La Sangre del Cuervo

Parte III: Arte

-tsu...

Después de unos minutos Azumi abrió sus ojos lentamente, miro un árbol detrás de ella que la cubría del sol y cuando intento levantarse noto que estaba atada de pies y manos;

-acaso no te cansas -murmuro Yatagarasu con una voz quebrada.

Azumi se dio cuenta de que Yatagarasu estaba sobre una de las ramas del árbol y cuando dirigió su mirada hacia sus ojos noto que habían vuelto a cambiar, uno volvió a ser azul y el otro verde; solo bajo su mirada para ver a los alrededores y noto que ese era el único árbol que se miraba a kilómetros.

Yatagarasu y el cuervo se quedaron callados y bajaron de aquel árbol, Azumi algo incómoda saco una pequeña navaja con su boca, la navaja estaba escondida entre su ropa y corto la cuerda que la ataba; cuando Yatagarasu vio eso tomo la navaja y la lanzo hasta la rama más alta del árbol esperando a que Azumi fuera por ella y justamente eso hizo, cuando ella empezó a subir al árbol Yatagarasu aprovecho ese momento para marcharse caminando.

Cuando Yatagarasu ya estaba lejos de ese árbol empezó a sentir una pequeña sensación dentro de sus huesos, volteo a ver, pero no había nada ahí, así que siguió en su camino mientras le daba de comer a su cuervo; la sensación rara seguía caminando por los huesos de Yatagarasu y eso empezó a molestarlo cada vez más, este dirigía su mirada levemente hacia los lados para asegurarse de que no hubiera nada a sus lados, este no entendía por qué tenía esa sensación, era como si sus huesos se congelaran y después empezaran a prender en fuego.

Los pasos en la tierra que daba Yatagarasu empezaban a incomodarlo, ya que todo estaba callado y lo único que escuchaba eran sus pasos, cuando este volteo a ver sintió la punta de la navaja de Azumi en su frente y cuando este se dio la vuelta vio a Azumi detrás de él y con su navaja en la mano.

-para ser inteligente con nudos eres tonto con los sonidos -dijo Azumi con una voz hostil y añadió -yo buscaba a alguien, pero estoy segura de que eres tu. 

-de haberme querido buscar a mí no deberías saber mi nombre -murmuro Yatagarasu y añadió -cuando dije mi nombre te molestaste, pero no porque lo dijera con tono de burla, te enojaste porque ese no era el nombre que querías.

Después de gastar aliento Yatagarasu se dio la vuelta y siguió caminando, pero antes tomo la navaja y la lanzo con todas sus fuerzas hasta que esta impacto con el tronco del árbol, cuando el árbol retumbo por el impacto de la navaja empezaron a salir volando cuervos y cuando Azumi se dio cuenta todo el árbol estaba muerto y lo que lo cubría era las alas de los cuervos.

Azumi volvió a seguir a Yatagarasu en su camino, pero por el silencio empezó a tararear, su tarareo era dulce, pero al mismo tiempo gélida, en ese momento el cuervo le siguió en su tarareo con varios graznidos; después de varias horas caminando y escuchando a esos dos Yatagarasu se empezó a irritar poco a poco, pero trataba de seguir caminando y mantenerse cuerdo, ya era medio día y Azumi junto con el cuervo seguían tarareando y la paciencia de Yatagarasu estaba en su límite, para callar al cuervo este puso una mano agarrando la parte de arriba del pico del cuervo y con la otra mano agarro la parte de abajo, cuando posiciono ambas manos en medio del pico del cuervo empezó a abrirlo hasta que sangrara, este no se detuvo hasta romperle el pico.

oye... -murmuro Azumi.

Cuando Yatagarasu escucho la voz de Azumi cambio su mirada de una tranquila e inexpresiva a una llena de furia e irritada.

- carajo puedes callarte un maldito segundo, ya estoy harto de su ruido y de que me estés siguiendo sin razón alguna, puedo soportar lo que sea, pero tú me repugnas y me has llevado a mi límite de paciencia, eres tan infantil e idiota, si estuviera a punto de morir preferiría morir antes de seguir escuchando tu voz con ese tono dulce que me da asco y seguir viendo tu cara repugnante con esos ojos rojos y cabello castaño con ese mechón blanco de mierda -grito Yatagarasu a todo pulmón con una voz hostil y añadió -podría jurar que no tienes amigos ni familia y si existió una persona a la cual le tenías aprecio, esta ya se habrá suicidado por tu estúpida y maldita presencia en su vida.

Azumi sorprendida por el cambio de callado y misterioso a impulsivo y molesto, esta solo soltó una carcajada algo dulce pero también algo hostil, mientras que el cuervo de Yatagarasu voló del hombro de Yatagarasu al hombro de Azumi.

-Yami... -murmuro Yatagarasu. 

El cuervo solo soltó un graznido y le dio la espalda, cuando Yatagarasu observo lo que el cuervo hizo solo se quitó la bandolera y la lanzo al suelo mientras que su mirada y rostro regresaban a ser inexpresivas, este soltó un suspiro y se dio la vuelta para seguir en su camino, de la bandolera salió un cuaderno semi quemado, un frasco con una sustancia rara, una cuerda roja y varias plumas de cuervo y se dio la vuelta, sin decir ni una palabra al respecto, este ni hizo ningún gesto de tristeza o enojo y empezó a alejarse de la vista de Azumi.

Azumi se agachó a tomar el cuaderno, pero cuando lo abrió noto que había varios dibujos de paisajes y de la luna, en la mayoría de ellos siempre se repetía un patrón, un nombre y una figura rara, Azumi sin comprender muy bien cambia su mirada a una preocupada y esta guardo todo dentro de la bandolera, guardo todo solo para seguir a Yatagarasu, pero este ya estaba algo alejado, en ese momento el sol se cubrió y empezó a parecer neblina haciendo que poco a poco se desvanezca Yatagarasu a la vista Azumi, esta corrió a alcanzarlo, pero la neblina se hacía cada vez más espesa, todo empezaba a formar algo...

 



#2073 en Thriller
#1101 en Misterio
#10820 en Novela romántica

En el texto hay: cuervos, muerte, amor forzado

Editado: 20.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.