La rosa del destino

Dulce recuerdo

- un recuerdo de mi mi mente, tal ves sueño, al ver era un gran jardín el pasto muy hermoso, al ver mis manos eran como de un bebé, el vestido floreado de color amarillo, pero lo que llamaba mi atención era un enorme árbol, los puntos que se veían no parecían fruta ni algo parecido me acerque gateando como pude alcance a verlas, que son, que? son rosas, un árbol de rosas, una de ellas me llama la atención, parece que me está hablando, aun que el viento la este moviendo, pero no hace o no para mover una rosa de ese modo me seguí acercando, al llegar la rosa trataba de acercarse pero no podía, trate de alsarme, pero el peso de mi cuerpo me lo impedía, con esfuerzo me levanté, pero aún así no era posible alcanzarla unos cuantos dedos me distanciaba de ella, el peso de mi cuerpo no lo resistía, pero antes que cayera unas manos me sostuvieron, me levantaron.

- Ya Rosita cuando crezcas podrás estar con el - lo decía con tanta dulzura que solo una persona, al recordar me decía Rosita, me volteo, no fallé mi cara se inundó de una gran alegría, era mi abuelita.


pero todo se fue desvaneciendo lo único que sentí fue una fuerte nostalgia, me tocó la cara, mis ojos están húmedos, me levanto mientras una fuerte nostalgia recorre mi cuerpo, apenas podía respirar sin sollozar,

- que podrá ser lo que siento, acaso todavía extraño a mi abuelita - me levanto de la cama al llegar al tocador veo que mis ojos están algo inchados, podría decir que dormí de más, al bajar a la cocina veo a mi mamá preparando parte de la comida, trato de no hacer ruido antes que esto no funciona.

- he hija eres tú - me decía al acercarse a mi - a ver - me pellizca el cachete.

- ay, ay mamá eso duele - me da unos dos jalones más hasta soltarme - mamá eso dolió por qué me hablaste así de feo - apenas podía mantener mis lágrimas en su sitio.

- Era para saber si estaba dormida, al parecer no - lo dice algo aliviada.

- pero eso es a uno mismo, no a los demás - lo decía algo molesta por lo que hizo - por cierto para que querías saber si estabas dormida - lo preguntaba por curiosidad al verla una sonrisa salió de ella.

- si es que normalmente te levantas tarde por eso - tanto drama para eso, no puede ser, me siento en la silla que está en la mesa

- bueno ya por lo menos sabes que estás despierta - lo decía algo molesta a ella le daba risa eso me molestaba aun más.

- ya, lo siento hija bueno voy a servir la cómoda, ya que no tarda en bajar tu hermano - se dirige a la estufa, mientras yo recargo mi cabeza en mis brazos al recordar lo que pasó ayer

- Ayer en la noche.

- al soltarlo no sabía que más hacer el trataba de acercarse lo empujaba con mis manos una lágrima corría por mi mejilla - no, no puedo - le decía mientras alejaba a Ricardo de mi.

- pero - lo interrumpí.

- no, por favor, no aguanto esto es nuevo para mi apenas lo empiezo a sentir, mi corazón arde demasiado, solo dame tiempo para asimilar esto puedes - asienta con la cabeza - gracias.

- tiempo actual.

- tal ves exagere, no podía decir que no me gustará lo que sentí ese día, su aroma en mi cuerpo pensar en el momento en que me pegue a el, si no se hubiera controlado no se que habría pasado, de solo pensar hace que me estremesca mi piel aprieto mis brazos al sentir la sensación, está ves no era tanta como ayer, sin embargo el pecho me ardía otra ves, apenas podía respirar cierro los ojos para experimentar este sentimiento de querer abrazarlo otra ves, un fuerte golpe en la cabeza hace que despierte de mi trance, al voltear veo a Julián - oye que te pasa, eso dolió - lo decía sobando me la cabeza.

- ahora me entiendes - me hacia la seña que estábamos a mano, me hizo acordar de ayer del baño, en parte tenía razón, ya que si fue algo gracioso, se sienta enfrenté de mi, lo miro mientras mi mamá viene con los platos - Rosalía que vas hacer en la tarde - su tono burlón me enojaba - a es verdad está castigada no te preocupes yo me divertire por ti - como pude le solté una patada en la espinilla, me dio risa su reacción, aun que no me duró el gusto un fuerte golpe sino en no cabeza.

- a ver si soy lo suficientemente clara para los dos, puedo pedir uno, un solo día que no se estén peleando como animales - le decía mientras que Julián se rasca como chango.

- si lo dices por Julián es imposible - no tardó en decirlo cuando me vuelve a pegar, está ves apenas pude reaccionar, me agarraba la cabeza.

- bueno sigan le quien quiere otro - Julián se quiere reír - esto va para ti también Julián - del susto se puso a comer deprisa me deja sin habla, acabo en menos de tres minutos, se que es un diablillo, pero eso no implica que coma como uno.

- oye Julián sabes que la comida se saborea - lo digo dando una probada a mi comida.

- claro, yo siempre la saboreo - lo dice con orgullo.

- perdona, pero las anacondas no saborean su comida - y es verdad apenas la mastico.

- bueno ya que acabe me retiro, mamá me voy, quede de ver a unos amigos en el parque - lo decía algo fuerte, lo hacía para que yo escuchará lo que le dijo a mi madre.



#32221 en Otros

En el texto hay: romance y aventura

Editado: 22.10.2018

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