La Secretaria Del Dragón Multimillonario

Capítulo 41

Capítulo 41

Recordemos que nuestro dragón Serpántio estaba disfrazado de Matviy. Pues bien, Olenka se dio vuelta y sus ojos se abrieron como platos de la sorpresa, ¡y Matviy casi se cae en el umbral!

¡Vio a la Olenka de verdad! La chica era increíblemente hermosa: largo cabello rubio, recogido en un peinado espectacular en la cabeza, vestido ajustado que llegaba un poco más arriba de la rodilla (de color celeste, que hacía resaltar sus ojos color cielo otoñal), tacones altos que hacían que sus piernas parecieran coronadas… ¡todo era perfecto!

La chica se levantó de inmediato, y el dragón no podía apartar la vista de su figura perfecta: pechos sugerentes, curvas que alegraban la vista, piernas larguísimas y tacones altos que la hacían parecer una modelo de revista…

Si Stepán, claro, se hubiera encontrado con Olenka en otro lugar y no supiera que era ella, quizás ni la habría reconocido. Aunque, para qué adivinar, el corazón enamorado le habría susurrado al hombre que esa era ella.

Les diré de una vez, mis queridos lectores, que el rostro de la chica era igualito al de Angélica en el mundo de los dragones, pero ahora le parecía a Serpántio tan hermoso que no podía apartar los ojos. Seguramente, porque estaba locamente enamorado.

Dicen que la belleza está en los ojos de quien mira. Y ve. Y nuestro dragón, por fin, vio la verdadera belleza de Angélica. Y tal vez no solo porque ella se había convertido en su pareja verdadera (aunque eso también tuvo su rol), sino simplemente porque la amaba. ¡Y la persona amada siempre es la más atractiva del mundo!

—¿Eres tú, Matviy? —preguntó Olenka sorprendida—. ¿Cómo llegaste aquí? ¡Si estás en el reino de Kreptzia!

—Sí —dijo Matviy, recomponiéndose y entrando en la habitación. Colocó la pizza sobre la mesa, sin apartar los ojos de la chica—. Nuestra compañía trabaja en varios mundos, y justo me mandaron aquí para una especie de pasantía —inventó sobre la marcha.

—¡Vaya coincidencia! Muy, muy interesante —continuó Olenka, observándolo con recelo—. ¿Y justo a nuestra teleestudio te mandaron a entregar pizza?

—Ya sabes, Olenka, creo que es el destino —respondió Matviy, acercándose un poco más—. Me sorprende haber traído la pizza justo a tu camerino. Pero seguro que tienes hambre, ¿como siempre?

Matviy seguía hablando, aunque no escuchaba ni una palabra de lo que decía. No podía despegar los ojos de Olenka. Y ella lo miraba con avidez, como si lo viera por primera vez. Sintió que algo la atraía hacia Matviy.

—Eres tan hermosa, Olenka, tan preciosa —dijo Matviy, acercándose y tomando su mano—. Tenías razón al decir que las ucranianas son las mejores del mundo. Por más que he estado en otros países, nunca he visto algo así. Yo… yo no dejé de pensar en ti —Matviy levantó la mano de Olenka hasta sus labios y la besó—. Escuché que te vas a casar…

Hipnotizada por la mirada del hombre, Olenka de repente volvió a la realidad y apartó los ojos.

—Sí, es verdad —suspiró—. La boda es hoy a las catorce horas.

Con delicadeza, retiró su mano de la de Matviy y se acercó a la mesa donde estaba la pizza. Abrió la caja superior y comenzó a servirse un trozo. Se sentó en su silla y empezó a comer. Matviy, como siempre, se acomodó a su lado y la observó mientras comía. Estaban en silencio. El primero en romperlo fue él:

—¿Por qué siento tristeza en tu voz? ¡La boda, el matrimonio, es algo hermoso! ¿Estás enamorada de este hombre, por eso se casan? —preguntó el dragón, con voz forzada.

—Ay, Matviy, si supieras lo confundida que estoy —miró de nuevo al mensajero—. ¿Preguntas si estoy enamorada? Sí, estoy muy enamorada.

A Matviy le dio un golpe directo en el corazón. ¿Acaso Olenka estaba enamorada de Panzón? ¿Y él no llegó a tiempo?

—De verdad estoy enamorada —continuó la chica—, pero no de Vasyl Panzón, con quien me voy a casar mañana, no de ese hombre, sino de otra persona.

—¿Y quién es ese afortunado? —preguntó Matviy, frunciendo los labios, completamente confundido. ¿De verdad Olenka estaba enamorada de su jefe principal?—. Antes decías que Pedro Tomate…

—Ah, sí —dijo Olenka insegura—. Estaba enamorada de Pedro Tomate, hasta que eligió a su secretaria Ratsulya. Entendí que les iba bien juntos y que yo no sería la tercera de más, primero, y segundo, me di cuenta de que en realidad amaba a otra persona y me había equivocado con Pedro —Olenka desvió la mirada, un pequeño engaño; en realidad no estaba enamorada de Pedro Tomate. Solo nosotros, queridos lectores, lo sabemos.

—¿Y quién es esa persona? —preguntó Matviy con el corazón latiendo a mil por hora.

—Eso ya no importa —dijo Olenka—. Igual me voy a casar con Vasyl Panzón. Me ha pedido la mano durante varios años, y hace dos días acepté —suspiró nuevamente, muy triste.

—¿Y por qué estás aquí ahora, y no trabajando como secretaria en Kreptzia? Tenías un buen sueldo, el jefe te trataba bien, todo estaba bien… —preguntó Matviy.

—Sabes, Matviy, pasó que el hombre que amo tiene otra mujer. Pero eso no es lo más importante. ¡Resultó ser muy autoritario e insoportable! —Olenka extendió la mano hacia Matviy y mostró la señal de pareja verdadera.

A Matviy le temblaron las manos, deseando tocar esa señal, ¡y aún más, abrazar a Olenka y no soltarla nunca! Pero se contuvo, queriendo averiguar por qué Olenka-Angélica estaba molesta con él:




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