Entre la niebla de una dimensión nueva
Trazo lo inefable. Si la fantasía más vívida fuera,
Si mi carácter más extravagante y contradictorio
Mi poca cordura ya no se sostuviera.
Este es mi sombrío sopor que entre luto nieva,
Veo una escarcha escarlata y abrasadora en la ventana,
Es el velo voraz de un interno velorio
Del que me culpo...
¡Silencio, herida!: Calla y sana.
Prescindo de redenciones, pero no huyo de esta
Porque está dentro de mí: es una paranoia,
Un canto que me eleva lejos de todo lo material,
Me escondo en una incorpórea historia
Que me narro a mí misma, una curiosa gesta.
No hay alegría ni tristeza en mí, sólo una ira sin final,
Una esperanza que anochece en un azul cobalto...
¡Despiértame, fantasía, despiértame de un salto!
¡Despiertas fantasías! ¡Aletargadoras verdades!
He construido torres enmohecidas donde tolerar soledades,
Con balnearios del corazón para llevarlo al más puro estado,
Con mazmorras donde me atormentan ideas del pasado.
Me hice un trono de aire donde cada experiencia se graba,
Se cincela cada moraleja en la inclemente grava...
¡Este es mi territorio, oscuro de silencio e iluminado con lava!
¡Esta es mi nueva capilla, donde no debo rezar!
¡Esta es la perfecta villa que no debo, sin embargo, habitar!
¡Vientos áureos, de transparencia sublime, aguárdenme!
En este precipicio insondable de libertad arrójenme
Con alas aguileñas
¡Sé que los sueños
De soles ahuyentarán todos los temores!