La secta del cambio de género

Capítulo 11

Rouge

Veo como se llevan en un vehículo a Gini, directo al psiquiátrico, y luego giro mi vista en dirección a la mujer alta y rubia. Las sombras que siempre me persiguen vuelan alrededor de ella, es una advertencia para que me aleje, pero no lo hago. Debo estar loco para creer que esas cosas me defienden, como si una amenaza estuviera muy próxima hacia mí.

Las pesadillas no te protegen, solo te atormentan.

—¿Y usted es…

—Selenia. —Ofrece su mano para que la bese—. Un gusto.

No acepto su gesto, así que tiene que bajar su brazo.

—¿Cómo se llama el psiquiátrico? —consulto.

—¿Por qué quieres saber? —dice molesta, quedo irritada porque no besé su mano al parecer—. No eres un caballero, no mereces visitarla, ni te has presentado, me dejaste en ascuas. —Dramatiza, fingiendo estar en desacuerdo, luego ríe—. De acuerdo, te diré la dirección, pero pórtate bien.

Me da un papel, entonces se retira, moviendo sus caderas de una manera seductora, a propósito, pero ni me gasto en prestarle atención.

Me voy a mi coche, así que conduzco hasta el psiquiátrico.

Al llegar me siento confuso, nunca pensé que este lugar se vería tan tenebroso, hasta ya empezó a llover. Parece película de terror, el guardia podría hacerse pasar por el monstruo de Frankenstein. Incluso en personalidad, porque no me deja pasar.

Si mi psiquiatra algún día me manda a internar, le pediré que no sea un lugar como este. Además siento que todo ha sido muy apresurado, enviar a encerrar a Gini por una confusión, me parece muy extremo.

Doy la vuelta con mi auto, entonces lo estaciono detrás del edificio, bajo del vehículo y me acerco a una puerta, pongo mi mano en la manija.

¿Qué me encuentro haciendo? No me van a dejar pasar. Debo estar loco, pensando que puedo abrir con la ayuda de la oscuridad. Sin embargo esas sombras entran por la cerradura, se escucha un “clic” y la puerta se abre.

Mierda, estoy delirando.

            Seguro estaba abierta, aunque hice fuerza antes de que eso pasara, quizás solo la aflojé. Sí, eso debe ser.

            Avanzo buscando a Gini, llego a la recepción, hay un guardia de espaldas, por lo tanto no me ve, además la secretaria no está para avisarle. Me apresuro, giro la computadora para ver la pantalla, entonces busco la habitación ¿De verdad estoy haciendo esto? No me reconozco, pero debo admitir que me siento un experto violando la seguridad.

            Ginji

            Una alarma suena y me levanto del suelo en donde estaba sentado, la puerta se abre, entonces me sonrojo al ver a Rouge.

            ¡¿Cómo es posible?!

            —¡Vámonos! —Toma mi mano y me hace correr.

            —¡¿Qué estás haciendo?! —grito nervioso.

            —Te ayudo a huir, ¿no se nota?

            —Sí, pero…

            Me siento en una película.

            Los guardias vienen, así que corremos hacia una escalera, él patea la puerta que parecía muy sellada, sin embargo la abrió como si nada y llegamos hasta la terraza. Ponemos unas cajas para que no nos atrapen, entonces paramos un momento para respirar.

            —No entiendo nada —digo confundido.

            —Yo menos —él expresa observando a todos lados.

            —¿Qué ocurre? ¿Por qué viniste?

            Se forma un silencio indescriptible, Rouge se gira a mirarme y se queda un rato largo observándome fijamente. Camina hasta mí con prepotencia, entonces yo retrocedo tan solo un paso, confundido.

            —No sé qué ocurre —responde a la vez que toma mi rostro—. Pero eres Ginji.

            Mis ojos se abren en grande y sonrío.

            —¡Sí, soy yo!

            No logro decir más nada porque él sin previo aviso termina por besarme. No consigo reaccionar, ha unido sus labios de repente con los míos. Quedo en shock. Mis mejillas arden y estoy muy confundido al respecto.

            Solo me han besado actuando, eso es todo, esto es lo más real que está ocurriendo ahora mismo.

            —Espera, Rou… —No termino de decir su nombre que me besa otra vez.

            Su tacto es muy cálido y suave.

            —¡Eres tú! —Me abraza, así que me quedo quieto—. Estaba tan preocupado, pero eres tú. —Su voz se quiebra—. Lo siento, no debí… —Se aleja, toca su labio y me mira de manera intensa—. Te besaría otra vez —confiesa, retractándose—. No entiendo por qué antes no lo hice.

            —N… no hace falta —digo nervioso e intento cambiar de tema—. ¿Cómo escaparemos? No veo salida.

            —Ya se me ocurrirá algo.



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En el texto hay: boyxboy, lgbt, magia

Editado: 02.03.2022

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