenas como un psicópata, Rafael. No entiendes lo que estoy diciendo—. Michael se irritó. —Haz una cosa, ve y pídele a Stanley que te haga su heredero para todo. Pídele que te presente al mundo y consigue su apellido.

 

—Ya lo hice—. Su voz comenzó a quebrarse. —Ni una, ni dos, un millón de veces. Pero sabes cuál fue su respuesta… su todo será para el hijo de una mujer, con la que se casó oficialmente—. Agarró la garganta de Michael, gritando. —Que eres tú.

 

Rafael comenzó a asfixiar a Michael, sujetando su garganta con un fuerte apretón. Después de unos segundos de asfixia, dejó su garganta y se apartó. Michael gritó mientras inhalaba el oxígeno que necesitaba.

 

—¿Y le crees? Me odia a muerte. Incluso en caso de que herede algo de él, lo transferiré a tu puto nombre porque no quiero nada de él.

 

—¿Ah sí? No se trata de cosas materialistas, hermanito. ¿Qué hay de mi vida? ¿El dolor y la tristeza que soporté? Tu madre le arrebató la identidad como esposa de Stanley a mi madre y tú… a mí.

 

—Estoy seguro de que te habrás escapado de cualquier manicomio. Bien, ¿así que quieres matarme por esto? ¿Cómo puedes estar seguro de que lo conseguirás todo si me matas?

 

Rafael comenzó a reírse como un loco lo que frustró más a Michael. Nunca esperó que un perturbado entrara en su vida llamándole hermano.

 

—Tú me arrebataste la vida y yo voy a hacer lo mismo.

 

Michael frunció las cejas cuando Rafael se detuvo un segundo. Luego dijo algo que provocó un escalofrío en su cuerpo

 

—Rose.

 

Los músculos de Michael se tensaron y apretó la mandíbula. Sus ojos se volvieron completamente oscuros mientras las palmas de sus manos se retorcían con el tintineo de las cadenas. Dio un pisotón y habló de forma amenazante, mirando a los ojos de Rafael.




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