Odio que Alexis se haya dejado seducir por esa tipa de quinta, ¿qué de bueno puede tener alguien que trabaja con hoteles y bares ocultos aparte de las buenas ganancias? Ya parezco una loca celosa. Él va sentado muy sonriente en el asiento del copiloto mientras ella conduce su auto lujoso, y yo atrás, como si fuese la hija, la hermanita del novio.
Sofía nos dejo en la entrada del hotel, hablo con la secretaria y ella misma nos guio hasta nuestra habitación, que por cierto es de ¡u-na so-la cama! Ella se fue dejándonos solos.
- Muy bonito el hotel ¿cierto? – Comenta Alexis muy feliz descambiándose.
- Y la atención también ¿cierto? – Respondo con doble sentido tirándome en la cama.
- No creerás que tengo algo con ella ¿o si? – Pregunta echándose al lado mío. – Ella nos esta ayudando mucho y le estoy muy agradecido, tu también deberías.
- Supongo que si. – Reflexiono.
- Tu le caes muy bien. Lamento haberme comportado como un patán antes, supongo que siempre cojo mucha confianza antes de tiempo sin importarme la reacción de los demás, pero juro cambiar.– Confiesa y me da un beso en la mejilla, cerca del cuello, provocando que mi respiración se corte. Se levanta de la cama – Nos invitaron a ir al bar esta noche, quizás allí puedas conocer a los amigos de Sofía. Mañana saldremos temprano a algunos sitios turísticos con ellos.
- ¿Salir?
- Se que estas mal por lo que paso, pero no podemos desperdiciar el viaje.
Alexis tiene razón. Quizás deba dejarlo ir, quizás Sofía si sea la mujer indicada para él y deba dejar de meter mi opinión en eso, pero su aparición ha coincidido con el regreso de las mariposas que sentía por él a mi estomago y no puedo dejar de sentir lastima por mi.
Me arreglo para la noche. Llevo unos jeans y un abrigo que me pone kilos de mas, aunque soy delgada. Alexis me ve y se burla.
- Pareces peladita regañada.
- No soporto el frio de Bogotá y esperas que me aguante el de aquí ¿Qué te pasa?
- Pero estamos en verano. Eres de Medellín ¿Allá no hace frio?
- Eso era en los 80’s, ya no mucho por el calentamiento global, creo que mas frio hace en la costa.
- ¿Por qué no tienes acento? Nunca te he escuchado decir “parce”.
- Me crie en Bogotá, genio. – Concluyo y llegamos al bar, la entrada del hotel a éste está escondida tras un spa del patio trasero.
Sofía está de mesera con un traje provocador. Me saluda a mi de besito mientras que a Alex ¡se le tira en los brazos! Alli nos presento a Catalina, rubia, alta y de mi edad, con un cuerpo cuidado, me parecía una chica muy simpática y agradable hasta que me di cuenta de que ¡es una prostituta! Grito mucho en mis pensamientos, lo se, pero ya tuve suficiente con un intento de secuestro y ahora esta gente que solo me produce desconfianza. Después de mis profundos análisis concluí que Catalina y Sofía son unas locas.
A la mañana siguiente, perdí el primer turno del baño por levantarme después que Alex. Justo ahora se juntan mis pensamientos mas perversos: recordé lo que me dijo Dalia del tatuaje en la ingle. Así que muy despacio y temblorosa me acerco a la puerta medio abierta del baño, Alexis se esta acomodando la toalla alrededor de la cintura, cuando me ve, retrocedo rápido y me siento en la cama, disimulo leyendo un periódico, pero ya pa’ qué.
- ¿Qué hacías Anais? – Pregunta Alex desde el marco de la puerta con una sonrisa picara.
- Leer.
- ¿Segura?
- ¿Sabias que se esta quemando el ama…?
- ¿Segura? – Me interrumpe y se acerca a mi como lo hizo la primera vez en la empresa cuando le pregunte del tatuaje. – No sabes ni finlandés.
- ¿Seguro? – Me deslizo para escaparme de sus brazos y corro al baño.
- ¡Tenias el periódico al revés! - Dice, y respondo con un leve grito desde el baño.
Una vez en el carro lujoso de Sofia, que es un Porshe Macan blanco, esta vez el que conduce es un chico llamado Esteban, que es-el-no-vio de Sofía, me sorprendió muchísimo saber esto, ella seguía con el mismo trato hacia Alex, ¡pero tenia novio! Lo peor es que le pregunte de esto a Esteban y el dice que ella es así de cariñosa con todos, al principio le disgustaba, pero se ha dado cuenta que es “buena chica” ¿Cómo puede decir eso?
Después de varias paradas y de evitar socializar con los cuatro chicos raros, me empiezo a alterar por lo desordenados que son todos, parecen niños pequeños. Finalmente en la tarde nos detuvimos a almorzar en un reconocido restaurante de Helsinki “Rivoli”.Antes de sentarme busco un baño como excusa para alejarme, pero Sofía me sigue y me hala de la mano antes de que pueda entrar a un cubículo.
- Oye, deja de fingir. Hacemos lo posible por daros una linda experiencia ¿Qué es lo que te desagrada de nosotros? ¡Se sincera!
- Que son unos desordenados, Catalina es una prostituta, Esteban un cachón y tu una corrupta.
- Somos jóvenes, si te abrieras un poco mas sabrías de que te hablo. Catalina ha sufrido mucho desde muy niña, siempre abusaron física y sexualmente de ella, mi familia la encontró este año y ha tratado de darle todas las comodidades, ella esta esforzándose mucho para salir adelante, pero ha tenido una educacion que le hacia creer que para lo unico que servia era para "eso" – Confiesa dejándome impresionada y humillada. – Por otro lado, yo soy una empresaria al igual que vos, el bar y el hotel son negocios muy comunes aunque parezcan sucios, pero no se diferencian en nada de una empresa textil, u otro negocio. Y por ultimo, no le pongo los cuernos a Esteban, me educaron para ser cariñosa con las personas. – Aclara riéndose en la ultima parte y dándome un abrazo al terminar.
- Yo…
- Tranquila, entiendo porque piensas asi. Mi familia debido a otros inconvenientes siempre ha resguardado a personas victimas de delitos grandes o pequeños de la calle, y juro que cuidare de vosotros hasta que os vayáis.
- ¿Chicas? – Entra Catalina - ¿Por qué no me dijisteis que estaban regalando abrazos? Yo le entro. – Nos quedamos las tres abrazadas. Al finalizar el día estoy en conflicto conmigo misma por lo pendeja que he sido. Todos se portaron súper bien conmigo y yo solo había estado odiándolos a sus espaldas.
Al llegar al hotel nos topamos con unos carteles que nos invitaban a un campamento de verano. Los chicos estuvieron de acuerdo en ir. Todos confesaron que se habían sentido incomodos en la ciudad, de verdad todo ha pasado muy rápido y violento. Acepte ir, a pesar de que ya me había acostumbrado, pero no quería fastidiar, ya había sido suficiente.
Y aquí estamos, otra vez con las maletas en mano, cinco chicos, dos adultos de veintitrés, Esteban, el mayor, con veinticuatro, y dos menores de diecisiete años, tres españoles y dos colombianos, viajando en una camioneta a un bosque cercano a Helsinki, rumbo al campamento “Süße Sonne”. Prácticamente vamos a tomarnos unas vacaciones de las vacaciones.