Capítulo 25

Capítulo 25

¡Ay, el dragón multimillonario se quedó tan flipando con la noticia del supuesto churumbel que Fenteklita le endilgaba, y encima con el "tatuaje" que le salió en la mano, ¡que al principio ni sintió el sabor del café! ¡Porque ustedes, mis sagaces lectores, entendieron de inmediato que lo que había aparecido en la mano del dragón era la marca de la pareja verdadera! Y justo entonces, ¡fíjense!, cuando a Angélica le entraron esos celos locos por aquella víbora de Fenteklita, ¡la ex amante de nuestro Serpántio!

¡Así que, fijo que Angélica se ha enamorado locamente de él! ¡Y él la ama a ella, ¡maldita sea! ¡Todas las señales en el dragón y Angélica coincidieron, ¡y la marca apareció!

¡Pero es que tenía que pasar que, justo en ese momento tan importante, crucial incluso, tanto en nuestra historia como en la vida del dragón multimillonario, apareciera esa dragona libertina-"masajista"! ¡Y toma ya! ¡Ahora el jefe autoritario Stepan Nogard piensa que ella es su pareja verdadera! Porque cuando vio la marca, primero, se alegró un montón, y de inmediato entendió que podía usarlo a su favor. Y segundo, ¡salió pitando del despacho! ¿Se dieron cuenta? ¡Es que el dragón estaba tan descolocado que se olvidó de pedirle que ella también le mostrara la misma marca! Porque esos "tatuajes" aparecen en ambos enamorados.

¡Ooooh! ¡Ni lo duden! Fenteklita lo vio todo al detalle: los pétalos rojos, el centrito negro de la flor mágica de dragón, y todos los entrelazados alrededor de la marca, ¿y saben adónde corrió de inmediato? ¡Sí, acertaron! A un salón de tatuajes. ¡A hacerse uno igualito! Y bueno, si sale un poquito diferente, siempre puede echarle la culpa a las imperfecciones del dibujo mágico en la piel masculina y femenina. ¡Pero si es una embustera de siete suelas, que se saldrá de cualquier situación, ¡se irá de rositas!

"¿Y Angélica? -preguntarán ustedes-. ¿A Angélica también le apareció la marca?"

Pues aquí estoy segura de que sí. Pero ella, nuestra monada, oculta su apariencia, anda con vestidos de manga larga. Me parece que no verá esa marca pronto.

Y cuando la vea, ya será un giro totalmente diferente en nuestra historia, otro vuelco en la trama, ¡y para eso falta uuuun montón! ¡Primero hay que arreglar las cuentas con Fenteklita!

Total, que el dragón sorbió ese café, tragó, sorbió otra vez, y de repente ¡lo escupió todo sobre la mesa con papeles importantes! ¡Incluso le salpicó en la capelina a Angélica, que estaba al lado! Es verdad que la capelina era negra, así que ni se notó.

—¡¿Pero qué es esto?! —empezó a escupir el dragón, cabreado con el mundo entero, porque el café era como salmuera, ¡saladísimo!—. ¿Qué clase de café es este? ¿Qué le echaron? ¡Está salado como el agua del mar!

—¡Ay! —Angélica se llevó las manos a la cabeza—, ¡usted dijo que también le gustaba con sal, así que yo lo hice! ¡Ahora mismo lo limpio todo!

La chica corrió a la recepción a buscar servilletas y trapos, mientras el jefe autoritario se quedó pensativo, sin dejar de escupir, ¿qué hacer ahora? Volvió Angélica, empezó a limpiar la mesa, y el dragón se recostó en el respaldo de la silla y la miraba fijamente, sin irse, ¡el muy sinvergüenza! No se olvidaba, por cierto, de admirar su hombro y su cuello, y también de echar vistazos a la abertura del vestido, por donde a veces asomaba el liguero, que le provocaba un deseo irrefrenable de agarrar a Angélica en brazos ahora mismo y besarla, y luego arrancarle ese liguero de la pierna atractiva y...

Bueno, no nos metamos más en los pensamientos del dragón. Porque la telepatía, déjenme decirles, ¡es algo terrible! ¡Imaginen que su marido o esposa tiene telepatía! ¿Se lo imaginan? ¿Seguro? Pueden ir haciendo las maletas e irse de casa. Su media naranja pedirá el divorcio ella solita. Mañana mismo por la mañana, en cuanto abran el registro civil.

¡Dios mío, es que a veces pensamos unas tonterías o mentalmente ponemos a caldo a nuestra querida (¡de verdad querida!) persona, que es una pesadilla!