La salvación de Alexei [serie Ice Daggers 3]

Capítulo 11

 

Entre depredadores

 

 

 

Ashley se sentía perdida, sin rumbo, no tenía casa, ni familia ni la estabilidad que tanto necesitaba.

El único ser conocido al que intentaba aferrarse con todas sus fuerzas era el hombre de cabello blanco ceniza y ojos azules.

El otro, de cabello oscuro y ojos aguamarina, le causaba un profundo miedo y unas ganas de poder sacar sus garras para arañarlo.

Hacía poco tiempo que el puma que vivía en su interior había despertado en su mente, ella sólo lo había sacado para transformarse a voluntad en la ceremonia del clan, pero la presencia en su mente seguía inactiva, hasta pocas horas antes de irse al aeropuerto de Woodstone City.

De alguna forma, la presencia firme de su puma le inspiraba fuerza.

El vuelo le pareció como una transición, un espacio en donde ella quería dejar los problemas que tenía en tierra firme, en el cielo no habían humanos que aprisionaban inocentes para experimentar con ellos, no había miedo ni confusión, sólo la calmada presencia de Alexei durmiendo a su lado mientras el cielo nocturno brillaba por la luz de la luna reflejada en los cúmulos de nubes.

Aterrizaron en la pista de Fairbanks por la mañana, el día estaba soleado y hacía un frío terrible, Ashley casi temblaba por debajo de su ropa de invierno.

— ¿Esto es necesario? —le preguntó en el interior del aeropuerto.

—Completamente.

Alexei creía que Paul Schubertz podía ayudarla con lo que tenía, eso que afectaba su cerebro, aquello que el otro leopardo que los acompañaba llamaba degradación cerebral.

Reconocía el nombre de su captor, en sus sueños veía sus ojos carentes de emoción y su voz de científico, veía sus análisis sobre ella, la forma en como anotaba cada cosa que ella hacía bajo los efectos de su droga.

A veces los recuerdos sucedían en su mente de forma esporádica en el día, pero eran más vividos de noche, a forma de pesadilla. Desde que Alexei la llevó a su cabaña se habían intensificado, precisamente en el avión había sufrido una de ellas, pero siempre terminaba de la misma forma.

Con el suave sonido de su voz despertándole, diciendo que todo estaría bien.

Al salir del aeropuerto tomaron un taxi que los dirigió hacia el punto de encuentro, cuando se bajaron, todo era blanco, la nieve quemaba sus ojos, aquel blanco lacerante se hallaba por doquier, no había ningún pedazo de tierra que no estuviese cubierta por ese manto espeso y frío.

Le costó llegar hasta donde los esperaban los tigres, atravesaron un bosque de altos pinos cargados con más nieve, ella se mantuvo cerca de Alexei.

El leopardo caminaba como si hubiese nacido en la nieve, con una agilidad y destreza propia del animal que era su segunda mitad, se movía con la seguridad de ser un depredador, mientras que a ella le costaba demasiado levantar un pie por delante del otro, sólo para volverse a atascar, temiendo que en el silencio del bosque surgiera un peligro mayor.

Había decidido ignorar al otro leopardo que se movía de igual manera que Alexei, pero con la única diferencia de que su mirada era distante y su paso preciso y calculado, le había sido imposible pasarlo por alto. Su semblante serio y sus ojos aguamarina distaban mucho de ser igual al hombre que recordaba, el ayudante de su captor. Al que irían a ver.

Del bosque identificó siluetas moviéndose, Ashley se detuvo, un instante, pero Alexei le obligó a seguir avanzando con los tigres hacia un pequeño claro.

—Buenos días.

Una voz profunda le hizo encogerse, quiso ocultarse detrás de Alexei, pero él se movió de forma que quedó a su lado. Frente a ella estaba de pie un hombre alto, moreno, de largo cabello negro y ojos marrones, a su lado y tomada de su mano estaba una mujer, algo más pequeña, cuya sonrisa era un eco del brillo en sus ojos verdes.

—Buenos días. —Alexei estrechó la mano del hombre—. Mi nombre es Alexei Kutnetzovich, ella es Ashley y él es Michael Douglass.

— ¿Ustedes vienen del clan Ice Daggers?

El tigre los miró con atención.

—Así es —respondió Michael— ¿Ustedes son la pareja alfa del clan Dark Fire?

—Soy Gabriel Reese y ella es mi compañera Sally.

La mujer sonrió mientras se inclinaba contra el hombre quien aferraba su mano. Tal acto le pareció tan interesante como extraño, aún le costaba comprender el comportamiento de una pareja de cambiantes.

—Encantada de conocerlos —dijo la mujer con una alegre sonrisa.

Michael y Alexei asintieron, Ashley se mantuvo al margen.

—Vengan, se quedarán en nuestro territorio.

—No creo que sea necesario —afirmó Michael.

—Somos un clan abierto a apoyar a los que vienen por nuestra ayuda, exigimos que acepten nuestra hospitalidad.

—De acuerdo —contestó Alexei—. Lo que menos queremos es ofenderlos, la razón de nuestra prudencia está en que estamos acostumbrados a los cambiantes territoriales.

Sus palabras atrajeron su curiosidad, había cosas que desconocía, de él, de su clan, de la vida que tenía antes de rescatarla de su encierro.




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