La ruleta

Capitulo 5. "Pesadilla"

 

Es temprano, y en el camino solitario que lleva a lo más profundo del bosque se abre paso un coche entre las plantas que empiezan a erguir sus ramas para recibir con ansias la primera luz de la mañana. Esteban y Sofia se turnaban para conducir despertándonos a veces en la noche, ya que, aunque no era muy lejos, los restos de los trasnochos nos hacían perder la vía fácilmente. Alex, Catalina y yo no vimos el proceso de viaje, solo nos limitamos a subir al carro y bajar en el estacionamiento a la entrada del campamento.

 

“¿Seguros que el sitio es verificado? ¿Quién fue el que recomendó el viaje? ¿Trajeron equipo de emergencias? ¿Saben cómo es esto? Repetía Esteban mientras bajábamos las maletas. Los demás solo se reían, y luego bajaban la cabeza. A todos nos quedó un eco en la mente. Pero, una voz lo interrumpió, levanto la mirada, y… ¿Qué dijo Esteban? El sol bajo, y ahora era de mi estatura, blanca como un papel y con cabello dorado.

 

- Hola, ustedes deben ser los que hicieron la reserva anoche ¿no? ¡Dejen esas caras largas! Tuvimos en cuenta su petición, mi compañero Derek y yo seremos sus guías con español fluido.

- Y tú- u ¿Cómo te llamas? – Pregunto tartamudeando.

- Gisel, un placer. – Esas palabras me hacen estremecer, no sé porque, ¿Qué tengo? – Emm bueno, Derek les mostrara a los hombres sus instalaciones y yo a las damas.

- ¿Qué? ¿Las habitaciones son separadas? – Chilla Sofia.

- Es por la seguridad de…

- ¿De qué habláis? Si vinimos a divertirnos, yo si dejaría que este macho me secuestre. – Interrumpe Sofia, dirigiéndose a Esteban haciendo que se ponga rojo.

- De todas formas, el huésped es libre de recorrer las instalaciones a su gusto. – Añade Derek, haciendo que a Sofia le brillen los ojos. Derek es un tipo alto, apuesto, cabello castaño y con marcados rasgos alemanes, igual que Gisel.

 

Después de cinco minutos, ya estábamos subiendo loma, y en un punto desaparecieron los árboles para abrir paso a dos filas de casas de madera adornadas por la naturaleza, los hombres fueron ubicados a la izquierda, y las mujeres a la derecha.

 

- Y yo que pensaba que no había gente más conservadora que tú. – Se ríe Sofia, mientras vemos a los chicos adentrarse en su lado. Todos estos días he desarrollado más química con Alex, y puedo decir a la perfección que él no está bien.

- ¡Vamos a caminar Anais! – Invita Catalina interrumpiendo mis pensamientos, espantándome desde atrás haciéndome tambalear un poco.

 

A penas son las cinco y treinta de la mañana, y una caminata a estas horas no suena mal, pero luego veo que la luz del cielo no toca el espeso bosque y dudo, pero es imposible decirle que no a Catalina con ese entusiasmo de niña dulce que tiene.

 

- La guía Gisel es muy bonita ¿cierto?

- Em ¿Por qué preguntas? – Tiemblo sin razón.

- Porque chicas como ella me recuerdan que – hace una leve pausa y retoma con voz quebrada – yo no soy nada.

- Bueno, hay un filósofo que dice: nadie es nada, todo está en cómo te veas tu misma.

- ¿Eres filosofa? Te lo acabas de inventar, no soy tan gilipollas.

- Me pillaste. A lo que me refiero, es que si te comparas vas a encontrar hasta errores que no tienes, porque tú no eres ella, tu eres perfecta siendo tú y ella es perfecta siendo ella, y si solo ves la perfección de los demás nunca encontraras la tuya.

- ¡Wao! Tu sí que eres comprensiva.

- Si supieras – Suspiro, recordando como la llame en una ocasión “prostituta”. En ese momento, dejo de sentir el suelo, literalmente. Nos cubrió una niebla que limito nuestra visión. ¡Gerónimo! Se burlaron los árboles, esparciendo nuestro grito de auxilio. No terminamos de caer muy bien a la grieta cuando vimos como dos luces saltaban a nuestro “rescate”. El resto, es una pesadilla.

 

Oscuridad, oscuridad a la derecha, oscuridad a la izquierda, oscuridad en el área.

 

Cadenas, cadenas arriba, cadenas abajo, cadenas que generan angustia.

 

Susurros, susurros asustados, susurros violentos, asesinos.

 

Lo siguiente que veo es a Gisel sonriente, explicándoles lo que había pasado a los demás que están llorando. Alex no está entre ellos. “La encontramos perdida en el bosque y se desmayó por la deshidratación” dice Derek. No hace falta explicar para saber que eso no es verdad. Esteban y Sofia asienten con la cabeza, y quiero hablar y decir que no es verdad, pero mi cuerpo esta anestesiado, lo único que se hacer en estos momentos es quedarme dormida sin razón, ¿En qué pesadilla estoy? No recuerdo haber caminado sola por el bosque, ni ser rescatada por Gisel o Derek. Aparte, de la caída no debió de dejarme tal parálisis. En resumen: esto es absurdo.

 

Me despierto gritando durante la noche, espantando a Alex que esta acostado al lado mío en la camilla. Al verme despierta se dibuja una sonrisa en su rostro y con los ojos llenos de lágrimas ¡Me besa!




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