Capítulo 23
—¿Qu-é-é-é? —preguntó anonadado el jefe autoritario Stepán Nogard—. ¡¿Qué niño?!
—¡Stepán, estoy embarazada de ti y pronto tendremos un hijo! —soltó Fenteklita—. Y si no me crees, podemos hacer una prueba de artefacto... en el hospital. Un test de embarazo, vaya. ¡Confirmará sin duda que es tu hijo o hija! ¡Estoy segura, porque no te he traicionado! —exclamó Fenteklita con gran patetismo—. ¡¿Cómo pudiste siquiera pensar eso?!
Bueno, ya entienden, cuando los dragones están en su forma humana entre la gente y, además, se camuflan y ocultan que son dragones, pues hablan de todo como los humanos. Fenteklita quería decir que estaba segura de la paternidad de nuestro Serpántio y de que un artefacto mágico especial demostraría que el niño era realmente suyo.
Aquí Serpántio, es decir, nuestro jefe Stepán Nogard, se calló, pensativo, porque se hizo una pausa en su despacho. Y al otro lado de la puerta se quedó callada, impactada por esa información tan desagradable para ella, nuestra Angélica. Las lágrimas ya corrían a mares por sus mejillas, porque comprendió que entre ella y el jefe no podía haber nada de nada, ya que él pronto se convertiría en padre, seguramente se casaría con esa prometida suya y tendrían una familia, y ella, Angélica, viviría con el corazón roto el resto de su desgraciada vida. ¿Cómo? ¿Por qué?
Y déjenme decirles que esta era la primera vez que la chica de repente se daba cuenta claramente de que ¡se había enamorado! Seguramente hacía poco, cuando ese pivonazo de dragón nadaba en el lago, y ella, al final, resultó que sí que le había estado mirando el torso musculoso, y el pecho definido, y los músculos que se movían bajo la piel, y las gotitas de agua que le quedaron en la espalda cuando salió del agua. ¡Y el bañador, por supuesto, también lo miró! ¡La mirada se le iba directa allí, por mucho que intentara contenerla! ¡Y es que ese bañador era muy moderno, muy elegante y lleno de... ejem... sustancia!
Y más tarde... Ay... Sí, sí, ¡no se equivocan! La chica pensaba en su jefe, pensaba mucho, pero no quería que él viera a la verdadera ella, porque, impresionado por su belleza, querría arrastrarla a la cama, y ella quería que él viera precisamente en ella, la insignificante y fea, su belleza, su amor por él... Y ahora todo eso resultaba innecesario, en vano...
—No te creo, Fenteklita —dijo el jefe autoritario—. Pero para asegurarme de tu mentira de una vez por todas, fijaré para mañana... ejem... ¡una cita con el artef... con el médico! Que haga de verdad... ejem... el test. ¡Así que habrá comprobación! Llamaré a mi propio mago... e-e-e... es decir, a mi médico de familia, en quien confío. Y por ahora, sal de mi despacho.
—Serp... Stepán, apenas te he encontrado, he estado mucho tiempo vol... viajando por el reino, buscándote, hasta que me chivaron dónde estabas. ¡Estoy destrozada, triste, embarazada (te recuerdo que ¡de ti!), ¿¡y tú me echas así?! ¿Quizás al menos podríamos ir a algún sitio hoy? ¿Simplemente hablar, quizás intentar arreglar las cosas? Al fin y al cabo, cuando te convenzas de que este niño es realmente tuyo, ¿tendremos que retomar nuestra relación de alguna manera? ¿No querrás que el niño crezca sin padre?
—Fenteklita, estoy buscando a mi verda..., es decir, ¡estoy buscándome esposa ahora! Y...
—Sí, ya sé que tú y tus hermanos estáis buscando pareja —le interrumpió la mujer—. Hablé con tu hermano. ¡Me echó de allí! —aquí se notó irritación en la voz de la mujer—. ¡Ni siquiera quiere acordarse de nuestro... ejem... masaje! Por eso he venido a ti. Stepán, ¡estoy segura de que tu verda... tu futura esposa soy yo!
—¡No digas chorradas! Cuando encuentre a mi verda... futura esposa, la de verdad, la que me quiera y a la que yo lleve al altar, entonces en mi mano, justo aquí, debería aparecer... ¡¡¡¡OH, HUEVOS DE DRAGÓN!!!! ¡¿¡¿Y esto qué es?!!?