La salvación de Alexei [serie Ice Daggers 3]

Capítulo 28

 

Al fin

 

Era una tibia noche sin luna en el claro, una gran fogata brillaba en el centro, iluminando los rostros de los allí reunidos a su alrededor. Las estrellas eran puntos brillantes que refulgían con intensidad, como si aceptaran el importante evento que allí ocurriría.

Aria se levantó, todo su clan la miraba expectante, demostrando el orgullo que sentían de seguir un nuevo día más a aquella mujer que podía darlo todo por ellos sin dudar.

—Estamos aquí reunidos para celebrar un nuevo emparejamiento en el clan — sostenía en su mano un corazón tallado en madera—. La madera es lo que nos representa, nuestro sustento, su fuerza y resistencia es igual a la nuestra, sólo el fuego es capaz de destruirla.

Elevó la figura encima del fuego y dejó que la punta se quemase, luego rodeó la fogata y se dirigió hacia la pareja.

—Reciban esto como muestra de mi aprobación. —Le entregó el corazón de madera, depositó un beso en la frente de ambos— ¡Bienvenidos al clan!

Ni bien terminó de decirlo, los demás estallaron en aplausos, gritos y alabanzas para la feliz pareja.

—No sabes lo mucho que me alegra esto —Alexei abrazó con fuerza a su amigo—. De verdad, me alegra que hayas atrapado a esa gata.

— ¿A quién le llamas gata? — replicó una voz detrás.

—Lo siento, preciosa —la abrazó—. Cuida bien de Hunter.

—Lo haré.

Después de dejar a Hunter y Tarah solos, Alexei se dirigió hasta donde estaba Ashley, puesto que la mayor parte de los platillos que había preparado para la ocasión estaban siendo asaltados por los demás, él procuró abastecerse de los sándwiches de carne, jamón y queso de Isabelle, antes de sentarse a su lado.

Ella miraba con alegría a los celebrados, a todos los que bailaban, comían, bebían y reían a su alrededor, con cierta nostalgia.

— ¿En qué piensas?

—En lo diferente que habría sido todo si me hubiese quedado en mi clan ¿Habrían celebraciones de este tipo?

—Tal vez... ¿Alguna vez querrías volver?

Dudó un momento, pero negó con la cabeza.

—No, y aunque lo quisiera sería imposible hallarlos, tal vez se desintegraron.

—Sólo es un tal vez.

Ella sonrió, iluminando su corazón al instante.

—No quiero que vuelvas a meterte en búsquedas desesperadas otra vez.

Alexei pasó un brazo por encima de sus hombros y la atrajo hacia sí.

—Descuida, no lo haré si tú no me lo pides.

Vio cómo Hunter y Tarah bailaban cerca del fuego, habían pasado cuatro meses desde que la chica guepardo llegó al territorio. Tarah tenía un pasado complicado, lleno de problemas con la ley, y con los pumas White Claw, Hunter fue su guardián, y se enamoraron en una semana. Gracias a la captura de Tarah por parte de Curtis Lane, Alexei encontró a Ashley, y no paraba de agradecerle por haberlo llevado a rescatarla.

Los últimos tres meses después del ataque de los lobos sucedieron en paz, Aria supo de parte de Derek Miller, que los lobos no estaban enfermos y que pretendían desertar del clan y formar uno nuevo en otra parte, habían tomado la mala decisión de confundir el aroma de Ashley con el de una loba y habían pagado caro por ello. Nadie de los Moon Fighters intentó reclamar los cuerpos de sus compañeros, ni protestaron por las acciones en la pelea.

Todo quedó y siguió con normalidad, los Ice Daggers seguían siendo aliados de los White Claws, y permanecían recelosos por los lobos.

Alexei suspiró al ver a la pareja, y no pudo evitar sentir cierto anhelo por lo que ellos tenían, una unión completa, un emparejamiento. De ahora en adelante Hunter y Tarah estarían unidos por una conexión tan fuerte y poderosa que nada ni nadie podría separarlos.

Era muy diferente a lo que él tenía con Ashley.

Pero no debía pensar en eso, se dijo mientras la arrimaba más al calor de su cuerpo, pronto sellaría su vínculo, pronto se emparejarían, sólo debía esperar a que Ashley estuviese lista. Por ella esperaría todo el tiempo del mundo, pero la bestia recelosa era la que instigaba su ansiedad, y sabía que el vínculo que protegía con ferocidad podía romperse.

Las garras pincharon su piel ante la idea de que otro pudiese llevársela de su lado...

"No" se dijo "Ella está aquí conmigo, y así se quedará" aunque la incertidumbre de sus sentimientos hacia él lo carcomiera por dentro.

— ¿Qué sucede Alexei? —ella preguntó—. Puedo sentir tu angustia.

—No es nada, linda, y no es angustia es... Anhelo.

Ashley alzó su mirada, el brillo de sus ojos conectó con los suyos, nunca se cansaba de verlos.

Por un momento, creyó que iba a decir algo, pero simplemente acarició con su mano en su mejilla y luego reposó su cara en su pecho. Alexei dejó la bandeja a un lado y la rodeó con ambos brazos. Por un largo tiempo estuvieron así, juntos y en silencio, observando lo que sucedía a su alrededor, las voces alegres de sus compañeros alegraban la noche.




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